Nelly tenía todo listo para su boda.
La emoción la envolvía como un manto cálido mientras se preparaba para uno de los días más importantes de su vida.
Había soñado con este momento desde que era una niña, y ahora, al fin, estaba a punto de hacerlo realidad. Se dirigió al salón de vestidos de novia, un lugar mágico donde las ilusiones se convertían en tejidos de ensueño.
Pronto llegó Melody, sus tías y su abuela, todas ellas llenas de entusiasmo y amor por la futura novia.
Era un momento de celebración, un rito de paso que unía a las mujeres de la familia en un lazo de complicidad y alegría.
Nelly sonrió con ternura al ver a todas sus seres queridos reunidos. La energía en el aire era palpable, y la anticipación llenaba cada rincón del salón.
Comenzó a elegir vestidos, cada uno más deslumbrante que el anterior. Salió a mostrar sus opciones, y las reacciones de su familia fueron inmediatas.
Cada vestido que desfilaba ante ellas parecía iluminar el espacio, y las risas y susurros de apro