Algún tiempo después, con ambos conversando más tranquilamente, Breno Ramírez, ya más aliviado, mostró a Malú todo lo que había guardado de Sofía: fotos, cartas, recuerdos que mantenía con cariño, como si aún intentara honrar el amor perdido.
En ese momento, Gabriel entró en el despacho con May en brazos. La pequeña parecía curiosa con el nuevo ambiente y, al ver a Malú, extendió los bracitos. Breno miró a la niña y preguntó, sonriendo:
—¿No me digas que esta es la otra hija de Sofía?
Malú sonrió, la expresión reflejando la paz de un corazón que finalmente cicatrizaba:
—Sí, papá. Ella es nuestra hermanita. Esta es Maila.
Breno sonrió con ternura, acercándose para acariciar a May, que lo observaba con ojos brillantes de curiosidad. Gabriel, intrigado al oír a Malú llamarlo “papá”, arqueó una ceja:
—¿Papá?
—Sí, Gabriel. Papá… nuestro papá.
La sonrisa de Gabriel se ensanchó. Movido por la felicidad del momento, abrazó a Malú y a Breno al mismo tiempo.
—¡Malú, no imaginas lo feliz que est