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Capítulo 19.

Ryosuke: 

Días después.. 

Estaba yendo a la casa hogar en el barrio, conmigo iba Kyoto, Hirai nos esperaba alla. 

Queria saber como iba la casa hogar ya que no había tenido tiempo de ir, estos días he estado algo cargado de trabajo y trayendo mercancía a los Estados unidos, directamente de Japón. Las armas que llegaron esta semana eran las mejores del mercado, a los americanos les encanta comprar esas cosas. 

—Jefe ¿pensó en la propuesta de Koji? 

—No lo haré Kyoto, no venderé drogas —encendí un cigarrillo—, no pienso hacer eso. 

—Pero jefe, eso seria mas dinero ¿no lo ha pensado? 

—Lo pensé, pero no lo haré... Koji es un bastardo y está metido con la trata de personas, no pienso meterme en sus negocios, con lo que hago me basta. 

Koji Sakamura, el líder de la Yakuza en Japón. El es quien me envia las armas desde alla y yo me encargo del resto aquí. El hace todo lo contrario de lo que hago aqui, el esta con trata de blancas, drogas y prostitución, a mi no me van esas cosas. 

Yo tengo mis reglas y esas se deben respetar. 

La Yakuza es de las mafias mas peligrosas del mundo, también de las más poderosas, pero si, unas de las más despiadada que existe. Desde hace más de ochenta años la Yakuza ha atemorizado todo Japón y una parte de China y Corea del sur, para ellos nosotros somos unos animales sanguinarios. 

No es mentira... 

Pero a diferencia de ellos, yo asesino si me traicionan, por que la lealtad lo es todo dentro de mi organización, en cambio los de Japón, ellos matan por placer. 

Sakamura desa sacarme del puesto desde hace tres años, ya que no sigo sus reglas, no pienso seguirlas por que para mi el bienestar de los míos está primero. 

No me apetece recibir mujeres y niños Japoneses a América para que sean explotados o vendidos a pederastas, eso no es lo mío y por desviarme de las tradiciones, desea quitarme del puesto. 

Quiere que venda drogas, algo que jamás he hecho ni pensaba hacer, que de eso se encarguen otras personas, lo mío son el dinero y las armas, nada más. 

—No me toques mas el tema. 

—Si jefe. 

Llegamos a la casa hogar, sonreí al ver a todos los pequeños demonios jugar y correr de un lado a otro, hay muchos niños asiáticos y de otras culturas, muchos son abandonados por sus padres, o simplemente los recojo de las calles para que no se metan en problemas. 

Al verlos a todos ellos no puedo evitar sentirme identificado, cada uno de ellos pasó por lo mismo que yo, comer de la basura y pelear para poder sobrevivir. 

—Ryosuke —apareció Hirai. 

—Hola linda, alla afuera hay cosas para estos niños, mandare a que las bajen.

—¿Que trajiste? 

—Sabanas nuevas, juguetes y raciones de comida... Vine para ver si todo estaba en orden. 

—Esta todo en orden —me sonrió—, el médico que enviaste me dijo que algunos necesitan vitaminas. 

—Mañana las traerán, solo queria ver si todo estaba en orden, tengo que reunirme con mis hombres. 

—Ve, yo me encargo de todo. 

Salí de la casa hogar para subir a la camioneta con Kyoto para así dirigirnos hacia la casa en donde solemos hacer las reuniones con los miembros de la Yakuza, debo rendirles cuentas sobre lo que esta pasando para darles noticias a Sakamura en Japón. 

Al llegar pude ver a los autos de los demás altos mandos, los malditos ancianos. 

Baje de la camioneta con Kyoto, me quite la chaqueta junto con la camisa para que se viera el tatuaje en mi espalda. Para cada reunión debíamos hacer esto, para así mostrar liderazgo. 

El tatuaje en mi espalda era un Dragón y debajo de este una serpiente legendaria de Japón, ambas simbolizaban poder y respeto. Es un deber llevarlo para que los demás sepan quién es el que manda. 

Detestaba estas reuniones, me ponían de mal humor ya que hablan temas que detesto pero no me queda de otra que estar aquí. 

Al entrar todos nos recibieron de pie e hicieron una reverencia, sobre el suelo estaba la mesa con comida japonesa y sake. Me senté en el medio de todos y encendí otro cigarrillo e hice una señal para que empezaran la Reunión. 

—Jefe Tanaka, antes que nada queríamos hacerle una pregunta. 

