Sentí que el mundo se iluminaba de repente, como si un rayo de esperanza atravesara la oscuridad que nos rodeaba. De pronto, todo parecía más sencillo de lo que jamás hubiera imaginado. Al fin podría liberar a mi esposa de todo ese embrollo de brujas y encantamientos, algo que parecía tan fuera de lugar en pleno siglo de la tecnología. 

—No es tan simple —intervino el abuelo, con voz grave—. Fabrizio, debo ir con tu padre y tus hermanos a Cedera. No permitiré que los asesinos de mis padres sigan disfrutando de lo que nos pertenece —su mirada se endureció—. Me encargaré de limpiar todo aquello y desaparecer a cualquier enemigo de nuestra familia, luego enviaré por ustedes. ¿Estamos de acuerdo?

—¿Y qué hacemos con Giovanni? —pregunté, recordando a nuestro hermano, la pieza clave en nuestras vidas, era nuestro hermano. E