Richard Müller
El silencio se instaló entre ambos, más pesado que cualquier palabra. Afuera, la ciudad brillaba con miles de luces, pero dentro de esta habitación la oscuridad parece más cercana que nunca.
—Richard, no puedes caer en esa trampa, ni siquiera por nuestro bien, mi amor —suplica Alex con lágrimas
—Escúchame, amor —susurro, solo para que nos escuchemos—. Ahora mismo no podemos darnos el lujo de elegir, Alex; por el bien de nuestra familia, debemos colaborar con Dubois. Aunque ese hombre opere en la sombra, no puede permitirse manchar su fachada de ciudadano intachable. Además, Jonathan está de por medio. Si Dubois deja que Mario nos dañe, él mismo estaría poniendo su cabeza en juego.
—Confías en ese hombre
—No confío en él, pero realmente no tenemos muchas alternativas, amor —susurro, apoyando mis labios en su frente—. Mientras Jonathan esté involucrado, Dubois mantendrá su palabra. Ese hombre se guía por códigos en su propio mundo, y romper un acuerdo tendría para él