—Lo escucho señor Nakamura. 

Yo era el único líder joven entre todos estos vejestorios, ellos poseen un rango alto, claro que si, pero yo soy el líder de todos estos ancianos. 

—A todos nos llego el rumor... De que hay alguien rondando en su restaurante, una mujer para ser mas claro, díganos Jefe Tanaka ¿es su mujer? 

—¿Me están vigilando? —pregunte un poco molesto. 

—Son solo rumores señor Tanaka —dijo el señor Kimura—, la mujer que fue a verlo, es Americana ¿sabe lo que implica eso? 

Claro que lo se maldita sea... 

—Es su mujer ¿si o no? 

—Lo es —dije un poco molesto. 

—¿Estás seguro Tanaka? —el hijo del señor Kimura sonrió de lado— por que hasta donde tengo entendido, si es tu mujer... Ella debería ser presentada ante todos como su mujer, recuerde que si ella no tiene la marca, podemos usarla o reclutarla. 

Saque la Katana que suelo esconder debajo de la mesa y la coloque en su cuello cortándolo un poco. Todos sacaron sus armas para apuntarme. 

—Les advierto una cosa a todos ustedes y espero no tener que repetirla, le tocan un cabello a mi mujer y les juro que los mato a todos con esta Katana —dije entre dientes, la rabia me recorría la sangre. 

—¡¿Hasta cuando seguirás rompiendo nuestras tradiciones?! —el bastardo le pareció buena idea alzar la voz— ¡No has aceptado las propuestas del jefe Sakamura, estas dejando a los Yakuza por el piso! 

—¡Por que no me interesa seguir las reglas de Sakamura! —alce la voz—. Yo dirijo este lugar, el dinero con el que ustedes se regocijan sale de aqui ¡De aqui! —volví a alzar la voz—, se los digo desde ya, ella es importante y valiosa, si alguno de ustedes le toca siquiera un solo cabello, los asesino a todos. 

—Sabes que tienes que mostrarla a nosotros... Si es en serio, la traerás y le colocaran la marca, si no, Sakamura vendrá de Japón a matarla o peor, reclutarla y llevarsela... —me dijo su padre—, sabe que debe hacerlo. 

Odio admitirlo, pero estos bastardos tienen razón, pero no quiero que ella sepa quien soy, no quiero que ella crea que soy como ellos... Ella no puede saberlo.

—La reunión termino —mi Katana fue quitada de su cuello. 

(...)

Más tarde... 

Caminaba de un lado a otro en mi oficina en el restaurante, no dejaba de pensar en lo que ellos me habían dicho, no había razón para que Jenn lo sepa, ella no tiene que estar dentro de esto. Ella no lo merece.

Y aunque me duela o moleste admitirlo, está dentro de esto... Tengo que decirle la verdad.

No sabia que hacer. 

Mi relacion con Jenn esta mas que bien, ambos nos llevamos de maravilla, la adoro porque siento que ella no me mira de la forma en la que lo hacen los demás, ella me hace sentir seguro y querido, temo de que ella me tenga miedo cuando sepa quien soy. 

—Mierda —maldecí al sentir como el alcohol de mi vaso cayó sobre mi camisa. 

Me puse de pie para quitarme la camisa, busque dentro de mi gaveta para sacar una camisa, estaba de muy mal humor y mi cabeza estaba por estallar. 

Escuche la puerta ser abierta. 

—Hirai no estoy de hum...—voltee, Jenn estaba dentro de mi oficina junto con Dak Ho. 

La cara de Dak Ho palideció un poco, Jenn no dejaba de mirarme y no sabía exactamente por que, aunque algo dentro de mi me dice lo que es. 

Me coloque la camisa y me acerque a ella, pero retrocedió. 

—Ryosuke... El tatuaje en tu espalda es de la Yakuza. 

—No linda ¿de que hablas? —dije un poco temeroso. 

—No lo niegues... —ella negó, se veía asustada— Soy periodista e investigue sobre los Yakuza hace poco, el tatuaje que tienes en tu espalda... ¿E-Eres un Yakuza? —pregunto en un murmullo— se honesto, te lo pido. 

Ya no tenía caso seguir ocultando esto, tarde o temprano se enteraría de quien soy. 

—Si Jenn... Soy un Yakuza. 

Ella retrocedió y vi como se empañaron sus ojos, en ellos había decepción y miedo, me sentí de lo peor al verla asustada y se que es duro para ella. 

