Alejandra Marie Costa de Bonnet, ha vivido por muchos años engañada, por un solo hombre. Primero como novio luego se convirtió en su marido. Quien la forzó a fingir felicidad en un matrimonio que solo era de apariencia para la sociedad. Su esposo tiene una amante con quien se luce sin importarle los sentimientos de su esposa, convirtiéndola en el hazmerreír de una sociedad que se considera honorable en New York. Hombres adinerados que se creen con el derecho de doblegar a sus pobres mujeres reduciéndolas en un adorno más de su hogar. Pero esto está a punto de terminar el mismo día de su primer aniversario de bodas, Alejandra recibe el impulso que necesitaba para enfrentar su realidad. Pero ella no estará sola en esta tarea de demostrarle a su marido que ella dejo de ser su ingenua esposa que todo soporta. Solo tres años tenía para regalarle a su cobarde marido infiel. Sin importar lo que esto implica, está dispuesta hacer frente a su nueva realidad en compañía de un enigmático hombre que llega a su vida en el momento preciso. Pero Alejandra está equivocada si piensa que se librara fácilmente de su actual tormento Jonathan Bonnet, por lo que se ve sumergida en un triángulo amoroso entre su ex marido y un nuevo amor Richard Müller. ¿Quién se convertirá en el dueño de su corazón?. Las apuestas inician sin su permiso ¿Cuál de los apuestos caballeros tendrá el anhelado sí, acepto de Alejandra?
Leer másNew York
Día del aniversario.
—Señora Alejandra, todos los preparativos en el jardín sur están listos, pronto los invitados llegarán para la fiesta —Murmura en el umbral de la puerta, mi asistente Raquel.
Asiento agradecida por qué, sin ella y con la ayuda de los demás que trabajan en el servicio de esta casa, sería imposible lograr organizar la celebración del aniversario de nuestro matrimonio.
Hoy se cumplía un año de matrimonio, quería que fuera un evento especial para celebrarlo, había invitado a su familia, mi familia, amigos y socios de mi marido, para qué compartieran con nosotros este día.
Todo estaba en marcha para que fuera registrado el gran evento social del año, por las revistas de sociedades tanto nacionales como internacionales, una petición que no compartía, pero considerando la identidad de mi marido no podía negarme a la solicitud de mis suegros.
—Gracias, Raquel, por toda la ayuda, trasmite mi agradecimiento a todos los demás integrantes del servicio – Comento con una sonrisa.
—Desde luego señora Bonnet —Luego Raquel se retiró dejándome sola, para que termine con mi maquillaje. Dirijo mi mirada al reflejo en el espejo que pierde su brillo de repente como mi sonrisa desaparece en mi mano sostengo mi teléfono en el cual hay un perturbarte mensaje.
Concentrada en mi rostro me invaden los recuerdos de mi primer encuentro con Jonathan, fue en París, donde conocí al hombre que se convirtió en mi marido. Fui de visita con mis padres a casa de sus amigos el verano antes de mi ingreso a la universidad. Apenas tenía diecinueve años, cuando caí cautivada por la versión del hombre más hermoso que había visto en mi vida.
Se trataba del hijo mayor de la familia Bonnet, no se podía decir que era un chico exactamente, sino ya un hombre en toda la extensión de la palabra, su hermoso cabello oscuro junto a un par de ojos azules, fue mi perdición. Como no tenía mucha experiencia con chicos. Jamás fui consiente que al enamorarme de ese hombre estaba cometiendo un gran error con el que debía cargar durante estos años de conocerlo.
Si alguien me hubiera advertido que mi sufrimiento tenía un nombre, quizás en lugar de caer rendida a sus pies buscaría una forma de escapar de su mirada.
Pero fui tan tonta que permanecí ahí en un noviazgo de dos años que solo existía en mi cabeza, pero eso no fue suficiente termine cansándome con Jonathan atrapada en un matrimonio vacío que me tiene en la desdicha.
