Para Sasha lo mas importante era serle util a su jefe Leo y ganarse su corazón despues vivir enamorada de él desde hace tres años. creia que lo habia conseguido pero todo cambia cuando se da cuenta que su amado jefe la habia adulado frente a todos a proposito solo para deshacerse de ella. Sasha quería Venganza pero no esperaba que su nuevo jefe y hermano de Leo se involucrara para ayudarla y mucho menos que se enamorara de su nuevo jefe Enzo en medio de su intento conquistar a Leo para destruirlo. ¿Podrá Sasha conseguir su venganza o rompera los corazones de los dos hermanos?
Leer más¿Sabes que es esa sensación de que todo en tu vida podría mejorar con un pequeño golpe de suerte? Bueno, yo la tengo todo el tiempo. ¿Por qué lo digo? Es muy simple la respuesta, soy la prueba viviente de que los horóscopos mienten. En mi mente solo se repite esto: ¿"Hoy será un día lleno de oportunidades"?. Na. Mentira en realidad… mi vida es una combinación de correos electrónicos mal redactados, cafés fríos y un jefe al que le sonrío demasiado cada vez que me llama, “sin que me de cuenta que lo hago” . Aunque probablemente no sepa ni cómo me llamo.
Trabajo como asistente administrativa para la vicepresidencia en una empresa de marketing W&B, Perteneciente a la gran familia Black. Suena glamuroso, ¿verdad? Pues no lo es.
Ah, Leo. Él es la definición del hombre perfecto, Alto, cabello oscuro perfectamente peinado, sonrisa encantadora... y el ego del tamaño del edificio en forma de torre donde trabajamos. Cuando lo conocí en mi entrevista, hice algo que normalmente nunca hago: me quedé sin palabras y por alguna razón, me contrató a pesar de que fui torpe en mi entrevista.
—Nerd, cariño, ¿ya entregaste el informe del martes? —dice, con una sonrisa que parece más una advertencia la viborucha de Clara.
—Sí, Clara. Hace dos días. —Intento mantener mi voz neutra, pero ella no me lo pone fácil.
—Ah, claro. Es que me dijeron que estaba lleno de errores. Pero no te preocupes, todos cometemos errores... algunos más que otros.
Respiro. Cuento hasta tres. No voy a dejar que Clara gane hoy. No permitiré que me amargue el dia.
Al terminar mi trabajo, estoy tan agotada que apenas tengo energía para llegar a casa.
Dejo todo en todo en orden. Voy a informarle a mi jefe que voy a irme; al abrir la puerta lo veo concentrado en su trabajo. Esta tan metido en su trabajo que no se ha dado cuenta de que estoy aquí.
—Jefe. Ya me voy.
—Buenas noches Lana.
—Si jefe.
Ya no tenia caso que seguir repitiéndole mi nombre, ya no tiene relevancia ahora, además, Clara tiene razón, es imposible que Leo se fije en mi, no sabe mi nombre menos me vera como una mujer bonita.
Camino hacia la salida y me aseguro de llevar todo en mi cartera pero detengo mis pasos cuando no siento mis llaves.
«¡Mierda!»
Arrastro mis pies de nuevo a la oficina, y refunfuño bajito al abrir la puerta y ver que se me cayeron cuando saqué mi almuerzo. Cierro con seguro y escucho unas voces que provienen de la oficina de Leo. Curiosa me acerco. Pego mi oído a la puerta y reconocí ambas voces.
—Señor. Esta muy estresado. —es la resbalosa de Clara. Abro la puerta un poco intentando o posible para que la puerta no chirreé y la veo a ella masajeándole los hombros.
—Siempre lo hago. —mi corazón de pollo se achica al ver que disfruta del masaje. —Uff Clara. Tienes unas manos deliciosas.
—Bueno, si fuera su asistente podría hacerle masajes más seguido. —abro la boca sin creer que la trepadora está queriendo quitarme mi puesto. —Además, no es lo único que puedo hacer tan… delicioso.
Leo la toma de la mano y en movimiento rápido la tenía sobre sus piernas. Su mano acaricia sus piernas largas de jirafa subiéndole lento la mini falda del uniforme. Sus miradas están conectadas como si fueran imanes, descaradamente le sonrió como una hiena hambrienta. Hasta podría jurar que escuché su risa en mi cabeza porque lo ha conseguido.