—Dios, esto tiene que ser una broma —se tapó la boca con las manos y cerró sus ojos—, no puede ser.

—Lo siento tanto, no quería que lo supieras así.. 

—No te me acerques —dijo ella con voz temblorosa—, no quiero saber nada de ti, eres un maldito matón... Todos ustedes son de lo peor. 

—Basta Jenn —intervino Kang—, deja que te explique sus razones. 

—¡¿Que me va a explicar?! —alzó la voz— ¿que todo este tiempo estuvo mintiendome? ¿Que su estilo de vida es eso? Asesina a personas, son asesinos... —me miró— no quiero que te acerques a mi. 

—No hagas esto linda... Si no te lo dije fue por esto —solte desesperado—, por que no queria que me tuvieras miedo, para mi tambien es duro no poder decirte quien era realmente... Lo siento. 

—Jenn, no lo trates de ese modo, el no tiene más opción. 

—¿Que? —miro a Dak Ho— ¿Lo sabías? 

—Si, lo sabia... No solo eso..

—Kang, no..

—Tiene que saberlo —miro a Jenn—, soy un Kkangpae. 

El miedo en los ojos de Jenn volvió a aparecer, yo estaba empezando a sentir demasiada frustración.

—Ambos son mafiosos...

—Si, ambos lo somos.. —dijo el, aunque sonaba seguro, en su rostro se podía notar que le hacía difícil decirlo—, lamento tanto que te hayas enterado así, pero es mejor que lo sepas Jenn, no creas que esto es sencillo para nosotros, no tenemos opción. 

—Me estuvieron mintiendo todo este tiempo... —ella estaba llorando— ¿Por que? 

Luego ella miró a todos lados, como si se hubiese acordado de algo importante. 

—Ustedes... ¿Ustedes estuvieron esa noche en el barrio chino? —nos miró a ambos— ustedes asesinaron a ese hombre y me persiguieron para matarme. 

Joder.

Mil veces joder...

—Si, ambos estuvimos esa noche en el barrio chino. 

Dios Kang, cállate maldita sea. 

—Ahora todo tiene sentido, se acercaron a mi para buscar esa grabación ¿no es así? —caminó de un lado a otro—, todo lo que pasamos, la compra del periódico... ¿Todo Fue mentira? 

—No, no fue así —dije—, cuando compramos el periódico no sabiamos que eras tu la persona que estaba en el barrio chino... Cuando lo confirmaste en la pelea con Hanna Moore, no sabiamos que hacer. 

—Ambos estábamos en un enorme conflicto... 

—Claro, se acercaron a mi para quitarme la grabación que los perjudicaría ¿no es así?

—No —negué—, cuando lo supimos no sabíamos que hacer por que nos gustabas y no queríamos lastimarte Jenn... Ahora eres importante para los dos. 

—No les creo... Yo la pase muy mal en ese momento ¡estuve días sin dormir! —exclamó furiosa—, les pido que no se acerquen a mi, jamas. 

Ella solo se fue de la oficina, yo me senté en mi escritorio, estaba demasiado frustrado, ahora me sentía mucho peor que antes.. Jenn cree que me acerque a ella por la grabación, las cosas no son así.. ¿Como hago para que no me deje? 

Ella me importa demasiado, no quiero perderla.

—¿Por que hiciste eso Kang? —lo mire— Yo ya estaba jodido ¿por que le contaste sobre ti? 

—No lo se... —frunció el ceño— Senti que debia decirlo, pero ya está hecho Tanaka, lo peor de esto es que ella no querrá escucharnos —soltó un suspiro—, debo irme. 

El también se fue de mi oficina, justo ahora maldecía a mis adentros por estar dentro de este mundo. Sabía que no podía tener una vida normal, pero quise tenerlo por un segundo con ella, obtener esa felicidad momentánea, no pensar en nada más que no fuese ella y quererla. 

Ahora que me ha dejado, no se que hacer. 

(...)

Mas tarde... 

Aquí estaba, en su puerta, estaba indeciso si tocar o no, pero quería que me escuchara... Me siento como una m****a estando aqui, jamas en mi vida le había rogado a nadie, pero por ella estoy dispuesto a arrodillarme si es necesario.

Toque esperando que ella me abriera, la puerta se abrió, ella al verme intentó cerrarla, pero me interpuse. 

—Si no te vas, te juro que gritare. 

