Un encuentro fortuito, un embarazo inesperado y la historia de una asistente y su jefe. Catarina Vergara acepta la invitación de su amiga para asistir a una fiesta, principalmente para evitar la boda de su prima, quien la ha traicionado al iniciar una relación con su exnovio. Durante la velada, vive un breve pero intenso encuentro con un desconocido que termina en un momento de pasión. Como consecuencia, queda embarazada de un hombre del que apenas conoce unos cuantos detalles y al que probablemente nunca más volverá a ver. El recuerdo de aquella noche permanece en su memoria hasta que comienza a trabajar como asistente de Alessandro Mellendez, un atractivo pero exigente CEO de una importante empresa. Lo que Catarina no sabe es que Alessandro está buscando a una mujer que desapareció misteriosamente después de un encuentro fugaz, sin imaginar que ella podría ser precisamente esa persona.
Leer más"Lisandra"Salí de la oficina de Patricio aliviada por la llegada de la tía Lucinda, estaba a punto de empezar a llorar frente a él. Me senté en mi silla y me dediqué al trabajo, pero estaba cansada y con la cabeza llena de preocupaciones. La puerta se abrió y la tía Lucinda se paró a mi lado.—Querida, vamos a ver a Alessandro y después vamos a salir a almorzar. ¿Vienes con nosotros? —La tía Lucinda tenía una sonrisa acogedora.Adoraba a esa mujer y la admiraba, siempre tan llena de energía y con una vibra tan positiva, la tía Lucinda espantaba la tristeza donde llegaba.—Ah, tía, no va a poder ser. Tengo planes. —Respondí.—Si es con Rick, con seguridad él también será obligado a almorzar con mi mamá. —Patricio respondió y me sonrió. ¿Me sonrió? Ah, con seguridad estaba guardando las apariencias para la tía Lucinda.No tenía ningún plan para el almuerzo, pero no me iba a meter en su almuerzo, no le daría más esa oportunidad a Patricio para echármelo en cara. Necesitaba pensar r
"Patricio"Mi mamá era una mujer aún muy hermosa y llena de energía. Era una mujer negra, con abundante cabello rizado, que trataba como un verdadero tesoro. Mi papá, hijo de españoles, siempre decía que se había enamorado de ella a primera vista, pues parecía una princesa guerrera. Y realmente era una guerrera.—Mi hijo regresó de viaje y me enteré por una amiga. ¿No tienes consideración con tu madre? —Mi mamá era una mujer decidida y una madre amorosa. —¡Lisa! Querida, qué bueno verte aquí. ¡Me puse tan feliz al saber que estás trabajando con mi hijo!Lisandra se levantó y la abrazó. Vi sus ojos brillar con ternura al encarar a mi mamá.—¡Tía Lucinda! —Lisandra abrazó a mi mamá con cariño.Mis papás la adoraban, siempre estaban hablando de ella en casa. Estuve muchos años sin ver a Lisandra, pero mis papás iban mucho a Europa y siempre la visitaban. No se cansaban de decir lo linda y especial que era y resaltaban todas las cualidades que esa niñita iba adquiriendo con los años.
"Patricio"Desperté esta mañana pensando en qué hacer para entenderme con Lisandra. Mis amigos tenían razón, necesitaba dejar de tratarla como si fuera una niña, pues ya no lo era y eso me quedó muy claro ayer cuando la vi. Esa niñita adorable se convirtió en una mujer deslumbrante, como una diosa que esparce su hechizo y ciega de amor a los hombres. Sin embargo, sabía que no podría ser uno de esos hombres y tal vez por eso estuviera tratando de mantener viva la imagen de la niñita en mi mente.No, no podía mirar a Lisandra como mujer, eso sería una catástrofe, pues ciertamente me encantaría con ella y estaba prohibida para mí. No podía ser simplemente una conquista o pasatiempo. Era hermana de uno de mis mejores amigos y la vi nacer, la tuve en brazos cuando era solo un bebé. Pero ahora, parece que nunca fue ese bebé que recuerdo.De todas formas, estaba decidido, tendría que arreglarme con Lisandra por el bien de la paz colectiva y la mía propia. Pero estaba distraído, su imagen n
"Lisandra"Cuando el día empezó a amanecer me levanté, ya no podía quedarme acostada. Me arreglé para el trabajo, miré mi bolsa con ese chal amarrado en lazo, había quedado tan bonito que decidí no quitármelo, dejé una nota para Manu avisando que ya había salido y me fui al trabajo. Quería estar un rato más sola, no quería escuchar las historias de lo genial que estuvo la cena entre amigos. ¿Era mala persona por eso? Tal vez, pero me estaba dando ese derecho, de ser mala y estar dolida.Fui a la oficina en metro y me senté en esa pequeña cafetería que estaba del otro lado de la calle. Estaba abriendo cuando llegué y aún era muy temprano para ir a la oficina. Me senté, pedí un café y me quedé observando el movimiento de la calle que aún era poco.A las siete y media fui a la oficina, aún era temprano y nadie debería haber llegado. Entré y fui directo a mi escritorio, escribiría un email para Patricio explicando por qué debería renunciar y diciéndole que me quedaría hasta que encontra
"Patricio"Llegué a casa de Alessandro para la cena sintiendo una inquietud. Después de todo lo que pasó, era la primera vez que me reunía con todos nuestros amigos. Respiré profundo antes de entrar, esperaba que ninguno de ellos mencionara el nombre de Virginia, ya no quería hablar de ella. Alessandro abrió la puerta con Augusto en brazos. Mi ahijado era una cosita más tierna. Enseguida extendió los brazos y me sonrió.—¡Ah, grandote! ¡El padrino se moría de ganas de verte! —Tomé al niño y le entregué las bolsas con los regalos a Alessandro. —Ale, tienen nombres en las bolsas, distribúyelas por mí, por favor, déjame mimar a mi ahijado.—¡Ah, qué lástima que regresaste, Guzmán! Ya casi me robaba a Augusto. —Melissa apareció y me abrazó.—Ni de broma, Mel, este es mío. —Me reí, pues no se conformaba con no ser madrina de uno de los cuatrillizos de Catarina.Miré alrededor y mis amigos estaban ahí, Alessandro y Catarina, Heitor y Samantha, Melissa y Fernando, Ricardo, Flavio y Manue
"Lisandra"Fui al apartamento sintiéndome la extraña en el nido. Me estaba sintiendo tan fuera de lugar en esa empresa y cuando entré al apartamento me sentí fuera de lugar ahí también. Ya no parecía el lugar cómodo donde me sentí en casa. Miré alrededor sintiéndome dolida y sobrecargada.Patricio siempre dijo que me andaba metiendo en todo y desde que llegó esta mañana me sentía exactamente así, una entrometida. Tal vez debería buscar un nuevo empleo. Y tal vez debería haber aceptado el apartamento que mi papá me ofreció, pero quería tener el mínimo de cosas dadas por él, quería demostrar que podría arreglármelas bien sola y que podría crecer por mis propios méritos, ni el carro que me quería dar acepté.Por ahora estaba muy cómodo para mí, pues Flavio siempre llevaba a Manu al trabajo y yo me iba con ellos, y cuando él no la llevaba, usábamos su carro.Hoy usamos su carro, y regresé a casa en metro, lo que me pareció bien, me gustó la experiencia y me di cuenta de que no va a ser
Último capítulo