Mi cuerpo reaccionó antes de que mi cerebro lo hiciera y toqué la puerta antes de que se besaran. Ambos me miran y él se la quita de encima.
—¿Tú eres?...
Me siento más patética cuando me pregunta quién soy.
—Soy Sasha. —eleva una ceja confundido como si no supiera quien es Sasha. —Lana Jefe.
—Ah. ¿enserio eres Lana? —la víbora se ríe pero la ahoga enseguida haciéndome sentir más avergonzada. —Creí que te habías ido.
—Si. —la fulmino con la mirada porque se burla de mi. —Pero es que venia a decirle a Lana que no encontré su pasta para las hemorroides del culo que me pidió le comprara antes de irme.
La cara de Clara se desencaja, es un semejante Poema de sorpresa. Me mira a mi y luego a él.
—Señor Black. —se ríe con torpeza. —Nerd ¿Cómo?... Señor. No es…
—Buenas noches jefe. Víbora. Digo, Clara.
Cierro la puerta y finjo irme para ver si pasa algo, si ella se larga y lo deja solo pero no pasa, abro un poquito la puerta para escuchar lo que pasa.
—Entonces ustedes se llevan bien. —expresa mi jefe con cansancio.
—Si. Esa es nuestra forma de llevarnos. Por eso le llamo Nerd, es de cariño.
«Ay, pero que maldita perra mentirosa»
Hay silencio.
—Nunca la había visto bien. —lo escucho teclear. —Pensé que lana era más como tú.
—Uy, Dios me libre. —me tapo la boca enseguida. Maldigo por dentro por hable muy alto.
—Lo que pasa señor es que ella es así. —respiro aliviada porque no me escucharon —Siempre pasa desapercibida por eso es que se viste como señora y los lentes cuando le he dicho que puede usar lentes de contacto porque esos horribles lentes no le ayudan en nada. A veces la entiendo porque siempre la han rechazado por su cuerpo y por lo feíta que es.
—No me he fijado en eso. —sonrío al escucharlo —Y no me interesa.
—Pues debería porque su horrible imagen podría dañar su reputación. Incluso todos en la empresa dicen que ella sigue aqui y que se viste así es porque usted se lo pide para que nadie más la vea.
—¿Qué?. —su tono cambia.
—Pues si. Dicen que ustedes tienen una relación a escondidas.
Mi corazón late como si fuera un tambor al escuchar la harta de mentiras que la víbora le dice de mí. «Aunque sería un sueño si nosotros fuéramos una pareja de verdad» Controlo mi impulso para no entrar hasta que escucho una carcajada de mi jefe.
—¿Yo con Lana?. —se ríe a carcajadas otra vez —Por favor, no me rebajen así.
«¿Rebajen?»
Mi pecho se comprime al mismo tiempo que mi corazón se detiene. Un sudor frio me recorre el cuerpo al saber que siempre mi subconsciente tuvo la razón.
Arrastro mis pies hacia el ascensor. Escucho como tiran las cosas. Sus gemidos desaparecen hasta cuándo me alejo en cada paso que doy. ¿Por qué me siento así? No somos nada, porque me siento como si me estuviera traicionando. Dejo de escucharlo cuando las puertas del elevador se cierran.
Hoy me la pasé todo el día de un lado a otro sin descansar, estoy muerta del cansancio y apuras penas tuve tiempo de almorzar por estar preparando la sala presidencial de juntas para que todo estuviera listo para pasado en la mañana.
—Jefe. Buenas noches. —me despido avisando sin tocar.
—Espera Sasha. —me sorprendo cuando me llama al fin por mi nombre. —Estas ocupada esta noche.
«¿Me va invitar a salir?»
—No jefe. ¿Por qué?
—¿Quieres salir conmigo?
Tomé el segundo ascensor ya que el primero esta descompuesto. A pesar de todo el cansancio me siento motivada y realmente feliz, iba a tener una cita con mi jefe. Vamos a salir y no puedo esperar a que pase por mí en la noche. Iba a tomar la autopista para así llegar mas rápido a mi depa porque el tiempo ahora mismo es oro y Leo es muy puntual.
