Mundo ficciónIniciar sesión—Marian, necesito que te quede claro que no me interesas como mujer, me da igual lo que hagas con tu vida, solo quería llevarte a la cama y lo logré, así que no necesito que confundas el sexo con amor. Por alguna razón, siento un nudo en la garganta que hace que mis ojos se llenen de lágrimas, sus palabras me han dolido. —Eres cruel —musito. —Soy realista. Tú te vas a casar y yo estoy casado con una mujer que sí vale la pena y no tiene que enseñar su cuerpo para que la ame. Marian Stevenson es la heredera de un magnate que lleva toda su vida esperando para que su hija se case y ocupe su lugar: piensa que es una chica recatada y educada, sin saber que detrás de su cara inocente se esconde una mujer que busca sentirse viva, amada y real. Además, está cansada de la vida planeada por su familia, porque incluso ya está comprometida con un hombre bueno y tranquilo, pero que no ama, simplemente, lo acepta para que su familia siga creyendo que es “una buena chica y buena hija”. En una de las noches en las que logra escapar de casa y sus obligaciones familiares, Marian conoce a Luck, un hombre atractivo y divertido que la hace sentirse atraída y viva. Ambos deciden pasar una noche juntos, en donde Marian le entrega su virginidad y se da cuenta de que no puede sacarse de su mente cada caricia llena de deseo y de algo más… Pero el hombre desaparece al día siguiente. El problema es que semanas después vuelve a verlo y la realidad choca contra sus ojos, ese hombre es el hermano de su prometido y tiene una familia feliz ante los ojos de todos… y ella lo desea.
Leer más~Marian~
Me quedo mirando a mi hermana que está con su mano afirmada en la puerta mientras me juzga con su mirada. Yo estoy frente al tocador arreglando mi cabello. —¿En serio te irás a bailar? Si papá se da cuenta te irá mal, odia esos sitios donde solo hay perdición. —Si le llamas “perdición” a disfrutar la vida, entonces, déjame decirte que tienes el mismo pensamiento mediocre de nuestro padre. Me aplico labial. —Y ya deja de mirarme mal, papá no sabrá que salí, tú no le dirás nada —le doy un beso en la mejilla—. Cuando venga a verme te acuestas en mi cama y te haces la dormida. —Siempre quieres que te cubra. —Porque no quieres ir conmigo. Niega con su cabeza. —Yo no podría, no soy tan liberal como tú. —Ojalá pudiera ser liberal siempre, estoy cansada de fingir que soy la chica más educada y que espera su boda con ansias para que todos estén felices. —Stefan es el hombre perfecto para casarte. —Es aburrido, rígido, serio. ¡Todo lo que no me gusta! Me pongo de pie para verme por completo, el vestido pegado a mi cuerpo hace que se me marque más la figura y mis largas piernas se vean sexy. Mi cabello corto está lacio y mi maquillaje hace que me vea perfecta. —Papá moriría si me ve vestida de esta manera —sonrío—. Ya debo salir, me están esperando. —Tus amigos son mala influencia —asegura. —Anne y Carlos son vida. Cierro la puerta de la habitación, y me fijo que los guardias se seguridad de la casa ya no estén, les he dado laxante. Bajo la negatividad de mi hermana me salgo por la ventana, estoy a punto de bajar por el árbol y habla. —¿A qué hora vienes? —Temprano. —Temprano a la cinco de la mañana. —Nací para vivir, no para estar encerrada. Termino de hablar y bajo por el árbol, tengo práctica de todas las veces que me he escapado. Quiero disfrutar mi vida antes de casarme, papá ha arreglado mi boda y no puedo llevarle la contraria, no quiero que se decepcione de mí. —¡Por fin! Mi amiga Anne abre la puerta del auto y me subo. —Pero valió la pena, ¡se ve divina! —Carlos me besa ambas mejillas—. Ahora ponte en marcha, vamos a pasarla bien. —Sí, quiero que sea una noche inolvidable. Sonreímos y Anne se pone en marcha. Iremos a una discoteca que está de moda; Mood Fosh es lo mejor del momento. Llegamos después de unos minutos, las luces brillantes y de colores es lo primero que llega a nosotros, la música está espectacular, la gente parece animada. Vamos a la barra por unos tragos y los tomamos sin dejar pasar tiempo, pedimos una botella y dejamos todo a un lado para empezar a bailar, puedo sentir la mirada de los hombres a medida que muevo mi cuerpo, soy atractiva y eso les gusta. —¡Ay que disfrutar la vida! Grita Carlos, lleno de alegría y bailando. Levanto mi vaso de whisky y mi mirada se queda fija en el hombre que está a unos pocos metros de mí, su camisa negra está pegada