Elio llegó al evento con la calma calculadora de un depredador. A su lado, Patrick Jackson irradiaba elegancia con su porte imponente, y tras ellos, el consigliere de Patrick, Lorenzo Fabri, caminaba con esa sonrisa discreta de hombre que siempre sabe más de lo que aparenta.
El salón estaba lleno de luminarias: políticos, empresarios y rostros de la élite de Denver, todos bebiendo champaña y fingiendo que la ciudad no se sostenía sobre sangre y dinero sucio.
Patrick fue el primero en dar el paso al frente. Saludó al alcalde de la ciudad con un apretón de manos firme, luego al gobernador del estado, y finalmente a Xavier Rossi, hermano de Mick.
—Xavier, viejo amigo —dijo Patrick, como si no guardara un rastro de rencor—. Siempre un placer coincidir en estos lugares.
—Patrick… —respondió Rossi, forzando una sonrisa mientras su mandíbula se tensaba.
Elio observaba con serenidad. La venganza no siempre se ejecutaba con balas; a veces, se cocinaba lentamente frente a un público que no t