¿Los Hombres Lobos existen en la realidad o solo son ficción? Amalia Gray descubre una noche de luna llena, en un terrorífico cementerio, durante una batalla, que no son nada ficción y sí muy reales, sobre todo, cierto Alfa intimidante, frío y sanguinario, del cual huye pensando que es un asesino serial. Pero cuando decide darle un cambio a su vida, dejar de ser una sirvienta humillada en la casa de sus padres adoptivos y recomenzar, resulta que su nuevo empleo es justo dentro de la manada del “asesino serial más sexy de la historia”. Alfa Ajax, es el dueño y señor de las mejores tierras mineras del país, respetado y envidiado por ser un Alfa poderoso y sobresaliente. Su mundo perfecto se ve tambaleado por cierta mujer llamada Amalia. No sabe que tiene esa hembra que descontrola a su lobo y la quiere para él. Se resiste a la tentación y mucho más al descubrir que ella fue la ex de su sobrino. Sin embargo, las cadenas del amor y el destino, los terminan enlazando a ambos. Batallas entre manadas, oscuras criaturas acechando y una Amalia que resulta no ser tan “humana,” sino la más poderosa de todos ellos. ¿Podrá ella perdonar que el hombre que ama, haya sido desde el inicio el culpable de todas sus miserias?
Leer másALFA AJAX
Camino paso a paso a través de la penumbra de la habitación. Las suaves respiraciones desde la cuna hacen que mi corazón retumbe fuerte dentro de mi pecho. Mis pasos se detienen y bajo la cabeza para ver a dos tiernos cachorros, una hembra y un macho, dormitando entre suaves mantas, abrazados entre ambos. Un nudo se aprieta en mi garganta. Estos pequeños son mis hijos, míos y de mi amada hembra. Así que este es el secreto que tanto me ocultabas, Amalia. Estiro mis manos y siento que tiemblan, quiero tocarlos, se ven tan pequeños, tan frágiles, deseo protegerlos con todas mis fuerzas, cuidarlos junto a su madre. “Ajax, ella está aquí” Mi lobo me avisa inquieto y lo sé, que ha entrado en la habitación, descubriéndome, porque el aroma que desprende mi hembra es inconfundible para mí. — Aléjate ahora mismo de la cuna o no respondo – dice entre dientes y me giro para ver el reflejo afilado de un cuchillo apuntando a mi cuello. — ¿Qué vas a hacer Amalia? ¿Vas a asesinarme? – doy un paso adelante y la veo como se tensa. La punta aguda se hunde en mi piel y un hilo de sangre baja hasta mi camisa. — Ajax, no me obligues, ya no soy esa inocente humana que manipulabas a tu antojo, por mis hijos, soy capaz de cualquier cosa… — Nuestros hijos, son también mis cachorros, aunque me los hayas ocultado todo este tiempo – no puedo evitar reclamarle herido. — Tú me echaste maldit0, me engañaste, me lo quitaste todo ¿Cómo te atreves a pedirme cuentas? ¡Te mereces morir como un perro! – me dice con odio en su mirada y mi alma se hunde. Lo peor es que no puede rebatirle, ella tiene la razón, aunque las cosas no son como piensa. — Entonces hazlo – agarro su mano temblorosa con fuerza y apunto el cuchillo a mi pecho. — Pero clávalo aquí, justo aquí Amalia, porque de otra manera no podrás alejarme de nuevo de ti, de los cachorros… — Ajax… — su voz se quiebra, sus ojos rojos, pero es obstinada, orgullosa y me guarda demasiados agravios. La sigo presionando, caminando hacia mi mujer y ella va dando pasos atrás, hasta que choca con la pared, acorralada por mi robusto cuerpo. — Sé lo que están tramando – susurro bajo y ella me mira fijamente, con desconfianza, buscando la mentira en mis ojos. — Y si lo sabes, ¿qué haces aquí? ¿Por qué no vas a decirle a tu amo que estamos conspirando en su contra? – me dice con ironía. Agarró el arma de repente, arrebatándosela y la arrojo a un lado sobre la alfombra. La pego a la pared, queriéndome fundir con su suave piel, con su alma. El perfume tentador a mar y olas que desprende, me enloquece y hechiza. Nunca he dejado de desearla, ella es la única capaz de enloquecernos, a mi lobo y a mí. Agarro su barbilla y subo su cabeza para que mire a mis ojos, sin barreras, sin mentiras, sin trucos. — Solo una persona puede doblegar mi voluntad y hacer que caiga rendido de rodillas. Yo, el Alfa Ajax Karlsen, únicamente respondo a Amalia Gray, la madre de mis cachorros, mi hembra, mi mujer, quieras o no… Le susurro contra sus labios, la observo con intensidad y dolor.Me tengo que aguantar con todo para no caer en la tentación de hacerla mía, como tantas noches he anhelado durante demasiado tiempo.