Todo por enamorarme como una tonta de Jonathan Bonnet…
Richard MüllerSi alguien me hubiera dicho que enamorarme implicaría cambios drásticos en mi vida, absolutamente nada cambiaría. Aun conociendo todo lo que implicaba, una y otra vez la elegiría a ella.—¿Piensas que caminar de un lado para otro como un león enjaulado resuelve algo? —escucho decir a Tristán a mis espaldas.Estaba tan inmerso en mis pensamientos que por poco olvido su presencia en la estancia. Me detengo, pero no lo miro. Mantengo las manos en los bolsillos, como si aferrarme a mí mismo me ayudara a contener el caos interno.—¿Tienes noticias del traidor? —pregunto, sin rodeos.Tristán tarda unos segundos en responder. Puedo oír cómo cruza los brazos detrás de mí, como si midiera cada palabra antes de soltarla.—No aún… pero ya tengo a alguien siguiéndole el rastro —responde con calma contenida—. Se mueve con cuidado, lo cual confirma nuestras sospechas. No es un error, alguien dentro de los nuestros está vendiendo información. Y lo hace bien.Me giro lentamente para mi
Alejandra Marie Costa—Alex, cambia esa cara. Necesitamos ser positivas; todo estará bien con Richard —escucho decir a Lina, quien, a pesar de las circunstancias, trata de darme ánimos. Sin embargo, los pensamientos negativos persisten, como una pesada bruma que amenaza con asfixiarme lentamente. Ya han transcurrido tres días desde que Richard tomó un camino distinto al nuestro.Desde entonces, cada minuto ha sido una batalla contra la incertidumbre. Me esfuerzo por mantenerme firme, pero la ausencia de respuestas pesa más con cada hora que pasa. Lina intenta distraerme con anécdotas, planes futuros o simplemente con su compañía silenciosa. Lo agradezco, aunque a veces me resulta imposible salir del bucle de preguntas que me atormenta. ¿Volverá? ¿Estará bien?En la noche, cuando todo se calma y las luces se apagan, es cuando más lo siento. Su risa. Su forma de mirar el mundo. La manera en que decía mi nombre. Todo eso se mezcla en mis recuerdos como piezas rotas de un rompecabeza
Richard Müller —¡No! Es una locura, no puedes enfrentarte a mi padre utilizando su misma estrategia —grita Alex, con los ojos llenos de angustia—. Ese hombre está dispuesto a arrasar con todo a su paso. No puedes…—Mi amor, entiende — tomando su rostro con ternura, mis dedos temblando por el peso de lo que estoy por decidir—. Es Mario o nosotros. Por nuestro bienestar… no puedo seguir siendo "el bueno" en esta historia.Alex niega con la cabeza, las lágrimas ya cayendo por sus mejillas.—Por nuestro bien debo acabar con cualquier amenaza, Alex. Porque si no lo hago… nuestra hija no tendrá ningún futuro.—¿Pero ¿qué hay de la posibilidad de que crezca sin su padre? —solloza ella, aferrándose a mi camisa como si pudiera retenerme así—. Richard, por favor, quédate con nosotras. Desaparezcamos del mapa, cambiemos nuestros nombres, lo que sea… pero no te pongas en riesgo. Mi amor, te lo ruego.Bajó la mirada por un instante, como si cada palabra de Alex atravesara el alma. Luego la abrazó
Jonathan BonnetMi mirada se pierde en el rostro de la mujer que permanece como si nada limpiando la herida en su pómulo como si simplemente se tratara de una mancha luego eleva su mirada.—Necesito que saquemos a la familia de Richard este lugar no es seguro —Dice Marian incorporándose en un solo movimiento —Pude protegerlos esta vez, pero si regresan estamos en desventaja al parecer Mario Costa tiene mucho mas poder del que pensaba.Luego ella me arroja un trozo de tela con un símbolo que conozco muy bien.—El símbolo de familia Costa—Si tiene un significado para ti aparte de lo obvio —Niego no tengo idea porque se molestaría llegar a esta casa sin cuidar su identidad.—Bien averiguamos después ahora lo importante es movernos no podemos continuar perdiendo el tiempo de eso depende el bienestar de todos.—Pero todos están bien —Pregunto ella asiente aliviando mi corazón porque jamás me perdonaría que cualquier integrante de la familia Müller resultara herido por mi culpa.—Deben est
Jonathan BonnetEl rugido del motor acompaña mis pensamientos desbocados mientras el auto devora la distancia que nos separa de la casa de los tíos de Tristán. El rostro de Alejandra, la imagen de su hija, y la certeza de que algo se avecina me aprietan el pecho como una tenaza.—¿Has logrado comunicarte con Richard? —pregunto, sin quitar la vista del camino.—Nada. Su teléfono sigue sin señal o apagado porque me manda al buzón —responde Tristán con frustración, lanzando el aparato al asiento. —Si Mario realmente dio la orden, ya deben estar moviéndose hacia ellos —ante sus palabras un incómodo nudo se aloja en mi estómago.—¿Y si no es solo Mario? —comento, con voz queda. Topo, que va en el asiento trasero, levanta la vista, atento. —¿Y si hay más? Alguien más grande, más oculto. Nadie juega al ajedrez con piezas tan pesadas sin alguien que le cubra la espalda.Tristán me lanza una mirada cargada de significado, pero no dice nada. No hace falta. Ambos sabemos que el juego va más allá
Jonathan Bonnet—¿De dónde conoces a ese hombre? —Me interroga Tristán por la expresión en su rostro no tiene idea quien es Mario Costa ni que representa en mi vida como también en la de su primo.Envista que no me puedo callar esa información aprieto mi mandíbula con fuerza porque no me hace ninguna gracia hablar sobre esa parte de mi vida.—Ese hombre es mi exsuegro además es el padre de Alejandra —Sus ojos se entrecierran por un momento no entiende que implican mis palabras, pero pronto hace la conexión con lo que estoy diciendo.—Un momento estuviste casado con Alejandra porque demonios nadie me lo dijo mira que guardadito se lo tenía Richard, aunque creo que insinuó algo, pero jamás lo aclaro —Dice sonriendo Tristán con el logro de su primo lo que no es nada agradable para mí carraspeo mi garganta para continuar diciendo.—En fin, el caso es que ese hombre está obsesionado con el favor de mi supuesto padre al menos eso pensaba, pero con sus acciones de hoy ya no estoy muy seguro
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