a su musculoso cuerpo, su cabello negro hace contraste con su mirada oscura y sus ojos verdes. Es muy guapo. Su mirada se encuentra con la mía y me sonríe de manera coqueta, mientras levanta su vaso y toma de su bebida. —Lo quiero para mí —susurro, solo para mí. Escucho la canción y me dejo llevar del ritmo, mis manos acarician lentamente mi cuerpo, mientras me muevo de manera sensual y detenida, dejando que mi cabello caiga. Puedo sentir su mirada atrayente y destructora, pero, de alguna manera, sé que lo quiero para mí y lo voy a tener, el misterio en su mirada me gusta. Este hombre debe ser para mí. Cierro mis ojos unos segundos, sigo bajando mis manos y justo ahí siento una manos que agarran las mías, el olor a perfume me gusta. No me volteo, me muevo y se mueven a mi ritmo, me dejo llevar y la conexión al bailar se vuelve arrolladora. Puedo sentir todo su cuerpo pegado al mío cada vez que nos movemos. Me doy la vuelta y veo al hombre que estaba mirando, está pegado a mi rostro con una sonrisa juguetona y demasiado sexy. —¿Esperabas que fuera alguien más? —pregunta, en un tono agudo y divertido—. Lamento decepcionarte. Baja sus manos por mi cuerpo y sigue bailando, hago lo mismo, con media sonrisa y sin dejar de verlo. —Eres justo quién esperaba. Esta vez me sonríe de manera amplia. ¿Puede alguien ser tan atractivo como él? ¡Está buenísimo! —Me estabas mirando —me dice. —Es imposible no verte, eres guapo. Sí, cuando estoy fuera de mi mundo lleno de mentiras sobre ser “tan amable” suelo ser demasiado sincera y libre de hablar. —Vaya, hace rato no encontraba a alguien tan sincero como tú, y menos así de guapa —lleva sus manos a mi cuello, me acerca más a él, pero no me besa—. Me gusta. Sin dejar de verlo muevo mi cuerpo, su mirada tampoco se aleja de la mía. Pasan unos segundos, cambian la canción por una mas divertida y cuando pienso que no bailará, lo hace y me jala entre risas para que baile con él, formando un momento lleno de alegría y donde puedo sentirme yo, aunque sea con un desconocido. ¿Por qué me hace sentir tan libre? Pasa un mesero con una pistola de juguete llena de alcohol y la agarra, me echa en la boca en medio del desorden y hago lo mismo. ¿Por qué Stefan no puede ser tan liberal como este hombre? Me hace sentir viva. Me agarra de la cintura, pegándome a él. ¿Por qué es tan sexy? —Quiero pasar la noche contigo, pero no quiero compromisos de ningún tipo. —¿Compromisos? ¿Qué es eso? —nos reímos—. Yo quiero también. Lleva sus manos a mis mejillas y se acerca a mis labios. —Una noche y no volvemos a vernos. Nunca he cruzado la pequeña línea que hay entre ser coqueta y acostarme con los hombres a los que le bailo, pero ahora parece que quisiera más de lo que este desconocido puede darme. ¿Esto es normal? ¡Soy virgen! Ni siquiera Stefan me ha tocado y dejaré que lo haga alguien que desconozco. —Una nada más.~Luck~—No sé hacerlo.Noto la inocencia en la mirada de Marian, pero también sus ganas de seguir, es curiosa y eso me gusta. Está roja y desnuda ante mí, su cuerpo es un templo y su sabor exquisito. —Haz lo que pienses que debes hacer, yo te guío. Muerdo su labio, haciéndola gemir. Me queda mirando, me toma de la cara y me besa suavemente disfrutando segundo a segundo del beso, sus labios se alejan de los míos y empieza a besar mi pecho desnudo logrando que me estremezca, puedo sentir lo húmedo que están sus labios, recorre mi cuerpo y sin que yo la espere agarra mis dedos y los introduce en su boca chupando uno por uno y de cierta manera es tan placentero que no puedo evitar gemir ante sus caricias. Creo que ni siquiera ella sabe todo lo que me está causando. La veo bajar a medida que besa mi cuerpo y cuando queda frente a mi miembro lo acaricia lentamente con movimiento suaves logrando que la sensación de placer aumente, puedo sentir cómo besa mi entrepierna y pasa su lengua po
~Marian~—Tenemos algo pendiente —me hace quedar pegada a la pared—. No te me vas a escapar esta noche.—No me quiero escapar. Cierro mis ojos al sentir el contacto de sus labios contra mi cuello, deja besos húmedos que va llevando hasta mis hombros, logrando que todo en mí reaccione. Esto está mal, pero me gusta.—¿No te da miedo que nos vean? —habla, mientras quita los botones de mi vestido—. ¿No te aterra pensar que podemos ser descubiertos? —Dicen que la adrenalina hace el momento inolvidable. Termino de hablar y me agarra de la cara, besándome como si fuera una necesidad, como si lo necesitara, y yo no puedo resistirme. Las ganas que me dan cuando me toca nunca las había sentido y no quiero evitarlas, me gustan.Sus labios juegan con los míos en medio del beso y sus dientes los aprietan, haciéndome gemir, me besa de manera sensual y pausada, logrando que mis piernas tiemblen. Baja sus labios hasta mis orejas y mete su lengua, haciéndome gemir, sigue bajando hasta mi cuello y
