Para Sasha lo mas importante era serle util a su jefe Leo y ganarse su corazón despues vivir enamorada de él desde hace tres años. creia que lo habia conseguido pero todo cambia cuando se da cuenta que su amado jefe la habia adulado frente a todos a proposito solo para deshacerse de ella. Sasha quería Venganza pero no esperaba que su nuevo jefe y hermano de Leo se involucrara para ayudarla y mucho menos que se enamorara de su nuevo jefe Enzo en medio de su intento conquistar a Leo para destruirlo. ¿Podrá Sasha conseguir su venganza o rompera los corazones de los dos hermanos?
Leer más¿Sabes que es esa sensación de que todo en tu vida podría mejorar con un pequeño golpe de suerte? Bueno, yo la tengo todo el tiempo. ¿Por qué lo digo? Es muy simple la respuesta, soy la prueba viviente de que los horóscopos mienten. En mi mente solo se repite esto: ¿"Hoy será un día lleno de oportunidades"?. Na. Mentira en realidad… mi vida es una combinación de correos electrónicos mal redactados, cafés fríos y un jefe al que le sonrío demasiado cada vez que me llama, “sin que me de cuenta que lo hago” . Aunque probablemente no sepa ni cómo me llamo.
Trabajo como asistente administrativa para la vicepresidencia en una empresa de marketing W&B, Perteneciente a la gran familia Black. Suena glamuroso, ¿verdad? Pues no lo es. Mi día a día consiste en recoger papeles que nadie sabe usar, preparar reportes para reuniones que podrían haber sido un correo y, por supuesto, atender cada capricho de mi jefe, Leo.
Ah, Leo. Si fuera una canción, sería un éxito de los ochenta que no puedo sacar de mi cabeza. Él es la definicion del hombre perfecto, Alto, cabello oscuro perfectamente peinado, sonrisa encantadora... y el ego del tamaño del edificio en forma de torre donde trabajamos. Es el tipo de hombre que podría venderte arena en el desierto porque en esta vida, todo es un negocio para él. Cuando lo conocí en mi entrevista, hice algo que normalmente nunca hago: me quedé sin palabras y por alguna razón, me contrató a pesar de que fui torpe en mi entrevista.
—Nerd, cariño, ¿ya entregaste el informe del martes? —dice, con una sonrisa que parece más una advertencia la viborucha de Clara.
—Sí, Clara. Hace dos días. —Intento mantener mi voz neutra, pero ella no me lo pone fáciL.
—Ah, claro. Es que me dijeron que estaba lleno de errores. Pero no te preocupes, todos cometemos errores... algunos más que otros.
Respiro. Cuento hasta tres. No voy a dejar que Clara gane hoy. No permitiré que me amargue el dia.
—Gracias por el consejo, Por cierto, clara, me alegro de que al fin encontraras un devoto a ti—Le sonrío dulcemente mientras ella me mira confundida pero a la vez se muestra interesada.
—No se de que hablas —ladea una falsa y gentil sonrisa. —¿Acaso… Leo te ha dicho algo?.
—Bueno, si es un hombre claro, es que el conserje Bel tiene una fascinación por las víboras venenosas como tú. Creo que tiene un par en su habitación. ¿no serán tus hermanas?
—Esto no se quedara así cuatro ojos. Lo juro o dejo de llamarme Clara.
—Ay que pena. —hago un gesto de tristeza con mis labios y suspiro profundo —¿Y ahora como vamos a llamarte? Ah, que te parece Consuelo. Mmm, te quedaría perfecto porque solo eso te podría consolar ya que por mas que ha intentado que el jefe te detone, nunca lo logras.
Me mira con desdén.
—Bruja.
—Perra en celo.
—Cuatro ojos.
—Patas de gallo.
—Mojigata Virgen.
—Prostituta del mercado de albañiles.
—Estúpida.
—Cazafortunas urgida a la que nadie se quiere coger excepto el de conserjería.
Su cara es épica, roja como de la cole como un volcán en erupción haciendo que ahogue una risotada.
Estoy disfrutando mi pequeña victoria cuando la puerta de la oficina de Leo se abre de golpe. Ahí está él, impecable como siempre, con su camisa blanca perfectamente planchada y ese aire de "yo mando aquí".
«Ay papasito, tan rico que estas»—¡Lana! —dice, con esa mezcla de urgencia y encanto que solo él puede lograr—. Ven aquí ahora.
Mi corazón da un pequeño brinco. Trato de parecer tranquila mientras me levanto, pero tratandose de él es imposible, pero debo hacerlo, aunque mis manos están tan sudorosas que empeora mi jodido nerviosismo.
Entro en su oficina, donde todo está perfectamente organizado. Incluso los libros en su estantería parecen estar alineados por color y tamaño. ¿Quién tiene tiempo para eso?
