Emily, desesperada por reunir el dinero para el tratamiento de cáncer de su madre, se sumerge en una peligrosa doble vida. Durante el día, oculta su identidad tras gruesas gafas en una monótona oficina de archivo, mientras que en las noches, envuelta en lencería y antifaz, se convierte en “Amapola” una cautivadora bailarina en un prestigioso club nocturno. Alexandros Kostas, el CEO más poderoso y frío de Grecia, ve su mundo tambalearse cuando su abuelo fallece, dejando como condición para mantener su fortuna que él debe ir a encargarse de la empresa en Estados unidos y formar una familia en un plazo determinado. Desesperado por preservar su imperio, Alexandros se encuentra en la búsqueda de una esposa por conveniencia. La bailarina con una doble vida y el necesitado CEO se entrelazan en una historia llena de engaños, mentiras y una intensa pasión. Ambos deberán enfrentar sus propias inseguridades y descubrir que, más allá de las máscaras que llevan puestas, hay una oportunidad de encontrar el amor verdadero.
Leer másEn Grecia...
Mis pasos retumban en el suelo pulido de la imponente sala de abogados. La atmósfera está llena de solemnidad, y mi ansiedad va en aumento a medida que me acerco al despacho del abogado. Un imponente retrato de mi abuelo cuelga en la pared, mirándome con ojos severos. Aquí estoy, Alexandros Kostas, un hombre de negocios griego, el heredero de un imperio empresarial que se extiende por dos continentes. Pero hoy, en esta sala, soy solo un nieto que enfrenta la voluntad de su abuelo fallecido.
El abogado, un hombre de mediana edad con lentes de montura dorada y un traje perfectamente planchado, me recibe con un gesto serio.
—Alexandros, te agradezco por venir. Como sabes, tu abuelo ha dejado instrucciones muy específicas en su testamento. Hay condiciones que debes cumplir para heredar su fortuna y tomar el control de la empresa familiar.
Asiento con solemnidad, aunque ya estoy al tanto de las condiciones. Sé que debo mudarme a Chicago, tomar las riendas de la empresa, y lo más complicado de todo, casarme en un plazo de seis meses.
—Las condiciones son claras, Alexandros. Debes encontrar una esposa en el plazo establecido. Si no cumples con esta cláusula, perderás toda la herencia y tu participación en la empresa pasará a tu primo Rubius.
La idea de casarme en un plazo tan corto no me entusiasma. No soy precisamente el tipo de hombre que se compromete fácilmente, y el amor, el verdadero amor, no se encuentra en un período de seis meses.
Pero mi orgullo y la necesidad de mantener el control de la empresa me obligan a aceptar estas condiciones.En un rincón de Chicago...
Desesperación. Eso es lo que siento mientras estoy parada frente a aquel hombre misterioso en un rincón oscuro del club para caballeros. Mi nombre es Emily, o al menos, así me llaman quienes me conocen. El hombre que tengo frente a mí me mira de pies a cabeza, evaluando cada centímetro de mi ser.
—Tienes un gran potencial, preciosa. Puedes hacerte de mucho dinero aquí si estás dispuesta a... satisfacer ciertas necesidades de nuestros clientes.
Miro a mi alrededor, sintiéndome atrapada en un mundo oscuro y decadente. La música estridente y las risas lascivas de los hombres llenan el ambiente. Pero lo que me impulsa a estar aquí es la desesperación. El cáncer de mi madre ha empeorado, y los tratamientos son costosos. El sueldo de mi trabajo diurno ya no es suficiente.
Aprieto los puños, luchando contra las lágrimas que amenazan con aflorar. No puedo permitirme ceder ante la tentación de ganar dinero fácil. Tengo un límite, un principio que no estoy dispuesta a cruzar.
—Solo bailaré. No haré nada más —digo con voz firme, tratando de ignorar el dolor que siento por dentro.
El hombre me mira con una mezcla de molestia y desprecio. Intenta persuadirme, diciendo que podría conseguir mucho más dinero si accediera a los deseos de los clientes, pero mantengo mi postura. Al final, acepta mi decisión con resignación.
Estoy dolida y desesperada. Mi madre necesita atención médica de urgencia, y yo estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario para asegurarme de que reciba la ayuda que merece. Por eso, he tomado esta decisión, incluso si significa entrar en un mundo que nunca imaginé para mí misma.
