CAPÍTULO 25 – Una transformación sin control
El cuerpo de Kerana se arqueaba sobre la camilla de madera, su piel se estremecía bajo destellos de luz que parecían surgir desde dentro. Un rugido ahogado se escapó de su garganta, mitad humano, mitad animal.
Arasy sostenía su mano con fuerza, mientras Mainumby, de pie junto a la puerta, intentaba contener la presión del aura que emanaba de ella. La curandera apenas podía respirar; la energía que brotaba del cuerpo de Kerana era más antigua que cualquier poder que hubiese sentido antes.
— Mainumby… —jadeó Arasy—. No debemos dejarla cruzar completamente. Si se transforma sin control, su espíritu podría quedar atrapado entre los dos mundos.
Mainumby asintió, cerrando los ojos, concentrando su energía en un canto bajo y armónico. Las notas llenaron la habitación, pero el poder de Kerana era demasiado fuerte.
— ¡Madre! —la voz de Tao resonó desde afuera—. ¡Déjame entrar!
— ¡No! —gritó Arasy con una firmeza que retumbó en las paredes—. Nadie e