Mundo ficciónIniciar sesiónUna deuda de vida hará que Nadia Koleva consiga la protección de uno de los hombres mas poderosos y peligrosos del este de Europa y así lograr recuperar a su hermano perdido ofreciéndole un acuerdo la ubicación de un gran tesoro que hasta ese momento se pensaba que era un mito y se convierta en la protegida mafioso. ¿Quedará lugar para el amor a pesar del contrato y del pasado doloroso de Nadia? Obra Registrada en fecha 22/02/2025 bajo el número 2505221820706. Todos los derechos reservados, prohibido para la reproducción total o parcial de la historia sin la autorización expresa de la autora
Leer másVarna, Bulgaria.-
Nadia.-
Siento el sudor deslizándose por mí frente a medida que avanzo, mis piernas comienzan a sentir el agotamiento mientras corro por las calles de Varna, miro mi reloj y frente a mí la luz neón del nombre del bar ilumina mi rostro.
— Nuevamente tarde –Ruedo mis ojos, intento recuperar el aliento después de la maratón que me acabo de echar para llegar a tiempo a mi turno, fracasando estrepitosamente, en la entrada se encuentra Boris, el guardia de seguridad de este lugar. –Boris
— Nadia –Su semblante es serio, sus brazos fuertes y musculosos, llenos de tatuajes, están cruzados sobre su pecho, todo para infundir miedo, pero detrás de esa fachada dura es solo un enorme oso de felpa o por lo menos conmigo lo es. –Llegas tarde.
— ¡Lo sé, lo sé! –Salto dejando un beso en su mejilla, que medio lo hace sonreír, de inmediato vuelve a su postura de ogro.
Entro como un huracán al bar, la oscuridad del interior es característico, los rostros que visitan este lugar no son los mejores, ¿hay turistas? si, debido a que la ciudad pertenece a la costa de Bulgaria, pero en los rincones más apartados se ven ciertas personas que pertenecen a las mafias del este de Europa, la Odessa, las tríadas todas queriendo tener el control de esta zona.
Entro de inmediato al bar, recojo mi cabello en una cola de caballo y coloco mi delantal. Mi jefe está de espaldas, así que intentaré engañarlo. Rápidamente, comienzan a pedirme tragos. Ofrezco unas cuantas sonrisas a algunos de los clientes, eso me asegura unas buenas propinas.
— No creas que no me di cuenta de que llegaste hoy también tarde —mi jefe me dice sonriendo.
— Lo siento, Niko, solo fueron cinco minutos —suelto haciendo un puchero, vuelve a sonreír y niega pasando un pañuelo sobre la barra, se aleja de mí rápidamente, cuando un hombre de traje negro se acerca haciéndole una seña.
— Nadia lleva una botella de The Macallan Valerio Adami 60 años, a la sala VIP cinco –Giro sorprendida, porque esa es la botella más cara de… todo el mundo y se encuentra en su oficina en una caja fuerte. –No te tardes –Extendió sobre mi mano las llaves de su oficina, asentí sin objetar nada, eso significaba que había gente importante en el bar y peligrosa.
Entré a la oficina, como era persona de confianza, me sabía la clave de la caja fuerte. Niko no solo era mi jefe, era el mejor amigo de mi hermano mayor, nos habíamos criado juntos. Saqué la caja de madera que guardaba la botella, las manos me temblaban, la coloqué sobre la bandeja con una cubeta de hielo y dos vasos, suspiré y me puse en marcha hacia las salas VIP.
El pasillo hacía estas salas era oscuro, iluminado solo por una tenue luz roja un poco de película de terror, pero dadas las visitas que suelen pagar estas salas la decoración es comprensible, no puedo evitar sentir un nudo en mi estómago a medida que voy acercándome a la última sala, alzo mi mano para tocar, pero mi movimiento se detiene de inmediato al escuchar los gritos desesperados de un hombre suplicando por su vida, mi cuerpo se paraliza por completo, esa sensación, esa desesperación de suplicar por tu vida la conozco perfectamente.
— Voy a preguntarlo una vez más –La voz que se escuchó luego me hizo temblar, lúgubre, tan sombría. – ¿Quién?
— ¡Se lo dije ya! ¡Señor por favor tengo un hijo, no me mate, ya le dije lo que sé!
— Respuesta equivocada –Luego de esas palabras un grito desgarrador se escuchó después, lo que me hizo pegar un brinco, la bandeja sobre mi mano se tambaleó, pude evitar que la costosa botella cayera, pero todo lo demás ocasionó un estruendoso ruido, la puerta se abrió de par en par, la imagen que se mostraba frente a mí era espantosa, el hombre que suplicaba por su vida tenía el rostro ensangrentado, uno de sus ojos estaba cerrado producto de la hinchazón, sentí ganas de vomitar.