No resisto y al final la beso apasionadamente, dejando salir toda la desesperación que llevo por dentro, a pesar de su poca resistencia y de sus lágrimas mojando nuestros labios.
— Les daré a mis hijos y a ti lo que deseas y después, puedes clavar ese maldit0 cuchillo en mi corazón, Amalia, solo así serás libre de mi maldici0n. Ahora dime de una vez toda la verdad, Luna, ¡dímela de una vez!…
AMALIA— ¿Será aquí? – le pregunto a Rowena entrando al salón subterráneo donde nos ha traído el día después de la fiesta de coronación.En realidad, lo celebramos aquí en las tierras de las brujas debido a cosas que tenían que finalizarse.— Sí, este es el mejor sitio para realizar ese hechizo – responde, mirándonos a Ajax y a mí - ¿Trajiste los huesos de Alfred?— Aquí están – Ajax le extiende una bolsa de cuero, casi ni se pueden rescatar los huesos de ese infeliz porque los Renegados estuvieron a punto de devorarlos.— Ven, te explicaré algunas cosas – llama a Ajax hacia el centro del salón, donde hay un enorme círculo rojo en el suelo, con ese lenguaje de hechicería, dibujado alrededor de cada franja.Ajax está encaprichado en que Alfred no pueda descansar jamás en paz, ni siquiera imagino a dónde irá esa desquiciada alma.— Aquí hice hace poco un ritual para extraer algo de información de lo que quedó del Rey Hechicero, solo que no hubo mucha suerte, algunas cosas que no compren
AMALIALe encanta a mis hijos quedarse dormidos sobre el vientre peludo de su padre Alfa, ya la cama King nos queda pequeña cada vez que tenemos que convertirnos en nuestras formas de lobos y acurrucarlos en el medio a ellos dos.La verdad es que a nuestros lobos eso también les chifla. Megara se queda recostada a su Alfa mientras los cachorros duermen contra su vientre.Ajax me dice que son los instintos de los bebés lobos.Acaricio la suave y tierna frente de mi Eliott que sigue durmiendo como un tronco, aquí la revoltosa es Charlotte.— ¿Te duele el brazo? ¿Quieres que lleve también al niño?— Está bien, sí que ha subido de peso, pero puedo con él – le respondo y en eso escucho aplausos y las cortinas abriéndose aún más.Mi madre nos mira desde el exterior haciéndonos señas para que nos acerquemos.Se para a un lado, hermosa y elevada, toda una ex-Reina, con mi padre en esmoquin, serio y agarrando su cintura posesivo.No más esconder su amor, ella anunció a todos que él era su parej
AJAXSiento su espalda temblar contra mi pecho, sus nalgas restregándose contra mi abdomen.Agarro mi falo y comienzo a pasarlo por su vulva, mi glande empapándose arriba y abajo, lubricándola con mi presemen que escurre abundante.— Dime, ¿quién es tu dueño, Amalia?, ¿quién va a poner su marca en tu cuello?, dímelo nena, ¿quién es el único macho que puede joderte el coño? – gruño contra sus labios con los caninos afuera.Siento los cambios en mi cuerpo, mi parte primitiva tomando el control y mi mente nublándose por completo.— Ajax, Ajax es mi hombre, mi dueño, mi pasado, mi presente y mi… futuro… Mmmm – gime sensual empinando las nalgas cuando comienzo a empalarla.Sus suaves pliegues ceden a mi miembro que se sumerge lujurioso, sacándome escalofríos de placer que viajan por mi columna.La pego a la mesa, dominándola con mi mano en su espalda, mientras ondeo mis caderas adentro y afuera, mis músculos se contraen poderosos y el sudor brilla en nuestra piel.La vajilla tintinea y la
