93. Rayo de esperanza
Kaien bajó del auto a toda prisa, sin siquiera cerrar la puerta, y se adentró en la propiedad de su amigo. Golpeó la puerta con impaciencia, dominado por la angustia.
En cuanto Samuel abrió, Kaien entró sin esperar invitación, mirando desesperado a su alrededor.
—¿Dónde está? ¿Dónde la tienes? —bramó, fuera de sí—. ¡Dime, Samuel!
—Cálmate, Kaien. Está en la última habitación —respondió su amigo, conduciéndolo hasta la puerta. Sacó las llaves y la abrió.
Dentro, Kaien encontró a Mirka intentando escapar por la ventana ya abierta. Al percatarse de ello, la sujetó del brazo y la arrojó sobre la cama.
—¡Dime a dónde se la llevó ese imbécil! —exigió, desencajado—. ¡Habla, Mirka!
—Hermano... —sollozó la joven, temblorosa.
—Kaien, por favor, la estás lastimando...
—¡Tú cállate, Samuel! —rugió sin apartar la mirada de ella—. Suelta lo que sabes, Mirka. ¡Dime dónde está mi esposa!
—¡Yo no lo sé!
—¡Sí lo sabes! —Kaien se apartó de ella, pasándose una mano por el cabello—. ¿Eres consciente de qu