Capítulo 99. Piel, Agua y Espejo: Un encuentro por partida doble.
La noche en la Torre Aurum se convirtió en un refugio donde el tiempo pareció detenerse. Bajo el arrullo constante de la lluvia, Ramiro y Aura se acomodaron el uno junto al otro. La condición de "nada de esfuerzos" se transformó en una ternura instintiva. Ramiro, buscando el consuelo que solo ella podía darle, pasó su brazo por debajo de la nuca de Aura, mientras ella, con una delicadeza infinita, se acurrucó contra su pecho, cuidando de no rozar el costado herido. Durmieron entrelazados, como si sus cuerpos recordaran una coreografía olvidada, con la respiración de uno compasada con los latidos del otro, formando un solo ser en medio de la penumbra.
Los primeros rayos del sol de la mañana atravesaron los ventanales, filtrándose con una claridad limpia tras la tormenta. Aura abrió los ojos y se quedó un momento inmóvil, sintiendo el calor de Ramiro envolviéndola. Con movimientos de cirujano, se deslizó fuera de las sábanas, centímetro a centímetro, conteniendo el aliento para no despe