Carraspeo mi garganta y la maldita víbora simplemente dice “Ah”. La muy desgraciada ni si quiera se alejó. Enzo me mira fijamente como si estuviera en shok y luego le dice que se largue. Molesta obedece. Me mira a mi pero lo ignoro. No quiero hablar con él pero no deja de decir mi nombre para que lo mire a la cara.
Pasaron al menos unos minutos desde que esa perra estuvo aquí.
―¿Enserio no piensas hablarme? ―me mantengo en silencio ―¿Estas celosa? ―no respondo pero lo miro de reojo ―Sasha. Lo estas.
―Quiero trabajar así que hay que seguir en silencio. Después de todo es nuestro falso trabajo ¿no?
Jala la silla hacia él y me obliga a sostenerle la mirada.
―Ella puso mis manos sobre sus pechos. Viste perfectamente que no…
―No te estoy pidiendo explicaciones. ―quise alejarme pero no me deja. Insiste en tener esta conversación ―¿Qué quieres que diga? Si mi amor esta bien te creo. Bien ya lo dije.
―Si. Toque a otra mujer pero fue porque me tomó por sorpresa. Sabes como soy, estaba enfocado