AJAX— Quería estar cómoda, no me quedaban bien las cosas que se quedaron aquí, con el embarazo engordé un poco – responde caminado hacia mí.Mis ojos lobunos la devoran. Muestra una gran porción de los muslos al caminar, lleva una de mis camisas, los botones de arriba abiertos dejándome ver sus senos casi al descubierto, las mangas subidas hasta los codos.“Diosa, esta mujer va a acabar con mi cordura, quiero estar encerrado en su misma celda de manicomio” mi lobo suelta una de sus perlas, con la lengua afuera como un pervertido.Espero que de verdad Amalia no lo esté escuchando ahora mismo.— Bien, tengo que comprarte más ropas, o no, mejor te quedas con mis camisas, te quedan muy bien – le digo casi en un gruñido.Tomo su mano y la llevo a su silla a mi lado, yo me siento a la cabeza de la mesa.El olor de sus feromonas se alborota cuando pasa moviendo su cabello platinado, me tiene con la polla tiesa dentro del pantalón.— Yo creo que tú también debes comprarte ropa, te veo apreta
AJAX— Aquí está la caja de cigarrillos Alfa, ¿se la subo? ¿De verdad despertó la Señora Elsa? – me pregunta la enfermera emocionada, asiento y le quito un cigarrillo antes de que suba corriendo por las escaleras.Salgo al porche y avanzo lentamente por el camino de piedras, observando colina abajo mi manada.No soy de fumar mucho, aun así, prendo el cigarrillo y le doy una profunda calada.Aquí nací, estas son mis tierras, mi gente, aquí enterré a mis seres queridos y me enamoré por primera y única vez, también engendré a mis cachorros y pasé sinsabores y malos momentos.¿Por qué me siento tan nostálgico? Miro las volutas de humo elevarse en el viento.La tarde va cayendo. Presiento que las cosas cambiarán, que ya no seré solo el Alfa de Shadow Hunters.Unos suaves brazos rodean mi cintura sacándome de mi ensimismamiento. Parece que me he pasado un rato mirando a la nada.— ¿Por qué estás triste? – la voz de Amalia me pregunta y arrojo lo que queda del cigarrillo al suelo, para luego
AMALIA— Sí, me siento culpable por no haberla venido a ver todo este tiempo, pero claro, no podía, sino… — me quedo callada pensando en mis próximas palabras.— Si no tendrías que venir a la manada y te expondrías a mí – termina mi oración suspirando – Ahora me siento tan estúpido, pero te juro que en ese momento solo lo hice para protegerte.— Lo sé, pero igual dolió verte en brazos de otra mujer, que me echaras a patadas de tu vida.*****AJAX— Amalia… — casi detengo el auto a un lado de la carretera.— No hablemos más del pasado, yo también me equivoqué Ajax, ya basta de hacernos daño, ¿sí? – pone su mano sobre mi muslo – Todavía no sé si Elsa me va a odiar.Me dice y mira hacia el cartel enorme que anuncia la entrada a mi manada.Sé que aquí no fue particularmente feliz, pero los momentos que me mantuvieron cuerdo y resistiendo, los viví aquí con ella.Estaciono el auto en la entrada y el guerrero de patrulla sale de la caseta.Se ha quedado algo desprotegida mi manada con la mo
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