Me repuse con la botella en mis manos, dos hombres vestidos de negro se pararon frente a mí, pero lo que más captó mi atención fue el otro hombre uno de aspecto tenebroso alto, tenía la camisa blanca arremangada hasta los codos llena de sangre, sus brazos tenían varios tatuajes, en sus manos llevaba una cosa metálica que rodeaba sus nudillos, pero lo más impactante fueron sus ojos, me miraban fijamente, no podía siquiera mover un solo músculo, la manera en como veía era aterradora podía ver la perversidad en sus ojos, daba miedo, mucho miedo, era un hombre peligroso, pero no se podía negar lo apuesto que también es.
— ¿Señor nos deshacemos de ella? —las palabras de uno de los hombres me hicieron reaccionar, volví a mirar al hombre, tenía la mirada clavada en mí.
— ¡Nadia te dije que no te tardaras! —Niko se acercó, de reojo pude ver cómo su rostro palideció al ver al hombre que no dejaba de mirarme – ¿Qué sucede? —preguntó a mi jefe con una valentía un poco dudosa.
— No sabía que a tu personal le gustaba chismear, Niko —El hombre dio dos pasos hacia nosotros, seguía sin dejar de mirarme, me sentía expuesta ante sus ojos, es como si quisiera descubrir mis más oscuros y profundos secretos.
— Nunca señor Emil, Nadia suele ser un poco torpe. Esto tiene una explicación, ¿Nadia? —Niko aprieta mi brazo.
— ¿Torpe? ¿Envías a una persona torpe a traer la botella de Whisky más costosa? Decide, ¿A quién debo matar a ti o a ella?
El agarre de Niko sobre mi brazo se intensificó podía sentir como su cuerpo temblaba, puedo jurar que no sé de donde saqué la valentía, pero comencé a sentirme enojada y exploté.
— ¡Si quiere máteme! Pero hágalo usted mismo, no sea cobarde de mandar a sus secuaces, los hombres como usted dan asco –mi pecho bajaba y subía de manera agitada —Mucho coraje torturando a alguien que no puede defenderse, hágalo en las mismas condiciones si se cree tan macho.
— ¡NADIA! —Niko pegó un grito ahogado lleno de miedo, pero no le di importancia. Mis ojos llenos de rabia estaban clavados en ese cobarde, era el jefe claro que sí, sabía quien era Emil Petrov unos de los mafiosos más temidos en el este de Europa, su fama lo precede, pero no dejaba de ser un cobarde que torturaba estando la persona en desventaja —Cierra la boca—. La advertencia de Niko escapó de sus labios apretados.
Lo que el hombre hizo después me dejó sin palabras, sacó el arma que tenía en la espalda y disparó dos veces al hombre torturado, su cabeza quedó colgando, luego el tal Emil nuevamente posó sus ojos sobre mí con más furia, se movió poniéndose frente a mí, la fragancia de su colonia amaderada inundó mis fosas nasales, era muy alto me llevaba una cabeza y media de altura, pero no dejé que su imagen imponente me intimidará aunque por dentro estaba a punto de desmayarme.
— ¿Te atreves a repetir cada palabra de nuevo? Pero esta vez con esta belleza —acercó su arma poniéndola sobre mí cien. – ¿Sobre tu cabeza?
Un Año Después.-Nadia.- — ¿Lo ves? Te dije que no te preocuparas por ellos, mariposa –Emil y yo observamos a Lina y a Desmond sonriendo entre ellos con picardía. — ¿Tú sabías lo que Lina planeaba desde el inicio? –niega. — Mi amor, ustedes las mujeres son un peligro, no sabía lo que ella planeaba, después de todo, ambos son tal para cual, llegué a pensar que Lina se resignaría a no tener a Desmond a su lado, pero fue magistral su movimiento, por eso he decidido dejarla al mando de la organización. Mi cabeza giró tan rápido que casi se separa de mi cuello. — ¿Qué? — ¿No me digas que no quieres una vida normal? Una vida donde no tengamos que cuidarnos la espalda las veinticuatro horas del día, donde Emiliana crezca sin tener que esconderse y ocultar quien es o de quien es hija, Lina sería perfecta para ese puesto. — Me dejas, sorprendida amor, pero… ¿De verdad quieres dejar todo esto? — Por ti y por Emiliana sí, Desmond me ayudó a invertir en algunos negocios limpios y propieda
Nadia.- Espero que por fin Desmond deje las tonterías y reaccioné de una vez, Lina me preocupa ha estado deprimida, la conozco sé que cuando decide algo por ahí es. — ¿Qué te tiene tan pensativa, mariposa? –sonrío al sentir los labios de Emil sobre mi cuello–. Deje a Emiliana dormida en su cuna y a la niñera vigilándola, para que tengamos una noche libre. Me gira con fuerza y me levanta haciendo que mis piernas se enrollen en su cintura. — Es una petición que no puedo rechazar entonces, pero… hoy estoy enojada contigo –frunció su ceño confundido, volviendo a colocarme en el suelo–. hiciste negocios con el general ofreciendo a Lina. — Yo no la ofrecí, el general si está interesado en convertirla en su amante, dejó eso muy claro, pero le dije que ella no es una simple empleada para mí, es una amiga y si ella no quiere aceptar sus insinuaciones no voy a obligarla. Con las palabras de mi marido caí en cuenta, Lina me había tendido una trampa a Desmond y a mí. — ¡Hija de perra! Cada