Llego y busco la mejor ropa que tengo hasta que escucho que un claxon suena. Salgo con mi cartera no tan vieja y sonrío nerviosa al subirme al asiento de copiloto. Condujo hasta un club y de inmediato lo reconocí por ser el mas popular de la ciudad. Soho house.
Todo estaba tenuemente. La música suave flotaba en el aire, y la gente hablaba en voz baja, riendo como si supieran cosas que yo todavía no entendía.
Él me miró de reojo y me sonrió, esa sonrisa suya que nunca sabía si era de aprobación o de advertencia. Me indicó una mesa en una esquina, medio escondida por unas cortinas gruesas color vino tinto.
—Pide lo que quieras —me dijo con esa voz tranquila, demasiado tranquila—. Aquí todo es excelente.
Me senté, torpe, acomodando la falda sin saber qué hacer con las manos. Él se sentó frente a mí y soltó el saco del traje con una lentitud que me puso la piel de gallina. Todo en ese lugar parecía tener doble intención. Cada copa que chocaba, cada mirada que se cruzaba entre sillones.
Entonces me di cuenta la razón de estar aquí. No hubo conversación. Solo silencio durante la cena. Al terminar ya daban las 9:30 de la noche y él…. Estaba como pasadito de ebrio. Pedí una habitación para él y con ayuda pude dejarlo en una cama cómoda. Suspiro adolorida. Lo veo sin esperar que así fuera nuestra primera cita.
—Supongo que tendré que tomar el autobús. —veo la hora —Creo que vi la parada de autobús a tres cuadras de aquí.
Iba a irme pero Leo me toma de la muñeca y de un jalonazo me tumba sobre la cama. Se me sube encima y sonríe mientras se deshace de la camisa.
—Escuché por ahí que estas enamorado de mi. —el rubor se me sube por el cuello hasta la cara provocando que me arda el rostro. —Hoy he estado estresado Lana. ¿Qué tal si por esta noche nos olvidamos de quienes somos y la pasamos bien?
Y otra vez estoy aquí. Del lugar que creí que seria mi muerte. Dios. Que vergüenza. Incluso el de recepción me reconoció diciéndome “ah, es la loca esa”.―Pueden quedarse aquí mientras Sasha busca otro lugar donde vivir. ―dijo mientras deja nuestras cosas a un lado de la puerta. ―Pero por mi no hay prisa y mas con tan encantadora dama.―Ay querido que cosas dices. ―murmura mi mamá sonrojada con una sonrisa traviesa dejándome desconcertada. ¿Qué le pasa?. ―Si sigues así de encantador te voy a tener que adoptar enserio. Oh, faltó una maleta, iré por ella, no me tardo. ―nos mira con advertencia antes de salir y cerrar la puerta.Ambos nos miramos mutuamente, me siento sobre el sofa y cuando me ayuda me sentí… incomoda.―Esto no era necesario y lo sabe.―Debia hacer algo o tu madre te llevaría.―¿Y cual hubiese sido el problema? ―frunzo el ceño ―Es mucho mas listo que Leo, por supuesto que se las habría arreglado fácilmente sin mi.―Eso no es verdad, necesito de alguien mucho mas compete
CAPITULO 9Retrocedo buscando algo con que defenderme, mi celular esta a un lado. y lo único que pude sujetar fue un jarrón vacío que dije que iba a reparar y nunca hice. Pero antes de querer intentar golpearlo con el lo sujetó y lo arrojó sobre el inodoro haciendo que se rompiera en pedazos.Principio del formulario―Shh… ―su sonrisa es maquiavélica. ―No te preocupes. Ya verás que lo vas a disfrutar.Mis labios tiemblan al entender sus intenciones. ¿Qué pasa? ¿Por qué yo?. Me tapa la boca, pero se la muerdo. Me golpea con el puño haciéndome ver negro y que todo me de vueltas. Siento como me arrastra a alguna parte de mi habitación. Todo me sigue dando vueltas. Lo siento subirse sobre mí, me obliga a tomar algo y mi cuerpo se prende peor que antes, mi corazón está latiendo más rápido todavía como si fuera a explotarme.Veo movimientos borrosos y un fuerte y brusco movimiento, ladeo una sonrisa sintiendo que algo se escurre de mi boca, no puedo moverme, mi cuerpo es como una hoja de pap
