96. Retoño en camino
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Medea estaba nerviosa por dos grandes razones. La primera, porque ese día su pequeña Nayla regresaría a casa después de un mes en el hospital. La segunda, un test de embarazo que había dejado escondido en el baño desde la mañana y cuyos resultados aún no se atrevía a mirar.
—¡Cariño, todo listo por aquí! —gritó Kaien desde el jardín.
Ella terminó de empacar los regalos y salió de su trance. Una enorme sonrisa iluminó su rostro al ver la carpa en tonos rosa pastel y blanco que cubría gran parte del jardín, adornada con guirnaldas delicadamente colgadas.
Un arco de globos morados, blancos y rosados enmarcaba un letrero que decía: “Feliz cumpleaños, princesa”. Toda la decoración estaba inspirada en Rapunzel, la princesa favorita de Nayla.
—Te quedó precioso —lo elogió, acercándose a su sudoroso esposo, que claramente había puesto todo su empeño—. Nayla va a estar feliz cuando lo vea.
—Lo sé. No pudimos celebrar su cumpleaños en la fecha, pero ahora sí… y será inolvidable.
Orgullosa d