Mucho tiempo después de que todos los invitados se hubieran ido a la pista de baile, Malú conversaba animadamente con las mujeres, entre ellas Diana, Luna, Miriã y Natália, agradeciéndoles a todas por la maravillosa decoración que la ayudaron a elegir.
A lo lejos, sin embargo, sintió la mirada intensa de su marido fija en ella. Su vestido de novia, suave y con la espalda descubierta, parecía hipnotizarlo, y Ravi la observaba con un deseo tan evidente que Malú se sonrojó. Intentó disimular, pero él, bebiendo champán, sonrió con picardía al notar su incomodidad.
Heitor se acercó a él y dijo en tono burlón:
—Hermano, en vez de corbata, debiste haber comprado un babero. ¡Si sigues así, vas a manchar ese traje Armani impecable!
Ravi rió, intentando mantener la compostura:
—¿Está tan obvio, Heitor?
—¿Que estás loco por tu esposa? ¡Tan obvio como yo por Natália!
Ambos intercambiaron una sonrisa cómplice, observando a sus respectivas esposas con admiración.
Gabriela, Fernanda y Camila se unie