Mientras tanto...
Al salir corriendo de la habitación de Ravi, Malú entró en su propio cuarto y cerró la puerta con cuidado, apoyando la espalda en ella. Llevó la mano al pecho, intentando controlar los latidos acelerados de su corazón. Estaba asustada, pero no solo asustada: estaba aterrorizada. No por miedo a Ravi, sino por causa de sus propios sentimientos. Algo dentro de ella había despertado, algo que ya no podía ignorar.
Al besar a Ravi, Malú sintió, por primera vez, lo que era ser mujer. Lo que era experimentar placer en el beso de un hombre. Ravi había sido dulce y sensual al mismo tiempo, intenso de una forma que la hizo desear continuar y descubrir hasta dónde aquello podía llevarla. Sonrió, sintiendo las piernas un poco débiles, y pensó:
—¿Qué es esto que estoy sintiendo por él, Dios mío? Sé que no debería sentirlo, ¡pero es imposible huir de este sentimiento!
Caminó hasta la cama de manera automática y se sentó, pero su mente le pedía que abriera la puerta y regresara