«Ay pero que bruja maldita»—¿Es tu madre? —finjo sorpresa. —Ay perdón. —oculto mi pequeña risa cubriéndome la boca —Creí que era tu abuela.Abre la boca estupefacta, Enzo deja escapar una leve risita divertida antes de que me linchara con sus venenosas palabras su madre. Al poco tiempo el señor Black nos invitó a sentarnos. La madre de los hermanos no me quitó los ojos de encima durante la cena. Enzo se encontraba conversando con su padre y de vez en cuando respondía a las indirectas de su hermano.—Ya que estamos aquí por favor dígannos como se conocieron. —casi me ahogo con el vino cuando recordé esa noche. Miro a la bruja por encima de mi copa notando que esta muy interesada en ese tema. —Querida, vamos cuéntanos como conociste a mi hijo.Me limpio sutilmente los labios pensando en que decir.—Bueno…—Ella creía que la iba asesinar —dijo Enzo antes que yo lo hiciera de una forma tan tranquila que me avergonzó —Quise ayudarla cuando la vi caminando sola en la carretera y desde ahí
—Perdón Leo.—¿Qué?...Le muerdo el antebrazo y suelta un quejido que ahoga rápidamente. Le doy una patada en los huevos y cae retorciéndose de dolor a un costado mío. Me levanto del suelo viéndolo sostenerse las bolas hincado. Enzo se aproximó a él a y lo levantó de inmediato y sin más le da un puñetazo en la cara.—Te advertí que te alejaras de ella y no te metieras en mis asuntos. —leo sonríe como si se burlara de él. —Leo te…—Que rayos significa esto. —el anciano golpea su bastón contra el suelo. —¿Cómo demonios es posible que mis hijos estén peleándose por una empleada.«Pero que viejo mas idiota. Ja. Y pensar que antes me agradaba»—Disculpeme señor Black. —me abotono a tropezones la camisa blanca. —Pero no es por mi que sus hijos estaban peleando. —el viejo me mira con soberbia. —Yo solo impedía que su hijo Leo le metiera un virus al monitor de su hijo Enzo. —le entrego la memoria y este la toma con precausion. —Por favor a la próxima no sea tan bruto como Leo al juzgar a los
Tal y como me lo ordenó pasé comprándome un nuevo celular y me dieron el numero de teléfono anotada en un papelito. Al llegar a su oficina le entregué la tarjeta y le mostré el recibo para que revisara que solo tomé lo acordado.Al verlo me sorprendo de que esté tan relajado después de descubrir que su hermano nos estuvo espiando cuando se iba de mi departamento. Si fue por eso que me besó así que eso no me afecta ya que ni siquiera siento algo por él.—Aquí esta mi numero nuevo señor. —le doy el papelito para que lo anote e iba a hacerlo hasta que apareció Leo. Como siempre con el ego del tamaño de la montaña Everest porque para él nadie esta a su altura. —Me retiro señor.—Que bien te ves hoy Lana. —como siempre ignora mi nombre real. —¿Has bajado de peso?.—No jefe.—Sasha. Porque le dices jefe si ahora no trabajas para él. —pude notar la cara de disgusto de Leo. —¿Qué quieres Leo?.—Vine por mi respuesta.—Te dije que no hay nada en que pensar. Ahora retírate y no pierdas el tiempo
El resto del camino solo me vi las manos. Apretando la tela de mi pantaolon que iba secando el sudor de mis manos. Me sentía avergonzada, triste, humillada. Estaba realmente destrozada. Crei… que Leo estaba extraño porque tal vez… solo eran celos. Pero ahora…—¿Estas llorando? —me limpio las lágrimas en silencio.—No. —mascullo —Bueno si. —me rindo. —Yo… —aprieto con rabia mi pantalón sobre mis rodillas porque si no fuera por Enzo… —Lo siento mucho Señor. —aprieto mis ojos intentando detener mis lágrimas. —Lo siento tanto. No quise meterlo en mis estúpidos problemas… yo no miento… —lloriqueo. —Odio las mentiras, pero Leo… estaba humillándome. Fue cruel conmigo después de que trabajé sin descanso para complacerlo hasta en mi casa durante mis días de descanso o en altas horas de la noche solo para que me viera, me esforcé mucho para que no solo viera que soy una buena empleada si no que…El auto se detuvo. Escucho como el motor de auto se detiene.—Esta bien. —abro los ojos. Veo borroso
Último capítulo