Capítulo 5. El Amanecer de la Última Espera.
El sol estaba saliendo apenas. Aura sintió que el agotamiento la golpeaba, un peso físico sobre sus hombros, pero la adrenalina del dinero y la misión cumplida la mantenían en pie. Había terminado. Se puso su abrigo, sintiendo el vacío bajo la piel donde la humillación aún picaba, y tomó su bolso. Lo había conseguido. Ahora, cada segundo la acercaba a la curación de Lía.Necesitaba despejar su agenda. Se dirigió al hall de "El Oráculo," su teléfono en la mano, y marcó el número de Silvana, su mejor amiga y colega fisioterapeuta.El reloj de su teléfono marcaba las 5:30 AM. Silvana contestó al quinto tono, su voz era un murmullo somnoliento y preocupado.—¿Hola? ¿Quién llama a estas horas?—Silvana, soy yo, Aura. —La voz de Aura era apenas un susurro, cargado de una emoción indescifrable.—¿Aura? Dios mío, ¿qué ocurre? —Silvana despertó de golpe, la alarma en su voz palpable—. ¡Son las cinco de la mañana! ¿Te pasó algo? ¿Le sucedió algo a Lía?—No, no... escucha, necesito un favor, un
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