Entre a su departamento y cerré la puerta con fuerza, quiera o no va a escucharme, no pienso dejarla ir, si no lucho por ella. 

—Me vas a escuchar Jenn.

—Vete antes de que llame a la policia —lo decía molesta, pero en sus ojos se veía el miedo. 

—No me temas Jenn, no voy a lastimarte —dije en tono suave—, antes prefiero morirme. 

Ella no asintió ni negó, solo se quedó lejos de mi y eso me dolia por que ella me importa mucho mas de lo que quiero admitir. 

Ella tiene que saber que no soy una mala persona, si, soy un matón, un asesino y un maldito mafioso, pero ella tiene que saber el por que de las cosas, del por que estoy en este mundo el cual no tiene salida alguna. 

—Antes que nada Jenn, tienes que saber que todo lo que pasamos juntos no fue mentira... Yo siento algo muy fuerte por ti, para mi eres una mujer maravillosa y no te merezco por que no soy bueno para ti, pero quiero que me escuches linda... Te lo pido. 

—No —ella negó—, por que no se si todo lo que me digas sera verdad, no te creo nada. 

—Por favor —junte mis manos—, solo escuchame y lo que sea que decidas lo aceptaré, me iré de tu vida si me lo pides, pero quiero que me escuches.. 

Ella desvió la mirada, se que quiere saber mis razones y el por que estoy dentro de este mundo, pienso decirselas y que deje de temerme, ya despues si desea sacarme de su vida, lo aceptare. 

—Si Jenn, soy un Yakuza... El líder de los Yakuza en este pais —solte un suspiro—, estoy en esto desde que soy un chico.. Lo que te dije, de crecer en las calles para sobrevivir es cierto... Nada de lo que dije fue mentira, en lo único de lo que te mentí fue en quien soy.

—¿Por que? 

—Por miedo, vergüenza y para tener algo en lo que pueda creer... Dentro de este mundo no tienes amor, no tienes familia, no tienes nada más que dinero, enemigos y una salida. La muerte. —hice una pausa—, mi vida no es la más perfecta, yo rompo todas las reglas que hay dentro de la organización por que me nace ayudar a las personas... Por que no quiero a mas niños en las calles y que vivan lo mismo que yo..

—Dios...

—No tuve opción Jenn, de hecho no tengo opción, el que era mi padre me dejó dentro de este mundo, no me permitió escoger otro camino y estoy atrapado... —me reí para aliviar el dolor en mi pecho—, aunque no lo creas no es sencillo porque no tengo vida, no puedo hacer una familia, no puedo ser alguien normal, eso no esta permitido... Tengo que seguir con la tradición, me guste o no, esto es lo que soy mi amor, una persona sin esperanza.

Me acerque a ella un poco temeroso, ella no me alejo solo se quedo inmóvil, me moria por que me abrazara y me dijera que hay una salida, pero se que no lo hay. 

—Por eso cuando te conocí, supe que serias una pequeña luz en mi oscuridad Jenn... Se que no tengo salvación, jamás la tendré porque he asesinado a muchas personas, pero tu fuiste ese pequeño escape, ese pequeño respiro en mi vida.

—Tiene que haber una salida —sus lágrimas resbalaban sus mejillas. 

—No la hay —mentí—, hay muchas cosas que no sabes sobre esto... Pero es así, no hay salida, por eso estoy aquí para que lo supieras por mi y lamento haberte mentido, pero quería mantener esa ilusión en mi de que al menos pude tener algo bonito en mi mundo de m****a.

Si hay una salida, esa es la muerte, si deseo salirme de este mundo, debo morirme, todo Yakuza debe hacerlo, ellos jamás me dejarían vivir. 

—No soy bueno para ti Jenn, correrías peligro a mi lado y seria egoista de mi parte atarte a mi, no lo mereces. 

—Pero... —susurró— Dios no se que hacer o qué decirte, todo esto es muy abrumador para mi. 

—Lo se, creeme que lo se, pero es mejor que sepas al menos lo que soy... No me siento orgulloso de lo que he hecho a lo largo de mi vida, pero lo que si se es que no mereces estar conmigo, mi amor yo...—no pude terminar la palabra. 

Jenn me rodeo con sus brazos, yo me aferre a ella como pude, hundí mi cara en su cuello y ella acaricio mi espalda dándome paz, solo un poco de paz. 

—Yo jamas te haría daño Jenn —le tome las mejillas—, antes prefiero matarme que hacerte daño. 

