🎸 Una banda. Un contrato. Un precio imposible. Electric Storm estuvo a punto de rendirse. Cansados del rechazo, del anonimato, de tocar en bares vacíos... hasta que él apareció: un hombre trajeado, salido de las sombras, con una oferta irresistible. ¿Fama mundial? ¿Reconocimiento, millones de fans, portadas, premios? Claro. Pero todo éxito tiene un precio. Ahora Luna, Max, Sofía y Mateo deben enfrentarse a algo más aterrador que el fracaso: la culpa, la paranoia, la sangre... y el verdadero rostro del poder detrás de la industria musical. 📺 Bienvenidos al show. ⚠️ Aquí,
Leer másLa noche se cernía sobre la ciudad como una manta de seda negra, envolviendo todo en un silencio sepulcral. Las luces de los rascacielos brillaban como estrellas en el cielo oscuro, pero no lograban iluminar la oscuridad que se escondía en las sombras. En este mundo de excesos y depravación, la música era el lenguaje de la noche, un ritmo que latía en las venas de los que se atrevían a desafiar la oscuridad.
En un pórtico estrecho y un poco sucio, un grupo de jóvenes músicos se reunían en secreto, sus instrumentos en mano, listos para crear la sinfonía de la noche. Luna, Mateo, Sofía y Max eran sus nombres, y su música era la banda sonora de la ciudad que nunca dormía. Solo unos días antes, habían subido su primer sencillo a las redes sociales, y la respuesta había sido abrumadora. La canción se había vuelto viral en cuestión de horas, y eran el tema de conversación en la ciudad. Pero había algo más en el aire, algo que no podían explicar, una sensación de que estaban siendo observados, de que alguien o algo estaba esperando en las sombras. Y entonces, una figura emergió de la oscuridad, un hombre alto y delgado, con ojos que brillaban como carbones encendidos en la noche. Su sonrisa era una línea fina y cruel, y su presencia parecía llenar el callejón de una energía oscura y malevola. —¿Quién eres—preguntó Luna, su voz temblando ligeramente. El hombre no respondió. En su lugar, sacó un contrato de su bolsillo y lo extendió hacia ellos. —Esto es lo que habéis estado buscando—dijo, su voz baja y seductora —La fama, el éxito, el poder. Todo esto y más os espera si firmáis este contrato— Sus ojos parecían conocerlos, como si hubiera estado siguiendo sus pasos. —Los hemos visto en las redes sociales—dijo el hombre, con una sonrisa que parecía contener un secreto. —Vuestro talento es innegable. Y yo puedo hacer que vuestra música sea escuchada por todo el mundo. Los jóvenes se miraron entre sí, inseguros, pero la promesa de la fama y el éxito era demasiado tentadora. Firmaron el contrato, uno a uno, sin leer las letras pequeñas, sin saber qué estaban firmando. Y en ese momento, su destino quedó sellado. La noche los envolvió, y la música de la ciudad se convirtió en un canto de sirena. Los días siguientes fueron un torbellino de entrevistas y sesiones de grabación. Su música se escuchaba en todas parte, y su fama crecía con cada minuto. Pero había un precio a pagar. La precisión era contante y la sensación de estar siendo observados no desaparecía. El hombre del contrato parecía estar siempre allí, sonriendo en las sombras, recordándoles que su éxito tenía un costo. Una noche después de una sesión de grabación intensa, Luna se despertó en su habitación, sintiendo una presencia en la oscuridad. La figura del hombre estaba allí, de pies en la esquina de la habitación observándola — No puedes escapar de mi — dijo, su voz baja y seductora — Ahora eres mía. En ese momento, Luna supo que había firmado algo más que un contrato. Había firmado su alma. La oscuridad parecía cerrarse sobre ella, mientras sentía mordiscos sobre su cuerpo, sobre su piel aparecieron moretones que indicaban que algo estaba causándole daño, ahora su cuerpo pertenecía alguien más y ella no podía hacer nada.El aire dentro de la mansión se había vuelto irrespirable.Lo que al principio parecía una fiesta desbordante de lujos y excesos, ahora tenía el peso de un secreto demasiado grande, demasiado antiguo.Los invitados comenzaron a moverse en masa. Nadie los guiaba con palabras. No hacía falta. Una fuerza invisible —algo ancestral— los empujaba como una marea silenciosa hacia lo profundo de la casa.Luna sintió cómo la piel se le erizaba desde la nuca hasta los tobillos. No sabía por qué caminaba, ni a dónde, pero sus piernas se movían solas. A su lado, Mateo apretaba la mandíbula. Sofía caminaba con los brazos cruzados sobre el pecho. Y Max estaba unos pasos más adelante junto a Kathy Bajaron por una escalera en espiral que parecía no terminar nunca. Cada peldaño era más frío que el anterior. Las paredes estaban cubiertas de espejos antiguos, cada uno deformando los reflejos de formas grotescas. En uno de ellos, Luna juró que su rostro no la seguía con exactitud. Que parpadeaba un segun
