Perfume de mujer.
MILA
—¿Secreto? —mascullé, incrédula.
—Descuida, no se lo diré a nadie —añadió, sonriendo brevemente, antes de retomar su postura rígida. Señal inequívoca de que Lucio estaba cerca. Segundos después, se alejaron al mismo tiempo que mi mirada se encontró con la suya: esa mirada infernal y dominante que parecía taladrarme el alma.
Lucio se detuvo frente a mí, su presencia eclipsando el bullicio a nuestro alrededor. Vestido con un traje a medida de un tono carbón profundo, su elegancia era tan afilada como su mandíbula. Era un hombre que en apariencia parecía cincelado por la ambición y el poder, y cada movimiento suyo lo demostraba.
—Espero que no hayas elegido más de lo mismo —espetó, su voz un susurro ronco pero autoritario, mientras su mirada me recorría con un juicio silencioso y posesivo.
Negué con la cabeza de inmediato inhalando el aire a mi alrededor. Sé perfectamente cómo distinguir la fragancia de una mujer y la de un hombre.
Cuando se acercó a mí para abrir mi p