47. No puedo evitar caer
Indra.
En la entrada del lugar, ninguno de nuestros invitados fue revisado, aun cuando yo sabía que todos debían estar armados de sobra.
Entre las luces rojas hipnóticas y las calaveras de plástico colgadas del techo —que bien podrían recordarme a un ejecutado— vi aparecer a mi mejor amiga, vestida de Gatúbela.
Las personas con las que venía ya tenían sus exclusivas mesas, y casualmente estas estaban justo arriba de la mía, en el segundo piso del cerrado lugar estilo domo.
Vladimir me dejó ir con mi grupo social y, aunque no me lo dijo directamente, ya sabía que no me quitaría la vista de encima en toda la noche.
Vi a mi hermano y a Sofía acoplarse perfectamente al grupo, donde Julieta ya había comenzado a repartir shots a diestra y siniestra desde la botella.
Valentina y Julieta que iba vestida como la Mujer Invisible de los Cuatro Fantásticos parecían exaltadas en medio de aquella noche repleta de alcohol. Ajenas a todo. Perdidas en un mundo de ignorancia al que que ya nunca más po