Mundo ficciónIniciar sesión«El amor y la felicidad, nunca serán amigos de la tranquilidad. Siempre tendrás que elegir entre ser feliz o estar en paz. Las dos cosas, no son posible.»Le había dicho su madre, una bella bruja gitana, al noble Lawrence Eithan Armstrong, cuando él solo era un niño. Y, desde ese día, él, sin dudarlo, prefirió elegir lo segundo. Hasta que esos extraños sueños ocurrieron y esa hermosa mujer de cabello de plata decidió entrar en su vida para romper las simientes de todo lo que él creía verdad.
Leer más«La música siempre calmará a las fieras… incluso a las espirituales.»O, al menos, eso era lo que siempre le habían recomendado a Roxana para apaciguar a los centinelas y otras criaturas. Por esa razón es que se encontraba, en ese momento, de pie, con un arpa pequeña en la mano, a escasos metros del busto que marcaba la tumba de su hermana, rodeada de centinelas que sobrevolaban por encima de su cabeza.Mientras tanto, Lawrence y Audrey, se encontraban más allá, cerca de un roble, y, por insistencia del primero, Joel y Lorette custodiaban la puerta. En caso de que la situación se saliera de las manos, estos últimos, tenían orden de poner pies en polvorosa. «Una lastima que sea así ¡Con lo bien que nos vendría el duende que posee esa chiquilla! O… si estuviera Lilly, eso también ayudaría…»Se lamentó Roxana, con resignación, posicionando el arpa entre su clavícula y su pecho para comenzar a dar los primeros acordes. Después de la explicación que Audrey, tan amable como siempre, le di
Afuera, se podía escuchar el sonido de la lluvia caer sobre el tejado. Afuera de la habitación, él podía escuchar con claridad la vocecita de Tomás jugando con Sernuno, el centinela que le había creado para que se estuviera tranquilo mientras los adultos se preocupaban por cosas que el niño no tenía porqué saber.Mientras tanto, adentro, entre los brazos de Lilly se estaba muy cálido y a gusto. Tanto así que no pudo evitar esbozar una tenue sonrisa al recordar las palabras de Lawrence en aquella mañana:«¿Qué me darás por una yegua y su potrillo?»Se había referido a Lilly y a su sobrino. A Brishen no le cabía dudas de que Lawrence ya estaba al tanto de lo que Xamara había dicho cuando él se interpuso para defender a Lilly. Y, debía reconocer que esa estúpida mala bruja estaba en lo cierto: Ya le había echado el ojo a “la yegua que tenía un potrillo”. Aunque él odiaba con toda su alma esa expresión tan despectiva, la verdad era que deseaba tenerla solo para él.Si por él fuera, le d
—¿Qué pasa contigo, niño?¿Por qué no te mueves?¡Vamos que no tengo todo el día y esta horrible lluvia no me gusta nada!— amonestó molesta Roxana sin dejar de insistir en hacerlo mover del lugar.Lawrence echó la cabeza hacia atrás, en busca de algún posible apoyo por parte de Audrey. Pero tuvo que desistir de cualquier esperanza al darse cuenta enseguida de que este, poco y nada haría por él.«¡Madre mía!¿En qué lío me he metido?»Se lamentó en su interior al verse tan solo contra su propia tía. Ni siquiera Lorette tenía en mente ayudarlo y, en ese momento, se estaba desternillando de risa a sus espaldas. Merecido lo tenía y muy bien lo sabía.«Te lo dije, corazón… tarde o temprano tendrías que afrontar estás consecuencias ¡Vamos! ¿Dónde está mi toro bravo ahora?¡Viéndote así, pareces un chiquillo asustado!¿Y tu valentía?¿Dónde ha quedado?»Intentó pujar Lorette que creía saber con exactitud lo que lo estaba reteniendo de moverse de su sitio. Pero, eso no funcionó. Simplemente, él no
Quizás, cualquiera en su misma situación estaría asustado al ver esa actitud irracional de fiera hambrienta que tenía Lilly. Pero no él, quien conocía de sobra los efectos de los sueños. Por esa razón, solo tenía en mente dejarla hacer lo que quisiera con su cuerpo. A fin de cuentas, el don que él poseía era solo para eso: alimento espiritual. Tampoco era como si pudiera quejarse de algo. A decir verdad, no tenía nada que reprochar. Si había algo que le gustaba era justamente tener a una mujer como ella en ese estado salvaje. De solo pensarlo, la sangre comenzaba a hervirle en las venas. Se incorporó sobre sus codos para poder verla mejor. Sonrió ominoso al verla bajar hasta sus pantalones y buscar con manos ansiosas aquel miembro que ya estaba despierto esperándola con ansias. Rio entre dientes cuando la vio sacarlo de su escondite y tomarlo entre sus manos. —¿Así que men raja estuvo viajando toda la noche y ahora se ha de
Caminaba en penumbras, intentando no perder de vista las faldas de su ti y, puesto estaba, no caerse dentro de uno de esos hoyos que estaban diseminados por todo el suelo de aquel espantoso túnel. La misión, parecía no querer llegar a su fin, pero su paciencia ya estaba al límite. —Explícame de nuevo, batí, porque creo que no te he entendido muy bien — pidió Lawrence impregnando en cada palabra su malhumor —¿Por qué debemos volver a la finca por este camino y no usar el carruaje? Atrás suyo, iba Lorette y, detrás de ella, se encontraba Audrey, junto con Joel, quien cerraba la comitiva con la peor cara de pocos amigos que se le hubiera visto jamás. Lilly y Tomás, se quedaron en la granja al cuidado de Brishen. Roxana no se dignó a responderle. A decir verdad, ni siquiera se dio la vuelta para echarle una mirada de censura. Para ella, no tenía sentido gastar tiempo en ese sobrino quisquilloso suyo. A fin de cuentas, sabía
Esos sueños extraños que ella tanto temía consistían específicamente en ser la espectadora silenciosa de las situaciones más insólitas y descabelladas de las que hubiera tenido ocasión de observar en su vida. Como en ese momento.Tal vez, en esa ocasión, ella fuera una hoja que se desprendía de la rama de un rama de un árbol cualquiera. O quizás, era una libélula. No estaba segura, tampoco le importaba ese detalle. Lo que sí le interesaba el destino desconocido al que se dirigía. A través de sus ojos pudo, vislumbrar algo que le daba la impresión de ser un carromato en medio de un bosque desconocido. Su vuelo mágico, la llevó hacia la ventanilla de este. Al asomar , con timidez, la cabecita por el alféizar, para enterarse de lo que allí ocurría, quedó horrorizada.Allí estaba Xamara, se encontraba boca abajo sobre un montón de mantas desgastadas y sucias. Sobre ella, se encontraba aquel tipo, el que había atacado a Brishen. La estaba poseyendo con brutalidad. A Lilly le resultaba
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