Preparativos
Isa Belmonte
Estoy cansada, he tenido la semana más extenuante de mi vida, el proyecto de Mario es más grande de lo que parecía y yo descubrí que soy una gran diseñadora de interiores, me he ocupado junto al equipo arquitectónico de diseñar cada espacio del complejo y está quedando precioso, modestia aparte, será el complejo turístico más lujoso y maravilloso del mundo. Estoy feliz porque encontré algo que me gustaría hacer el resto de mi vida.
Aunque eso no ha sido todo, me he tenido que dividir entre la oficina y los preparativos de la boda, Mario tenía una planificación no creo que lo haya hecho él, muy elegante, todo estaba precioso, exceptuando el vestido y el banquete, y como me dio carta abierta para modificar las cosas, elegí un vestido a mi gusto, cambié casi todo el menú de la recepción y un poco de la decoración, aunque según yo hice lo mínimo, me ha llevado muchas horas, casi no he dormido estos días y Mario se ha portado demasiado bien conmigo.
Dijo que quería que llevemos una amistad sincera y bonita, ya que nos vamos a casar necesitamos entendernos y si lo nuestro evoluciona a más bienvenido sea, si no, una vez cumplido el plazo de matrimonio, tomaríamos caminos distintos, aunque nos mantendríamos en contacto por el hijo que vamos a tener. He pensado en eso toda la semana, como también me he dado el tiempo de investigar más sobre Mario, he descubierto muchas cosas y no todas son bonitas, lo extraño es que no me he sentido asustada o intimidada, solo curiosa.
Creo que Mario y yo podríamos formar una familia, una como la que siempre soñé, Mario es un hombre que sabe complacer en todos los sentidos, Ana tenía razón, tiene un gran corazón, si bien hace cosas un poco grotescas en sus negocios, en su vida personal es un hombre altruista, servicial, caballeroso y romántico, creo que me estoy enamorando de él y creo que puede ser bueno.
- ¿Qué estas haciendo? – la voz de Ana interrumpe mi hilo de pensamientos, enfoco la vista en la puerta del baño que se abre un poco.
- Trato de relajar un poco mis músculos con el agua tibia – respondo jugando con la espuma que flota a mi alrededor.
- La modista ya está aquí para tu prueba final de los vestidos para la boda – informa entrando por completo en el baño, Ana se ha vuelto una muy buena amiga para mí, llegó hace cuatro días y me ha ayudado mucho y confío plenamente en ella.
- Me alcanzas una bata para salir por favor – pido, Ana me pasa una bata, salgo del agua y me seco todo el cuerpo antes de ponerme crea corporal y volver a la habitación.
Ahora comparto habitación con Mario por cierto, el espacio ya está acondicionado con un espejo gigante y maniquíes con los vestidos que usare dentro de dos días. La modista está arreglando el velo del vestido principal, yo subo al círculo giratorio después de ponerme ropa interior, me colocan el vestido y al verme en el espejo se me nubla la vista, la primera vez que me casé lo hice con un vestido plano y sencillo, me veía normal, ahora parezco una princesa de cuento de hadas.
- Mario se va a morir cuando te vea entrando a la iglesia con esto – dice Ana riendo.
- Y cuando vea la factura también – dice la acompañante de la modista, Keyla una chica pasante en moda.
- El costo del vestido Mario lo gana en una hora – respondo uniéndome a las risas, lo mejor es que no es broma, el imperio que Mario ha construido es incontable.
- ¿No tiene algún hermano soltero? – pregunta Keyla pestañeando con coquetería.
- Uno, pero no creo que te agrade en nada – le responde Ana – es un ególatra idiota bueno para nada.
- No tiene que agradarme, solo mantenerme – dice y hasta la señora Lourdes se ríe con nosotras.
Después de la prueba de vestidos, en donde ya no se hacen más modificaciones, Ana y yo vamos a la iglesia, hay que terminar unos detalles sobre la decoración y pagar el costo de reservación ya que la iglesia no abrirá hasta el día de la boda para mantener todo en orden.
En la noche Mario me lleva a cenar y me muestra un acuerdo prenupcial, el cual solo establece que, de querer irme, mi hijo quedaría en cuidado de Mario, trato de decir que no es necesario, pero Mario insiste y firmo sin más, después de todo, no pienso alejarme ni hoy, ni mañana y posiblemente no lo haga nunca.
Los siguientes dos días son una locura total, un vaiven de emociones y ocupaciones, las personas a mi alrededor se empiezan a poner histéricas, exceptuando a Mario quién lo único que ha hecho es ir a la oficina, regresar a comer conmigo y estar en videoconferencias casi todos los días.