—Necesito que prepares el informe para la presentación del viernes —dice sin mirarme, concentrado en su pantalla—. Ah, tráeme un café. Negro, sin azúcar Lana.
Sonríe, y yo me derrito más rápido como una tonta ignorando que siempre me llama Lana cuando en realidad me llamo Sasha. Dios. Mas obvia no puedo ser de que estoy babeando por mi jefe.
—Por supuesto —respondo, en un intento de sonar profesional.
Salgo de su oficina y me dirijo a la máquina de café, no sin antes notar que Clara me observa con su sonrisa de superioridad habitual. Como si ya hubiese olvidado el pleitecito de hace quince minutos. ¿enserio me busca pelea tan rápido?
—¿Te falta algo, Clara? —pregunto, sin detenerme.
—Nada, solo me preguntaba cómo te las arreglas para ser tan eficiente. —Su tono es dulce, pero sus palabras son puro veneno de cobra.
—Para que le voy a explicar a una cobra algo que no va a entender. —su cara se desencaja —Déjame en paz. Por fa.
—No pierdas tu tiempo. —me detengo, doy media vuelta y la veo sobre mi hombro. —Leo nunca se va a fijar en ti. —llevo mi dedo índice al puente de mis lentes acomodándolos.
—No sé de qué hablas. —me encojo de hombros nerviosa.
—Ay por favor Nerd. Mírate, tienes tatuado en la frente un gigantesco rotulo de “amo a Leo Black y haré lo que sea por él como un perro faldero” —frunzo el ceño. Le doy la espalda —Nerd, todos lo vemos a excepción de él. —eleva la comisura derecha de sus labios en una sonrisa burlona. —Pero ya deja de soñar Nercesita. Solo mírate, has subido de peso. Estoy casi segura de que pasaste de talla M a Xl.
Ignoro el comentario que, por dios, sí que me dolió en el ego que no creí tener y que ahora se encuentra por los suelos. Agito mi cabeza en negativa y me concentro en no tropezar en mi camino. Cuando llego, me doy cuenta de que alguien olvidó reponer los filtros. Genial, mas trabajo para mi. Después de buscar en todos los cajones, consigo lo necesario y preparo la bebida más amarga que he olido en mi vida. ¿Cómo puede alguien tomar esto?
—Su café señor.
—Déjalo ahí. —señala una esquina de su escritorio.
Me acerco para dejarlo donde estaba. Lo dejo en ese sitio intacto, sonrío bobamente al sentir el aroma condenadamente delicioso de su fragancia y al alejarme respingo del susto porque lo toque sin querer con mi trasero el brazo izquierdo.
—L‒Lo siento jefe. —dije asustada tartamudeando.
—¿De qué?
Parpadeo rápido. ¿enserio no se dio cuenta?.
—No… nada.
De vuelta en mi escritorio, miro la taza de café caliente que me serví para mi y pienso: "Si esto fuera una película, ese hubiese sido el momento en que Leo se da cuenta de que soy diferente, especial".
Hundo mi cabeza en mi cojín de fresa sonriente y ahogo mi grito de frustración. Me revuelvo el cabello pensando en que soy una tonta, la tonta del siglo al creer que reaccionaria solo por eso. Ja, ni siquiera se dio cuenta que mi culo tocó su brazo.
Mi mejor amiga, Victoria, me llama justo cuando estoy a punto de sumergirme en una reverenda depresión melancólica.
—Sii… —arrastro la palabra.
—Heeelooou ¿Cómo va todo, Sashi Sashi? ¿Ya le confesaste tu amor a tu jefe? —su tono es puro sarcasmo.
Frunzo el ceño. Dejo caer mi cuerpo contra el respaldar de mi silla inclinando mi cabeza hacia atrás viendo el techo.
—Oh, sí, claro. Justo después de que me pidió un café sin azúcar y que mi culo tocara su brazo sin querer. Uff, vieras, fue un momento súper romántico y excitante. ¿y que crees?, ahora mismo voy a tener sexo desenfrenado con él y estas interrumpiendome.
—¿Enserio? —dijo sorprendida creyéndoselo.
—No tonta. —suelto frustrada. —Es ironía.