EmilyEl ruido del club resuena en mis oídos mientras camino por los pasillos hacia la oficina del dueño. Respiro hondo, intentando calmar mis nervios. Esta es la última vez que estaré aquí. La última noche de Amapola.Cuando entro, el dueño del club, un hombre robusto con una mirada más amable de lo que este rubro debería tener, levanta la vista con interés.—Amapola, cariño, que milagro tenerte en mi oficina—dice con una sonrisa—. ¿A qué debo tu visita?A pesar de que el trabajo y el ambiente no son lo mejor, este hombre ha sido un muy buen jefe. Demasiado bueno, diría yo.Me aclaro la garganta.—Hola, señor Ruppert, yo… yo… Voy a renunciar. Esta es mi última noche aquí.Su expresión cambia de inmediato. Su sonrisa desaparece y me observa con los ojos muy abiertos.—¡Qué! Pero cariño, ¿Por qué harías eso? Eres mi estrella. No puedo dejar que te marches así como así.—Lo lamento, señor, pero mi decisión está tomada —digo con firmeza.—Puedo saber el motivo, ¿acaso alguien te irrespe
AlexandroEl murmullo en la gala se apaga a mi alrededor cuando Kira aparece frente a mí. No esperaba verla, y mucho menos aquí. Mi cuerpo se tensa por un instante, pero rápidamente recupero la compostura.—Alexandros —dice con una sonrisa confiada, con esa maldita seguridad que siempre tuvo—. He venido a recuperar lo que teníamos.La observo, midiendo cada gesto, cada palabra. Hace años, tal vez me habría importado. Pero ahora… ahora solo siento molestia.Una sensacipon de hastio que al mismo tiempo se mezcla con la de mi orgullo dolido. Lo di todo por ella y ella simplemente se fue.—No hay nada que recuperar—respondo con frialdad—. Te fuiste sin decir nada, así que no me vengas con cuentos.Kira suspira, inclinando la cabeza con fingida inocencia.—Era una niña inmadura, no estaba lista para el matrimonio, entré en pánico. Pero ahora sé lo que quiero. Y lo que quiero eres tú. Sé que aún me amas.La rabia y un sentimiento más que no quiero aceptar se encienden dentro de mi y dando un
Emily—Emily, ¡¿cómo que estás comprometida?!El alma se me cae a los pies. Mi respiración se detiene por un instante y siento un escalofrío recorrerme la espalda. ¿Cómo demonios se enteró? Lentamente, muevo los ojos hacia la esquina de la habitación y ahí está Connor, con una expresión de disculpa grabada en el rostro. Me mira y, sin abrir la boca, articula un silencioso "lo siento, pensé que sabía".Cierro los ojos y exhalo despacio. No puedo culparlo. Niego con la cabeza y le digo en voz baja:—Está bien, no es tu culpa.Pero mi madre no parece opinar lo mismo.—¡Por supuesto que no es su culpa! ¿Cómo es posible que mi médico sepa más de la vida de mi hija que yo misma?Me remuevo incómoda en el lugar, sintiendo que su mirada inquisitiva me perfora.Desde la esquina Connor vuelve a mirarme con pena y cuando pasa por mi lado para salir de la habitación, aprieta levemente mi mano en un gesto reconfortante que lamentablemente no me ayuda en nada.Dejando salir un suspiro, miro a mi ma
EmilyVeo a la mujer acercarse a donde estoy con Alexandro y por alguna razón que no termino de comprender mi cuerpo se tensa, es como si anticipara algo que aún no he entendido.Entonces ella se detiene justo detrás de él, sin siquiera darme una mirada, y lo llama.—Alexandros.La voz femenina resuena en el salón con una dulzura peligrosa. Mi atención se fija en la mujer que se planta con seguridad detrás de él.Alta, esbelta, de rasgos exquisitos y mirada intensa. Hay algo en su expresión que me dice que no es una desconocida. Y por el acento lo confirmo: es griega.Alexandros se queda inmóvil, lo que me sorprende. No suele ser un hombre que pierda la compostura, lentamente se gira hasta quedar cara a cara con la desconocida. Pero en el momento en que sus labios se separan y suelta un nombre, lo confirmo.—Kira —dice con un tono que no logro descifrar del todo—. ¿Qué estás haciendo aquí?La mujer sonríe con la confianza de alguien que sabe exactamente el efecto que causa.—Estoy aqu
Hola bellezas!! primero que nada quiero disculparme, porque ha pasado un año desde que no seguí esta novela, pero había perdido todas mis cuentas porque me hackearon mis dispositivos electrónicos, fueron meses de angustía, pues no solo fue la cuenta de la plataforma sino todo lo que tenía en el computador, me cambiaron los accesos, simplemente por hacer un mal. Cuándo pude recuperarlo, casi seis meses después, estuve muy desmotivada y por eso había abandonado la escritura, pero hace poco la editora de la app me ha contactado y he conseguido la motivación pata seguir. Espero que me den una segunda oportunidad, me encataría leerlas y juntas terminar esta historia :) Muchas gracias por todo el apoyo que siempre me dieron.Besos y abrazos, ShadiSaad.
AlexadroEl salón está iluminado por la tenue luz de los candelabros, y la expectación flota en el aire mientras me preparo para dar mi discurso. La multitud expectante, la élite empresarial de la ciudad, espera escuchar las palabras del nuevo líder de la empresa. Pero mi atención no está completamente enfocada en los papeles y carpetas frente a mí. Mi mirada busca algo más.Emily.Mis ojos buscan a Emily entre la multitud, pero no la encuentro de inmediato. La necesito a mi lado, si vamos a hacer que esta farza funcione, debemos hacerlo bien, entonces ¿Dónde demoniosn está?Finalmente, la veo caminar hacia mí, acompañada por Giorgio y no puedo evitar que mi ceño se frunza.Algo no parece estar bien. ¿Qué ha pasado? Mi mirada instintivamente se dirige hacia Giorgio, y su gesto de negación confirma mis sospechas. Algo ha sucedido.Emily llega a mi lado, y tomo nota de cómo todos los hombres presentes la observan con deseo. Como las mujeres cuchichean entre ellas y sinceramente ahora m
Último capítulo