“Alba Montemayor”
Ese nombre se me quedó grabado en la piel como una marca ardiente. Como una advertencia. Como una amenaza.
Desde que pronuncié mi nombre frente a ella y la vi medir cada parte de mí con la mirada, supe que no se trataba de una simple visita de cortesía. No lo era.
Esa mujer no vino a "ponerse al día". Vino a incomodarme. A recordarme que antes de mí, hubo otra historia. Una historia que, por la forma en que lo miraba, aún no estaba cerrada del todo para ella.
Dimitri intentó disimular, como si todo estuviera bajo control, pero me conoce... y yo lo conozco aún más. Noté el pequeño tic en su mandíbula, ese que aparece cuando algo le molesta pero no quiere demostrarlo. También vi el leve temblor en sus dedos cuando me tomó de la mano.
No le creí. O, más bien... no quise creerle. Y eso me dolió más que la presencia de esa mujer.
—¿Todo bien? —me preguntó mientras almorzábamos los tres en su oficina, fingiendo normalidad.
Azad contaba entre risas la película de dragones y