Tan rápido como un rayo me di la vuelta para salir corriendo pero el tipo me tomo de la mano impidiéndomelo. Suelto un grito desesperado, forcejeo y luego le pateo las bolas y comienzo a correr como una loca.
—¡¡Ayuda!! ¡¡Que alguien me ayude porfavor!!.
—Oye cállate. —el maldito fue rapido o tal vez no le di con fuerza en las pelotas porque ya me tenia aprisionada tapándome la boca. —Quieres callarte.
Le muerdo la mano y se queja. Lo escucho maldecir y gruñir empeorando mi miedo. Con facilidad ya me tenia subida a su auto a la fuerza. Me arrincono temblando de miedo en el asiento de copiloto. Me mira como si fuera una desquiciada, me repara de pies a cabeza como si estuviera reprochándose por no haber conseguido una mejor victima. Eleva una ceja y me ignora. Conduce y me advierte de no hacer algo estúpido o de lo contrario tendremos un pasaje directo al otro mundo.
En pánico, detallo su rostro, ojos grises y… no puede ser solo veo barba y una maraña de cabello. Tengo que saber lo que voy a decirle a la policía si logro escapar. Noto algo, tiene un lunar en su mejilla izquierda, no es tan perceptible pero se ve si estas cerca de él.
«Parece un actor de esas novelas turcas que mira mi amiga»
Me sobresalto cuando el auto se detiene.
—Escucha. No te asustes. —su atención esta sobre mi. —Solo quiero ayudarte.
—Aja. Si como no. —dije mas para mi misma.
—Vivo aquí. Podrás bañarte mientras te llamo un taxi para que te lleve a tu casa.
—Ni muerta voy a subir a tu departamento.
—Dios que mujer tan desconfiada. —murmura rodando los ojos. —Mira…
Sali despavorida de su auto, busco la salida del estacionamiento pero me llevo una gran sorpresa cuando lo veo cerrado, agito las rejas con rabia.
—Ya dejarás de correr conejo arisco.
Voltea y lo veo apoyándose con su hombro en uno de los soportes, girando unas llaves en su dedo índice izquierdo en circulos. Me muevo de un lado a otro para confundirlo, pero soy tan lenta que ni siquiera se esforzó en volver a atraparme
—¡Ayuda por favor!. —un grito se me escapa cuando me carga en su hombro derecho —¡¡Sueltame bruto!!
En respuesta recibo una nalgada en respuesta que me dejó silencio por completo, mi cara ardía como si estuviera en llamas.
—Si no te estas quieta, te voy a mostrar quien manda aquí.
Me desmayé. Si, lo hice y perdí la noción del tiempo y cuando me di cuenta que estábamos en otro lugar fue cuando vi que encendió las luces al despertarme. Observo a mi alrededor y salgo de la cama como un resorte disparado. Lo veo de nuevo y esta vez tiene un cuchillo y sangre.
—¡¡No me mates bruto que quiero vivir. Por favor suéltame!! —lloriqueo —Diosito, universo o lo que sea no me dejen morir siendo virgen, me quiero casar, quiero tener sexo y mucho por favor.!! —froto mis manos rezando.
—Ay pero dramática eres mujer. — Me mira fijamente y no a los ojos. Llevo mi vista hacia abajo y me quedo en blanco al ver que estoy desnuda… ¿desnuda? ¿Por qué estoy desnuda? ¿m‒me violaron? —Porque demonios las mujeres piensan que soy un asesino serial. —se rasca la nuca —Al fondo del pasillo está el baño, úsalo. Ahí está el teléfono para que llames a un taxi. Enseguida vuelvo.
Nerviosa lo veo salir. Espero unos segundos, unos minutos mas y me visto con lo primero que encontré que fue una camisa blanca pero que al ponérmela no me quedó estilo boyfriend si no que parecía chorizo empaquetado. Tomo un abrigo del perchero me acerco a la puerta, giro la manija y sonrío al ver que esta abierta. No me lo pienso dos veces y salgo corriendo. Uso las escaleras de emergencia hasta llegar a la entrada principal.
—¡Oiga madam!…
Tomo el taxi antes de que otra chica se suba, Ignorando los gritos del recepcionista. Le doy la dirección de mi casa. Al llegar me refugio en mi departamento no sin antes de cerrar con seguro todo. Me dejo caer sobre mi sillón favorito llorando al pensar en que me han ultrajado. Intento tranqulizarme, lo intento mucho pero no puedo, lo de hoy fue muy terrorifico.
Saliendo de la ducha no dejaba de rondarme la pregunta de quien diablos era ese hombre.
—¡Lana! —¿Quién diablos era ese tipo? ¿debía denunciarlo por lo que hizo? ¿Qué hubiese pasado si me hubiera quedado mas tiempo? ¿pero si me violó? ¿entonces porque no me duele nada? —¡Lana no escuchas!.
Giro mi cabeza un poco y me encuentro con la mirada molesta de mi jefe. Me levanto enseguida.
—Si jefe.
—Ay que irnos a la sala empresarial ¿tienes el usb?
—Si. Aquí esta. —lo saco de mi bolsa
—Vamos.
Bostezo del sueño siguiéndolo detrás. Me trasnoche terminando lo que me pidió aunque en realidad fue por lo que pasó anoche. No dormí nada y mis ojeras son un claro signo de lo que digo.
—¿Cómo me veo Lana?
Fijo mis ojos en el. Claramente se ve tan apuesto como siempre.
—Guapo como siempre Jefe.
Lo veo sonreír pero no le tome importancia porque casi me duermo de pie junto a el. Nos abren la puerta y no le presto atención a nada porque si tengo sueño y estoy haciendo lo posible para no dormirme y hacer el ridiculo.
—Papá.
—Leo. —ambos se abrazan como si hubiesen pasado milenios desde que se volvieron a ver—Hijo que bien te ves.
—Por algo soy tu hijo, ¿no?.
—Vaya que si. —dijo el hombre que para nada pareciera que fuera el padre.
Ambos se ríen y yo trato de no bostezar mucho o de que ellos no me vean hacerlo.
—Hay que empezar entonces. —dijo mi jefe ansioso.
—Espera. Falta tu hermano.
—¿Lucas está aquí?
—No. Pero Enzo si.
«¿Enzo?»
—¿Enzo?...
—¿Llego tarde?.
Giro sobre mis talones y veo a alguien detrás de mi y de inmediato lo reconocí. Con voz temblorosa, entre el pánico, sorpresa y un torbellino de emociones… lo señalé.
—¡¿Tú…?!
No puede ser. Ese traje negro, la forma de su mirada, como si nada hubiese pasado… ese lunar, ese color de ojos. Esa mandíbula afilada, la barba que ayer era una un nido de pájaros ahora esta perfectamente recortada, el mismo brillo en esos ojos grises que anoche me miraron con molestia… Es él. ¡Es él!.
Y ahora está aquí, como si no me reconociera. Como si no recordara que fue él quien cerró esa puerta tras de mí y me vio desnuda y que me hizo…
—Tú… —mi voz tiembla, el sueño se esfuma. —Eres el violador.