Lina.-Cuando salgo de la habitación con los tacones en la mano me topo con Emil y Nadia devorándose en medio del pasillo no puedo evitar sentir envidia de esos dos, me aclaro la garganta para que noten mi presencia, ambos se separan sobresaltados. — ¡Amiga, hola! ¿Qué haces? — Sí, ¿Qué haces aquí? Lina, deberías estar con el general –pregunta Emil limpiándose el labial de la boca con el pulgar. — Espero que con eso te refieras a hablar con él y no… — ¡¿Qué cosas?! Claro que es eso –responde Nadia ofendida–. jamás te obligaríamos a… acostarte con alguien. — Disculpen, volveré al salón, tengo información importante de ese general sigan en… lo suyo. Les paso por el lado, terminando de colocarme los tacones y entro a un tocador me arreglo el cabello, retoco mi labial rojo sangre y por último aplico un poco más de perfume.Al llegar al salón observo mi objetivo, lo veo hablando con dos empresarios de la tecnología, camino frente a ellos captando su atención, me detengo en la barra
Lina.-— Te va muy bien con el General –Nadia se acerca con sigilo, mientras me ofrece una copa de champagne–. ¿qué te pareció? — Es ambicioso, no está en la posición en la que está solo por sus méritos, su moralidad es… algo cuestionable, dada su manera de aferrarse a mi cuerpo mientras bailábamos. — Desmond está aquí –me suelta sin ningún tacto–. y no estaba muy feliz, — Lo sé, lo vi cuando entró al salón, nunca le ha gustado mi misión, de igual manera no es mi dueño, él se acostó a pocos metros con el primer par de piernas que se le insinuaron que yo haga lo mismo no tiene por qué afectarle. — ¿De verdad crees que Desmond se acostó con la rusa? — Ella lo dijo muy bien— Yo podría preguntarle a Emil — No –la interrumpí–. no es necesario, el silencio de Desmond fue confirmación suficiente, si yo realmente le importara le habría cortado la lengua a la rusa por mentir y él solo se quedó parado mientras ella le pasaba la mano por el pecho. De solo recordar esa imagen siento como
Desmond.-Siempre supe que mi destino era estar solo, le juré mi lealtad a Emil no solo por agradecimiento, de no ser por él no estaría vivo, no estaba en la obligación de cuidarme cuando éramos niños, yo no era de su sangre y era un rival más con el que tenía que luchar por comida. Jamás lo culpé por haberse ido con Drago, todo lo contrario para mí fue un alivio que no haya sido testigo de las cosas que hice para sobrevivir en esos tres años que me quedé solo. Toda mi vida he sentido el peso de la culpa por todo lo que hice, las vidas que mis manos arrebataron, ver a Aleksi revolvieron todos esos recuerdos trayéndolos de vuelta junto a las pesadillas. Mis demonios… siempre estarán presentes. Por eso no puedo estar con Lina, somos dos personas rotas, cualquiera pensaría que eso nos uniría más, como sucedió con Nadia y Emil, pero yo no podría… vivir feliz, no lo merezco. — Jefe, los jefes de la triada convocaron a un consejo, también citaron al dragón. — Bien, yo le avisaré a Emi
Nadia.- La idea de Lina después de todo no estaba tan mal, Emil y yo no habíamos tenido tiempo de estar juntos y solos, llego a mi habitación y noto sobre mi cama la bolsa elegante de color vino, reviso lo que esté en el interior mis ojos se abren tanto como si fueran a salirse de mis cuencas. Esperaba un delicado y sensual atuendo de encaje y transparencias, pero no… meto la mano y saco un corsé de cuero en color negro con un gran escote y un cierre en color plata, con el corsé venia una tanga diminuta, un pequeño triángulo en la parte de adelante y en la de atrás solo unas tiras delgadas, el atuendo venía con unas medias del mismo color de red y la parte superior de los muslos estaban adornadas con encaje, en el fondo de la bolsa había una nota. — Demuéstrale al dragón quien es su reina. — ¡Ay Lina! –aunque tenía las mejillas del color de un camarón no podía negar que la idea de una noche de pasión y alocada con Emil me excitaba. (…) Me di un último vistazo en el espejo antes
Último capítulo