46. Beso entre aliados
Kaien sonrió ante la pregunta y, por un instante, quiso ser sincero. Decirle que, en ese momento, lo que más deseaba era desnudarla y hacerla suya en esa cama, aunque fuera solo por una noche, para sacarse esas ganas del cuerpo. Pero... ¿y después qué? Ella era una mujer recién separada y, por muy fuerte que se mostrara ahora, su corazón seguía herido. Debía de quedar algún resquicio de sentimientos hacia ese tipo.
—Digamos que no —mintió.
Medea no se lo creyó ni un segundo. Había pasado años detrás de Elian, sí, pero antes de él había tenido otras citas. Sabía reconocer cuándo un hombre estaba interesado en ella.
—No mientas solo para quedar bien —dijo con ironía—. Pero está bien, Kaien. ¿Pasamos a lo importante?
Otra sonrisa se dibujó en los labios de Kaien. Cada vez que se encontraba con esa mujer, descubría algo nuevo que le intrigaba. Tomó su mano para guiarla y la invitó a sentarse en un sofá individual, justo al frente suyo.
—¿Quieres vino? ¿O no tomas?
—Dame un poco.
Kaien le