—¿Perdón?—No te hagas que sabes muy quien soy. —lo encaré olvidando en donde y con quien estábamos. Me mira fijamente.—Ah, eres la virgen. —se sorprende.—¿Virgen? —repetí con vergüenza por decirlo de esa forma frente a mis superiores.—¿Ustedes se conocen? —preguntó mi jefe.—No. —respondimos al mismo tiempo. —Es una larga historia, pero mejor comencemos la presentación. —termina el tema de golpe.La presentación de mi jefe fue impecable frente a su familia y los directores de cada departamento, o eso creo, es que ni siquiera pude prestarle toda mi atención por culpa del violador que no me quitaba los ojos de encima, fue tan incomodo que me dio vergüenza, tensión e incomodidad, podía sentir su mirada sobre mi todo el tiempo y solo dejó de verme cuando su padre habló.—Has hecho un excelente trabajo como vicepresidente Leo. —mi jefe sonríe complacido de escuchar a su padre —No esperaba tan buenos resultados de ti, tengo que decirlo pero me has sorprendido.—Te dije que me esforzaría
Tan rápido como un rayo me di la vuelta para salir corriendo pero el tipo me tomo de la mano impidiéndomelo. Suelto un grito desesperado, forcejeo y luego le pateo las bolas y comienzo a correr como una loca.—¡¡Ayuda!! ¡¡Que alguien me ayude porfavor!!.—Oye cállate. —el maldito fue rapido o tal vez no le di con fuerza en las pelotas porque ya me tenia aprisionada tapándome la boca. —Quieres callarte.Le muerdo la mano y se queja. Lo escucho maldecir y gruñir empeorando mi miedo. Con facilidad ya me tenia subida a su auto a la fuerza. Me arrincono temblando de miedo en el asiento de copiloto. Me mira como si fuera una desquiciada, me repara de pies a cabeza como si estuviera reprochándose por no haber conseguido una mejor victima. Eleva una ceja y me ignora. Conduce y me advierte de no hacer algo estúpido o de lo contrario tendremos un pasaje directo al otro mundo.En pánico, detallo su rostro, ojos grises y… no puede ser solo veo barba y una maraña de cabello. Tengo que saber lo que
Cuando finalmente me dejo caer en mi sofá, pienso en cómo sería mi vida si las cosas fueran diferentes. Era de esperarse que él fuera ese tipo de hombres. De esos que les importa la apariencia, todos son así que se puede esperar. Si tuviera un trabajo donde realmente me sintiera valorada supongo que todo sería diferente pero tal parece que soy bien masoquista porque sigo al lado de un hombre que piensa que soy poca cosa. Si Leo no fuera solo mi jefe, sino alguien que me mirara como yo lo miro a él… supongo que todo seria diferente. Pero no puedo evitar reírme de lo ridículo que suena todo eso.Quizá la suerte no esté de mi lado, pero al menos tengo algo de sentido del humor porque si me pongo triste por algo que dijo mi amor platónico seria tonto ¿no?.Mientras reviso el informe que Leo necesita para el viernes, me prometo que algún día las cosas cambiarán. Solo espero que ese día no tarde demasiado en llegar. Pero esa vocesita que finge ser Leo repite lo que dijo mi jefe ayer de mi.
Victoria se ríe.—Ya, ya. —me consuela —Bueno, es tu culpa, si le dijeras que llenas un rio de baba cuando lo ves, sabrías si tienes una oportunidad con él.—¿Estas demente?.—Tan demente que podría conseguirte unos contactos para ti y secuestrarte al pálido vampiro de tu jefe para que tengas una aventura inolvidable con él.—Aja, sí. Pero en la cárcel.—Ahh… Uh, pero sigue siendo una aventura inolvidable y añade que ya no serias inexistente para él, ¿no? Y eso ya es un avance.Me llevo mis dedos al frente masajeándola. Sonrío sintiéndome menos tensa. Ella siempre sabe cómo hacerme sentir mejor, incluso cuando mi vida parece un desastre en cámara lenta.—Te amo amiguis. Y, no dejes que la viborucha con patas de gallo te moleste. Y si Leo sigue siendo un imbécil... bueno, siempre puedes renunciar y venirte conmigo a ese retiro de yoga del que te hablé. Te vas a morir de felicidad.—Prefiero ser virgen que ser parte de tus locas aventuras con esos hipies. —gruñe del otro lado —Gracias,
¿Sabes que es esa sensación de que todo en tu vida podría mejorar con un pequeño golpe de suerte? Bueno, yo la tengo todo el tiempo. ¿Por qué lo digo? Es muy simple la respuesta, soy la prueba viviente de que los horóscopos mienten. En mi mente solo se repite esto: ¿"Hoy será un día lleno de oportunidades"?. Na. Mentira en realidad… mi vida es una combinación de correos electrónicos mal redactados, cafés fríos y un jefe al que le sonrío demasiado cada vez que me llama, “sin que me de cuenta que lo hago” . Aunque probablemente no sepa ni cómo me llamo.Trabajo como asistente administrativa para la vicepresidencia en una empresa de marketing W&B, Perteneciente a la gran familia Black. Suena glamuroso, ¿verdad? Pues no lo es. Mi día a día consiste en recoger papeles que nadie sabe usar, preparar reportes para reuniones que podrían haber sido un correo y, por supuesto, atender cada capricho de mi jefe, Leo.Ah, Leo. Si fuera una canción, sería un éxito de los ochenta que no puedo sacar de
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