12. Y yo tan malo para ti
Dante.
Gruñi fuertemente al escuchar el estupido celular sonar en alguna parte de mi cuarto.
Me tropecé con la alfombra.
Ah... mierda creo que seguía pedo.
Gracias a las cortinas negras la luz del día no entraba nunca en mi vida.
De reojo volví la vista hacia la cama donde Indra dormía ajena a todo. Después del cóctel de drogas de ayer tardaría mucho en retomar la consciencia. Cómo mínimo dos días enteros.
Johanna ya tenía en su poder los videos y fotos que su hermana Catalina había tomado en mi antro.
Los videos ya habían sido programados para ser enviados a las cuentas de los aliados de los Villanueva.
Tal vez no podría encontrar ni siquiera la cuenta de Hotmail de ese imbecil, pero me aseguré de no solo cazar a su pájaro dorado. Si no de infiltrarme lentamente entre su círculo más íntimo.
Veo que tienes aliados. Y también los estoy localizando para poder cazarlos Fausto. Quise que interpretara con cada video que llegaba a una cuenta a la que se supone yo no tenía acceso y p