Jonathan Bonnet
El zumbido del avión vuelve a ser lo único que llena el aire, pero ya nada es igual. Nadie se atreve a hablar tras el descubrimiento de la señal de rastreo. Richard ordenó reforzar la seguridad interna de la cabina mientras Brayan desconectó el transmisor, pero la duda permanece flotando entre todos: alguien dentro del grupo permitió esto.
Los rostros se evitan. Alejandra abraza a su hija en silencio, Marian observa a todos con sospecha, Brayan mantiene los brazos cruzados, listo para atacar al menor error. Gael y Darío, por su parte, parecen demasiado cómodos, como si disfrutaran del desconcierto.
Richard se mantiene en pie, con el ceño fruncido, vigilando a cada uno como un lobo rodeado de posibles rivales.
Finalmente, la voz del capitán interrumpe el silencio:
—Señores, prepárense. Iniciamos descenso hacia Nueva York.
Alejandra Marie Costa
Respiro hondo, intentando calmar la ansiedad que me oprime el pecho. Afuera, por la ventanilla, comienzan a dibujar