El ambiente entre Dimitri y yo se había vuelto extraño después de nuestra conversación de la noche anterior. No habíamos hablado más del tema, pero las palabras seguían resonando en mi mente:
"Vamos a tener que vivir como una verdadera pareja."
¿Qué significaba exactamente eso?
¿Qué implicaba?
Intenté no pensar demasiado en ello mientras me ocupaba de Azad y sus necesidades matutinas.
Había preparado el desayuno y Azad ya se encontraba en la mesa degustándolo. Me dediqué a recoger cada juguete del suelo hasta que un ruido llamó mi atención.
La puerta del despacho se abrió, dejando salir a un Dimitri bastante rojo de coraje y con una cara de pocos amigos.
—¿Todo bien? —pregunté con cautela, sabiendo que mi tono no ocultaba mi preocupación.
Dimitri me miró, y durante un breve instante, pareció decidir si compartirme lo que estaba pasando. Finalmente, suspiró y sacudió la cabeza.
—Adelia y Mauro están moviendo sus piezas. Me han amenazado con buscar pruebas de que este compromiso es... u