KIARA DE SANTIS
Desperté con la cabeza palpitándome suave, como después de una noche de vino y confesiones.
Parpadeé con dificultad. La luz que entraba por la ventana era tenue, suave.
No me dolía el cuerpo, pero me sentía extraña… como si hubiera tenido un sueño tan dulce que ahora dolía haber despertado.
Me quedé mirando el techo unos segundos.
Una palabra flotaba en mi cabeza.
Un nombre.
Noah.
Entonces lo recordé.
Su voz.
Su mano fría sobre mi frente.
El roce de sus dedos en mi mejilla.
¿Me había besado?
¿O fue parte de la fiebre?
La calidez en mis labios aún parecía real.
Pero podía haber sido mi imaginación.
Mi mente jugando conmigo.
Otra fantasía absurda. Otro anhelo reprimido.
Me giré en la cama, lentamente, sin energía. Y ahí fue cuando escuché pasos.
La puerta se abrió y apareció él.
Silvano.
Mi hermano.
—¿Kiara? —preguntó con voz baja, aliviado al verme sentada—. Qué bueno, ya estás despierta.
Le sonreí débilmente.
—Hola… —dije, carraspeando un poco.
Silvano se acercó y me p