—Esto me asusta tanto —ella susurro—, temo por mi y las personas que me rodean... Pero no quiero, no quiero dejarte, esto es una locura —cerró sus ojos.

—Jenn mirame —lo hizo—, tu no puedes estar atada a mi sabiendo lo que soy.. No puedo ponerte en peligro. 

Me tomo de la chaqueta y me dio un beso que de inmediato correspondi, metí mi mano en su nuca para hacer nuestro beso mas intenso, ella se aferraba a mi cuello, no se que hacer en este momento, solo se que deseo todo de ella, disfrutar esto antes de regresar a la realidad. Mi triste y asquerosa realidad. 

—No me separare de ti Ryosuke —dijo cuando nos apartamos uno del otro—, ya pensaremos en las consecuencias. 

—No Jenn —negué y me aparté de ella— Tenerte a mi lado eso es peligroso, la Yakuza no es lo que crees, son peores de lo que imaginas. 

—No me importa —se acercó de nuevo a mi—, no pienso dejarte, se que todo esto es peligroso, pero el dejarte no es una opción ahora. No quiero. 

—Respondeme algo Jenn, si te quedas conmigo ¿entrarías a la Yakuza? ¿Te pondrías mi marca? 

—Pero..

—El tatuaje, el enorme tatuaje en mi espalda, es la marca de los Yakuza y la mujer del hombre que porte el tatuaje debe llevarlo por que si, para que los demás miembros sepan que no deben tocar, mirar o acercarse a esa mujer... ¿Lo harías? —negué—, no lo harías y no pienso obligarte a que lo lleves, no te marcare como si fueses ganado. 

—Si no me marcas me mataran de todos modos, seguramente te han visto conmigo... 

—¿Como..?

—¿Como es que lo se? Soy periodista Ryosuke, hice todas mis investigaciones antes de todo esto, esa noche en el barrio chino llegó una llamada anónima diciendo que tenía información sobre las mafias Coreanas y Japonesa en New York, antes de encontrarme con esa persona investigue todo sobre ambas mafias... Se que a las mujeres se les debe marcar, también se que eso es un símbolo de protección ¿no es así? 

—Así es... —dije un poco aturdido por lo que escuche. 

Si ella tiene mi marca, nadie puede atreverse a tocarla, ni siquiera a mirarla, por que perderían los ojos. 

Joder Jenn.. 

—Aún no sabes lo demas Jenn, no quiero esta vida para ti. 

—Pero no quiero apartarme de ti, se que ahora no reaccioné de la mejor manera, pero te creo, creo en todo lo que me dijiste... Ya estoy dentro de este barco, si me separo de ti, se que vendran por mi y me reclutarán para ser prostituta o asesinarme, así que la opción de separarnos esta descartada. 

Lo peor de todo esto es que ella tiene razón, si la separo de mi queda completamente desprotegida, ya me han visto con ella, ya saben de su existencia y se que los malditos de los Yakuza la usarían para su placer y antes muerto de que le toquen un cabello a Jenn. 

Ellos siguen las reglas de la antigua, por mas lider que sea, eso se debe respetar... Maldita sea. 

—Joder Jenn —me senté de golpe en el sofá—, no debí acercarme a ti... No es justo que estes metida en esto. 

—Lo se, pero ya estoy en esto así no lo haya querido. 

—Lo siento tanto mi amor —murmuré—, no pensé en ti, solo pensé en mi y en querer sentirme libre por un momento... 

Sus padres, las personas mas cercanas a ella. Dios en que demonios la meti. 

—Suke —estaba de rodillas frente a mi y tomo mis mejillas—, no voy a dejarte solo, se que me estoy metiendo en un enorme problema, pero.. Tu me gustas, todo esto me asusta, pero se que en algún momento tendremos una salida... Solo prometeme que nadie va a lastimarme ni a los míos. 

—Lo prometo Jenn, prometo que daré mi vida por protegerte —ella unió su frente con la mía—, lo siento tanto mi amor. 

Esto sera mas dificil de lo que pensaba, puede que ella lo haya aceptado asi como asi, pero esto es mucho mas grave de lo que parece, ahora que lo sabe tengo que protegerla de todo y todos. 

Jamas habia protegido a alguien que no fuese Hirai y los niños, ahora esta ella y estaré dispuesto a cortar las cabezas que sean necesarias para que ella este a salvo. 

Así muera en el intento...

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