Sofía avanzaba entre la multitud con pasos inseguros, como si el suelo temblara bajo sus pies. La música retumbaba como un latido colosal en sus oídos, pero no era alegre ni liberador; era un sonido espeso, casi enfermizo, que parecía filtrarse bajo su piel. La mansión, aunque brillante y decorada como un palacio moderno, le daba escalofríos. Las paredes parecían respirar. Las luces de neón giraban sin control, lanzando destellos que más que iluminar, confundían.Había perdido a Max, Luna y Mateo hacía más de veinte minutos. O tal vez una hora. O más. En ese lugar, el tiempo se estiraba y se encogía como un acordeón fuera de tono.Sofía sintió cómo su corazón se aceleraba. Apretó los puños, intentando calmar el temblor en sus manos. Algo no estaba bien. El aire olía raro, como a perfume mezclado con electricidad quemada. Cada vez que miraba a su alrededor, encontraba rostros demasiado maquillados, sonrisas congeladas, cuerpos bailando con movimientos que parecían ajenos al placer, com
Max nunca había estado en un lugar así. La mansión se alzaba imponente en la colina, sus luces titilaban como faros en la noche. Al entrar, un torbellino de música electrónica, risas estridentes y un aroma pesado a alcohol y perfumes caros lo envolvieron. Era la primera fiesta oficial desde que la élite había tomado control, y Max sentía que estaba entrando en otro mundo.Los techos eran altos, adornados con candelabros de cristal que reflejaban destellos multicolor sobre un mar de cuerpos que se movían sin parar. La gente que llenaba la casa no era cualquiera: hombres y mujeres vestidos como si salieran de una revista de moda, pero con ojos que parecían observarlo todo, como si midieran su valor en segundos.Max intentó alzarse sobre la multitud con una sonrisa confiada. Su auto rojo seguía brillando en su mente, y sentía el poder de ese primer gran cheque en sus manos. Pero en esta fiesta, el poder se sentía diferente, más oscuro, más pesado.Se acercó a la barra y pidió un trago. M
Mateo llegó al departamento de Alex, su mánager, con la intención de resolver los problemas que estaba teniendo para cobrar la otra parte de su dinero. Al subir las escaleras, se encontró con un chico delgado de cabello castaño que salía del departamento de Alex. El chico lo miró con sorpresa y luego se apresuró a bajar las escaleras sin decir una palabra.Mateo se detuvo frente a la puerta del departamento de Alex y llamó. La puerta se abrió con un clic, y Mateo entró en el departamento. Alex estaba de pie en la sala, sin camisa, y Mateo no pudo evitar notar su torso desnudo. Su cuerpo era impresionante, con músculos definidos y una piel suave.Alex se dio cuenta de la mirada de Mateo y se ruborizó ligeramente. Se colocó una bata encima de su torso desnudo y se acercó a Mateo. —¿Aún estás teniendo problemas para cobrar la otra parte del dinero?— preguntó, su voz seria y profesional.Mateo se calmó y respondió, tratando de ignorar la atracción que sentía hacia Alex. —Sí, aún tengo ese
La ciudad en ruinas se extendía ante ellos como un lienzo de destrucción y desolación. Las calles estaban llenas de escombros y basura, y los edificios parecían estar a punto de derrumbarse en cualquier momento. En medio de este paisaje desolador, Luna se movía con gracia y confianza en el set de grabación, su vestido de cuero negro y sus botas altas negras resaltaban en la oscuridad.La música resonaba en el aire, y ella cantaba con pasión y emoción, su voz era como un bálsamo en medio de la desolación. Era su primer videoclip, y estaba emocionada de ver cómo todo se estaba desarrollando. La cámara la enfocaba desde diferentes ángulos, capturando su movimiento y su energía.Después de terminar la grabación, Luna tomó su celular y comenzó a revisar sus redes sociales. Su cuenta de Instagram tenía 20 millones de seguidores, y no podía creerlo. —¡Esto es brutal!— gritó, saltando de emoción. Mateo se rió y se acercó a ella. —¿Qué pasa?— preguntó, mirando la pantalla de su celular. —¡Mi I
La noche había caído sobre la ciudad, y el estudio de grabación estaba iluminado por las luces fluorescentes que reflejaban en las paredes blancas. Mateo, Max, Sofía y Luna estaban sentados alrededor de una mesa, rodeados de cables y equipos de sonido, preparando su nuevo sencillo. La música resonaba en el aire, y el demo de su canción "Caos en la Ciudad" sonaba con una energía oscura y emocionante. La letra hablaba de la ciudad que se desmoronaba, de la gente que se perdía en sus propias pesadillas, y la música era un reflejo de la ansiedad y el miedo que sentían. De repente, la puerta se abrió y Alex entró con su traje habitual, su rostro serio y profesional. Su mirada parecía penetrar en la habitación, como si pudiera ver más allá de la superficie. —Chicos, tengo noticias—dijo, con una sonrisa leve que no llegaba a sus ojos. Mateo se levantó de su silla, emocionado, y se acercó a Alex. —¿Qué pasa?— preguntó, con una mezcla de curiosidad y ansiedad. —Son invitados a los MTV VMAs
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