Kate Adams necesita un trabajo de medio tiempo para cubrir el alquiler y otras cuentas, cuando su profesor de literatura le consigue una excelente oportunidad como chef para Dimitri Yilmaz, un hombre obsesionado con la perfección y acostumbrado a la soledad. Todo cambia cuando un trágico accidente cobra la vida de la hermana de Dimitri, dejando a su único sobrino sin padres. Según la voluntad de su hermana, la custodia del niño se le otorga a Dimitri bajo una condición inesperada: debe casarse. Desesperado por no perder a su sobrino, Dimitri le propone a Kate un contrato matrimonial. ¿Podrán ambos enfrentarse a esta inusual unión y superar las barreras de sus propias vidas solitarias?
Ler mais“Alba Montemayor”Ese nombre se me quedó grabado en la piel como una marca ardiente. Como una advertencia. Como una amenaza.Desde que pronuncié mi nombre frente a ella y la vi medir cada parte de mí con la mirada, supe que no se trataba de una simple visita de cortesía. No lo era.Esa mujer no vino a "ponerse al día". Vino a incomodarme. A recordarme que antes de mí, hubo otra historia. Una historia que, por la forma en que lo miraba, aún no estaba cerrada del todo para ella.Dimitri intentó disimular, como si todo estuviera bajo control, pero me conoce... y yo lo conozco aún más. Noté el pequeño tic en su mandíbula, ese que aparece cuando algo le molesta pero no quiere demostrarlo. También vi el leve temblor en sus dedos cuando me tomó de la mano.No le creí. O, más bien... no quise creerle. Y eso me dolió más que la presencia de esa mujer.—¿Todo bien? —me preguntó mientras almorzábamos los tres en su oficina, fingiendo normalidad.Azad contaba entre risas la película de dragones y
Desde que Kate me convenció de volver a la oficina, no he dejado de pensar si fue una buena idea. Su salud es lo primero, pero ella también necesita su espacio, lo sé. Esa mujer es fuego y ternura a la vez, y no puedo dejar que ese brillo se apague por mantenerla demasiado protegida. Aun así, mi instinto de protegerla no desaparece. No desde que supe que dentro de ella crece nuestro hijo.La semana había transcurrido con el peso del trabajo acumulado y el miedo de perderlos. Aún me despierto en las madrugadas, sudando, buscando su respiración, asegurándome de que todo esté bien. Y lo está. Pero el miedo... ese nunca se va del todo.Hoy había tenido varias reuniones, nada fuera de lo normal, hasta que Susana me anunció que tenía una cita sin agendar. No me dijo quién era, pero accedí a recibirla. Tenía la sensación de que no debía, pero lo hice.Y entonces, entró ella.Alba Montemayor.El nombre me perforó la mente apenas la vi entrar. No necesitó presentarse. Habían pasado años desd
Había pasado una semana y para nuestra tranquilidad los doctores nos habían dado la noticia que todo se encontraba estable con nuestro bebé. Si algo era cierto es que aún sentida miedo, pero sobre todo felicidad día tras día. Saber que una pequeña vida se estaba formando dentro de mí hacía que me llenara de ilusión y Dimitri estaba igual o más que yo.Había convencido a Dimitri de regresar a la oficina , pero no sin antes que contraatacara diciéndome que aceptaba si lo dejara contratar a una chica para el servicio y me tocó aceptar. Para mi sorpresa había contratado a dos damas. Una para la limpieza y cocina y otra para encargarse de Azad y sus deberes escolares. Ya estaba aburrida de estar en cama, así que había decidido salir al jardín a tomar algo de aire fresco ya que me sentía completamente aburrida. Azad se encontraba en el colegio, Aurora trabajando y el aburrimiento me estaba comiendo viva. —¿Se le ofrece algo señora? —No, Badu. Muchas gracias. —Iré por el joven Azad a
Finalmente me encontraba en casa. Después de una larga semana en el hospital, pude salir de alta no sin antes una serie de cuidados estrictos para mantener con vida a mi bebé."Mi bebé."Ni siquiera podía creer que me encontraba embarazada.Aún me costaba asimilarlo. Sentada en el borde de la cama, con una almohada presionando suavemente mi espalda, pasé mis manos por mi vientre aún plano, como si buscara confirmar que algo estaba creciendo dentro de mí. El silencio de la habitación contrastaba con el bullicio de emociones que llevaba por dentro: miedo, incertidumbre… pero también un destello de esperanza.El doctor había sido claro: necesitaba reposo absoluto, nada de estrés ni movimientos bruscos. Las amenazas de perder al bebé no eran menores. Y aunque mi cuerpo estaba débil, era mi mente la que más me pesaba.Durante los días en el hospital Dimitri , no se apartó de mi lado. Dormía en una silla incómoda, pendiente de cada sonido que hacía, de cada gesto, de cada contracción repent
Todo era un murmullo. Un zumbido lejano, como si el mundo se filtrara a través de una pared de agua. No sabía si estaba soñando o si había despertado en un sueño, uno donde todo dolía sin doler, donde respirar era un esfuerzo y abrir los ojos, una batalla.Lo primero que sentí fue la presión en mi mano. Alguien me sostenía. Una calidez familiar, un ancla en medio de la nada. Abrí los ojos con lentitud y el rostro de Aurora se fue dibujando como si emergiera de una neblina espesa.Su voz. Su mano.“Estás a salvo”, dijo. ¿Estaba?Intenté hablar, pero mi voz era un susurro quebrado. “¿Fue un accidente?”Aunque no supe cuánto tiempo había pasado desde la última vez. La luz era distinta, más clara, más cálida, como si el sol se hubiera colado por alguna ventana invisible. Todo seguía igual y todo era distinto. Mi cuerpo dolía menos, o tal vez me había acostumbrado al dolor. Me sentía pesada, pero no rota.Y por un momento, pensé que lo del bebé había sido solo un sueño.Una pesadilla sembr
Pov's Aurora Me quedé en silencio, sentada junto a su cama, observando cómo el rostro de Kate descansaba entre luces tenues y el sonido rítmico del monitor. Dormía profundamente, aunque su respiración no era del todo tranquila. A veces se contraía ligeramente, como si su cuerpo aún luchara contra el recuerdo del impacto. Acaricié su mano. Estaba fría, frágil, y por un momento se sintió como si fuera de cristal. Nunca la había visto así. Kate siempre había sido fuego: decidida, firme, incluso cuando estaba rota por dentro. Pero ahora… ahora parecía tan pequeña. —No te preocupes, Kate —murmuré, sin esperar respuesta—. Todo va a salir bien, te lo prometo. Me levanté para revisar el gotero, luego eché un vistazo rápido al monitor, aunque no entendía mucho de lo que marcaba. No podía quedarme quieta. Algo dentro de mí me decía que si me detenía, si me permitía sentir por completo lo que estaba pasando, me rompería yo también. —Dimitri no tarda —susurré al aire, como si eso me cons
Último capítulo