Nadia.-
Espero que por fin Desmond deje las tonterías y reaccioné de una vez, Lina me preocupa ha estado deprimida, la conozco sé que cuando decide algo por ahí es.
— ¿Qué te tiene tan pensativa, mariposa? –sonrío al sentir los labios de Emil sobre mi cuello–. Deje a Emiliana dormida en su cuna y a la niñera vigilándola, para que tengamos una noche libre.
Me gira con fuerza y me levanta haciendo que mis piernas se enrollen en su cintura.
— Es una petición que no puedo rechazar entonces, pero… hoy estoy enojada contigo –frunció su ceño confundido, volviendo a colocarme en el suelo–. hiciste negocios con el general ofreciendo a Lina.
— Yo no la ofrecí, el general si está interesado en convertirla en su amante, dejó eso muy claro, pero le dije que ella no es una simple empleada para mí, es una amiga y si ella no quiere aceptar sus insinuaciones no voy a obligarla.
Con las palabras de mi marido caí en cuenta, Lina me había tendido una trampa a Desmond y a mí.
— ¡Hija de perra! Cada