~Marian~—¿Qué hacen despiertas a esta hora?Nos interroga mi padre, mirándonos. —Lo que pasa es que….Mamá trata de hablar y la interrumpe.—Lo que sea me lo dices mañana. Hija, vuelve a tu habitación. Me sonríe.—Es importante, debemos hablar ahora.—Mujer, ya dije que mañana.Trago saliva en seco, miro a mamá y me doy la vuelta, me agarra del brazo, se acerca y besa mi frente.—Las mentiras corrompen el alma, hija.Su susurro me hace sonreír.Esto puede ser un problema, mi madre nunca debió verme con Luck, cuando sepa quién es todo será peor.Estoy jodida, todo por caer en deseos prohibidos que me hacen pecar. El caos se acerca.[….]—Cariño.Anne me da un abrazo fuerte.—Hola —le sonrío a medias.Se tira en la cama, me queda viendo.—¿Qué tienes? Te ves terrible.—No dormí.—Te conozco tanto que sé que necesitas hablar.Se pone de pie apresurada.—Vamos por algo de tomar y hablamos.—Papá no me dejará, está más intenso que otras veces.—Te dejará.Me agarra de la mano y me saca
~Marian~—No puedes estar aquí… —susurro, mirando que Luck se acerca a mí.—No debería, eres mi cuñada y estoy siendo un maldito con mi hermano por desearte —quita el gancho de mi cabello, dejando que caiga, juega con algunos mechones—. ¿Sabes que lo prohibido atrae? —lleva sus manos a mi cuello, haciendo pequeñas cosquillas que me hacen remover y ni siquiera me explico cómo es que esto me gusta—. Quién pensaría que la inocente Marian no es tan santa como todos piensan. —Vete —trato de resistirme—. Por favor… Me confundes, dices que es la última vez y apareces aquí. Estamos rompiendo todas las reglas con esto.—El deseo no conoce de reglas.Luck se aleja, bajando la mirada detenidamente por mi cuerpo, vuelve a subir y se detiene en mis senos desnudos, sonríe mirándolos y muerde sus labios. Mientras me mira puedo sentir el deseo que desprende mi cuerpo y las ganas que tiene él de estar conmigo. En el fondo sé que esto está mal, sin embargo, no puedo contenerme, tengo la necesidad de e
~Marian~—¿Estás bien?Me giro sobre mis pies al escuchar la voz de Stefan. Decidí salir a tomar aire, ya no aguantaba un segundo más en la mesa con todos que parecen como si nadie guardara secretos cuando en realidad todos escondemos algo.—Hace frío —Stefan me cubre con su saco—. Tengo que cuidar a la chica que será mi esposa.—¿Por qué me elegiste a mí?La pregunta deja mis labios antes de que reaccione.—Me has gustado desde que te conocí, por eso no dudé en aceptar la propuesta de tu padre de salir contigo, eres una buena mujer y estoy seguro de que tendremos un hogar hermoso. Veremos nuestros hijos correr por la casa.¿Hijos? Realmente, no sabe nada de mí, ni siquiera quiero ser madre, lo único que quiero es vivir sin ataduras. —No hay que pensar en eso todavía, falta mucho tiempo. Me sonríe, pasando su brazo por mi hombro y me abraza, huele a perfume. Me hace sentir segura, lástima que sienta que corta mis alas.—¿Crees que seré una buena esposa?—La mejor de todas —acaricia
~Marian~Puedo sentir cómo la falta de aire me afecta y me agarro del brazo de mi padre, me ayudan a sentarme, y la familia de Stefan me echa aire con un pequeño abanico de mano. ¿Por qué está aquí? ¿Quién carajos es? —Voy a llamar al médico, ya regreso. —No es necesario, papá, solo fue un mareo —me acomodo—. Lo siento. ¿Por qué actúa como si no me conociera? Él se ve tan serio y distante en compañía de una mujer hermosa de cabello rubio que se mira enamorada. —Podemos aplazar la cena para después —la madre de Stefan me da una sonrisa—. Te ves pálida.—Estoy bien, gracias. Me acomodo, tomando aire y decidida a saber qué está pasando.—Parece que viste un fantasma —habla el padre de Stefan.—Puede que sí lo haya visto —le sonrío.Todos sueltan una carcajada.Si este hombre se le ocurre hablar toda mi vida se vendrá abajo y es lo que menos quiero, pensé que nunca más lo vería. —Cariño, entonces, me gustaría presentarte a mis padres que ya saben todo de ti —señala a sus papás que m





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