61• La mujer que eliges.
Después de sostener mi mirada por más tiempo del que esperaba, Dean tomó un trozo de focaccia y lo devoró sin pensar demasiado, con esa naturalidad de quien está completamente en su ambiente. Sus hermanos me observaban, y no era solo la curiosidad de Dulcie la que me ponía nerviosa, sino también la mirada atenta de Derek y del otro hermano, cuyo nombre aún no conocía. La atmósfera estaba cargada de esa mezcla extraña de curiosidad, complicidad y energía familiar.
Derek rompió el silencio con una sonrisa traviesa, apoyando el codo en la mesa y girando la cabeza hacia Dean mientras me miraba con picardía.
—¿Cuál es la diferencia entre uno y otro? —preguntó, jugueteando con un trozo de pan.
Dean se recostó ligeramente contra la silla alta del picadero, tomó un sorbo de su bebida y dejó que la brisa matutina moviera su cabello mientras su mirada recorría el terreno.
—Si solo fuera mi chica, sería algo casual —dijo, dejando que su mano se apoyara en la baranda de madera—. Alguien con quie