- Date prisa Isa, tenemos que estar en el restaurante a las ocho en punto, tu suegra es muy exigente - me apura Ana en medio de la habitación, está usando un vestido negro, ceñido, elegante pero sexy, esta noche va como invitada a mi despedida de soltera, si es que se le puede llamar así a la cena aburrida que me veo obligada a tener con mi suegra y sus amigas.
- Estoy lista Ana, no vuelvas a gritar - pido agarrando la cartera de mano que me pasa Tanya, me veo al espejo una última vez y respiro profundo a modo de preparación para lo que sé que me espera en ese lugar.
Salgo de casa sintiendo que no debo ir a ese lugar, subo al auto con una pesadez terrible, de pronto me siento enferma y con naúseas. en el auto tomo mi telefóno y empiezo a navegar por redes sociales buscando disipar la ansiedad de mi cuerpo, veo fotos y publicaciones de viejos conocidos en México, sonrío al ver lo bien que los ha tratado la vida, al menos a la mayoría.
Recuerdo que debo bloquear a algunas personas porque no me interesa saber más de ellos, mientras lo hago, llega a mi buzon una notificación del juzgado, mi divorcio acaba de efectuarse por completo. Mario pagó una gran cantidad de dinero e hizo uso de sus influencias para acelerar el proceso de un año en unos días. Oficialmente no hay nada que me una a Luis ahora, soy una mujer libre, y lo más importante, la villa que mis padres me dieron, sigue siendo de mi propiedad, vuelvo a tener posesión sobre ese bien tan importante para mí.
- Estás muy callada Isa - comenta Ana mirandome preocupada.
- No quiero ir a esa cena - expongo por milésima vez - pero eso ya no importa, acabo de recibir mi divorcio efectivo, soy una mujer libre - le confieso sonriendo enormemente.
- Sabía que así sería, ese juez no tenía suficiente temple - comenta sonriente, río con ella.
- No haré preguntas al respecto - pero si la cena se pone fea, empieza a relatar la historia y no omitas nada - suplico en medio de la risa, no tardamos nada en llegar al restaurante, el chófer abre la puerta del auto y bajo tomando aire por la boca.
- Bueno, a sonreír y fingir que amas a esa mujer - dice Ana tendiendome el brazo para entrar al sitio, adentro todo es brillo y lujo, como todos los lugares que acostumbra a visitar la madre de Mario.
- Dios, no me abandones - digo en un susurro cuando el camarero nos conduce a la mesa donde por suerte, aún no hay nadie, si hubiese hecho esperar a mi suegra habría estado en problemas.
Después de unos minutos, llegan cuatro mujeres de edad madura, todas vestidas de la misma forma opulenta y llamativa, me saludan efusivamente y yo estiro mis labios lo mejor que puedo fingiendo que todo es alegría, la única que no finje estar feliz es mi suegra.
- Bueno, esta cena es con el fin de presentar a la prometida de Luis con ustedes señoras, ya que después de la boda, Isa participara en nuestras reuniones de beneficencia - informa y me soprendo porque no tenía idea de eso.
- ¿Isa? ¿Eres Isa Belmonte? - pregunta una de las mujeres, frunzo el ceño, no creo conocerla.
- Ese es mi nombre, corecto - admito sin bajar la guardia.
- Seguro no me recuerdas, fui amiga de tus padres hace mucho tiempo, te vi por primera vez cuando apenas tenías dos años de edad - me cuenta emocionada, y efectivamente, no la recuerdo.
- No lo recuerdo, ¿me diría su nombre? - pregunto tímida.
- Carlota, fui amiga de tu madre muchos años, hasta que sucedio... Bueno, seguro es una historia que ya conoces, ¿Cómo están tus padres? No he sabido nada de ellos en años.
- Murieron, hace siete años, un accidente - informo con el nudo en l agarganta, la mesa queda en silencio, todas las mujeres me miran co tristeza a excepción de mi suegra que no parece tener reaciiones.
- ¿Accidente o Asesinato? - pregunta bajando su copa de vino.
- ¿De que habla? - pregunto confundida.
- El expediente policial dice que...
- ¿Estuvo buscando informción de mi familia? - pregunto molesta.
- Serás mi nuera, era lo mínimo que debía hacer - comenta como si no hubiese cometido un delito.
- Esto es increíble - digo al borde de las lágrimas, lágrimas de puro coraje.
- Increíble es que pretendas casarte con mi hijo siendo tan diferentes y estando aún casada.
- Ya me divorcié, y no permitiré que hagas lo que sea conmigo, permiso - me levanto de la mesa con furia y me dirijo a la salida, Ana se pega a mi espalda.
- Esa mujer es horrible - dice cuando llegamos al auto.
- Es porque nadie le ha puesto un alto, pero yo lo haré - contesto determinada y antes de abordar el auto para volver al pent house y poder descansar en los brazos de Mario.