Un encuentro fortuito, un embarazo inesperado y la historia de una asistente y su jefe. Catarina Vergara acepta la invitación de su amiga para asistir a una fiesta, principalmente para evitar la boda de su prima, quien la ha traicionado al iniciar una relación con su exnovio. Durante la velada, vive un breve pero intenso encuentro con un desconocido que termina en un momento de pasión. Como consecuencia, queda embarazada de un hombre del que apenas conoce unos cuantos detalles y al que probablemente nunca más volverá a ver. El recuerdo de aquella noche permanece en su memoria hasta que comienza a trabajar como asistente de Alessandro Mellendez, un atractivo pero exigente CEO de una importante empresa. Lo que Catarina no sabe es que Alessandro está buscando a una mujer que desapareció misteriosamente después de un encuentro fugaz, sin imaginar que ella podría ser precisamente esa persona.
Leer más"Rita"Llegué a la notaría y Cándido ya estaba ahí, todo gallardo, sintiéndose el novio del año. Conversaba con el notario y vi el momento en que le pasó un sobre bien gordito, seguramente el dinero por la boda dudosa que iba a realizar.—¡Cándido! ¿Dónde está? —Pregunté al acercarme.—¡Calma, Bombón! Mi novia está llegando. —Cándido estaba muy tranquilo.—Deberías haber programado esto en tu casa o en la hacienda, así esos policías no podrían molestar. —No entendí por qué quiso hacer esto en la notaría.—Mira, Bombón, yo también lo habría preferido, pero el notario no podía ir hoy y como tengo prisa por resolver esto, estamos aquí. Pero nadie nos va a molestar. —Cándido no mostraba ninguna preocupación.—Deja de llamarme Bombón. —Lo alerté y se rió, era un cretino de verdad—. ¿Cómo tienes tanta certeza de que no nos van a encontrar aquí antes de esta boda?—Mandé al comisario a resolver eso y él mandó a esos idiotas para los lados del barranco. Para cuando regresen ya me habré
"Flavio"Cuando el comisario pisó la plaza me puse alerta. Ya me imaginaba que la mujer lo iba a llamar. Llegó para salvar a Rita de la humillación pública y haría cualquier cosa que la mujer mandara. Solo que no contaba con que yo estaba listo para rebatirlo. Había recibido poco antes un breve informe enviado por el comisario Bonfim. Al secretario de seguridad no le gustó saber que el comisario controlaba la ciudad como si aún estuviera en los tiempos del coronelismo e hizo una rápida investigación sobre él, pero que fue suficiente para saber cuánto estaba transgrediendo la ley y extralimitándose en su función.—Ay, ya está, ¡otro más haciéndose el importante! —Melissa se burló y el comisario se puso morado de rabia.—Están todas arrestadas. —Cuando dio un paso hacia ellas e hizo señas a los policías que lo acompañaban, interferí.—¡Toca un solo pelo de ellas y el secretario de seguridad va a venir personalmente a arrestarte por todos estos años de prevaricación, corrupción y por
"Flavio"Regresamos a la casa de Camilo después de hablar con esa mujer, la hermana de la madrina de Rita. Fue una conversación difícil, el Sr. Orlando quedó desolado con todo lo que le fue revelado. Confieso que era una trama de las más perversas que he visto en la vida, cada cosa que esa señora contó era sorprendente e increíble. El Sr. Orlando hizo todo el camino de regreso en silencio, estaba completamente perdido en sus propios pensamientos. Aproveché para saber con el comisario Albano si tenía alguna novedad y aún no sabían nada, ni la mínima idea de dónde podría estar Manuela.—¡Papá! ¡Flavio! ¿Cómo les fue? —Camilo nos recibió y parecía aún más angustiado.—Camilo, fue difícil, pero aún no tenemos ninguna pista sobre Manu. —Hablé mientras me sentaba. Camilo me miró desanimado.—Confieso que tenía esperanza de que la iban a encontrar. —Camilo se lamentó—. La cosa va a ser hacer lo que Rita quiere.—¿Cómo así? —Lo miré curioso.—Estuvo aquí, haciendo exigencias para decir d
"Rita"Por muy poco esos policías no encontraron a Manuela. ¡Qué suerte la mía! Mejor dicho, suerte de Cándido que se enteró a tiempo. Pero ahora necesitaba pensar en cómo resolver este asunto del dinero y de la empresa. ¿Pero será que Camilo realmente logró hacer algo para que yo no pudiera poner las manos en la herencia de Manuela? No me mostró ningún papel, puede ser todo mentira. ¿Será? Y hay otra cosa, él quería negociar conmigo la libertad de la ratita. Tal vez pueda sacar provecho de eso. Voy a buscar a ese imbécil.—¡MAMÁ! ¡MAMÁ! —Juliano entró a la casa gritando—. ¡Ah, ahí estás!—¡Deja de gritar, muchacho! ¿Qué quieres? —¿Qué le habrá dado a este chico para llegar gritando así?—Mamá, fui a casa de Cándido, fui a hablar con él para decirle que es mi papá. Pero él dijo que no es mi papá. Entonces, mamá, me debes explicaciones, quiero saber, y sin mentiras, ¿quién es mi papá? —preguntó Juliano irritado, acercándose a mí.—Te dije que no fueras detrás de él. ¡Te avisé! —Per
"Manuela"Desperté dentro de un carro, me llevé el mayor susto, me confundí, todo me dolía y mi cabeza daba vueltas un poco. Con cierta dificultad me senté y miré al conductor por el retrovisor. Era el mismo que había manejado el carro de Porto Paraíso hasta aquí.—Puedes estar tranquila, señorita. No te voy a hacer nada malo. —Se apresuró a decir.—Ya me hiciste mucho mal. Me trajiste a este infierno. —Miré mi rostro en el retrovisor, estaba horrible, las lágrimas corrieron. —Mírame, mira lo que me hizo esa mujer.—Señorita, yo solo cumplo órdenes y las órdenes del Sr. Cándido no se discuten. —Trató de justificarse, pero evitó mirarme. —Mira, por favor, no me crees problemas. Te voy a llevar a mi casa, mi mujer va a cuidarte y te vas a quedar ahí hasta que el Sr. Cándido dé otra orden, ahí nadie te va a pegar. Creo que el patrón no va a dejar que esa loca se te acerque de nuevo, se puso furioso con ella.—No me vas a dejar irme, ¿verdad? —Ya sabía la respuesta.—No puedo, señori
"Cándido"Después de que salí de la finca fui a la casa de las chicas de Soninha, era un burdel que quedaba en los alrededores de la ciudad. Las chicas eran buenas en el trabajo, muy buenas. Y Soninha me ayudaría con lo que necesitaba.—¡Cándido! Llegaste temprano hoy. —Soninha se rio.—Soninha, necesito ayuda con un asunto.—¿Y qué gano yo con eso?—Puedes poner tu precio, yo pago, sé que tu ayuda nunca es gratis. —Solo sonrió. —Necesito que me compres unas cosas de mujer.—Pero, Cándido, ¿qué es esto? A esta altura de la vida, ¿un hombre viril como tú va a cambiar de gustos? —Soninha era una puta burlona.—¿Te parezco raro, Soninha? Es para mi novia.—¿Te vas a casar? —Abrió los ojos como platos.—Sí. —Estaba muy satisfecho. —Pero tranquila, voy a seguir siendo tu cliente.—¿Y por qué no mandas a tu novia a hacer las compras?—Eso no es de tu incumbencia. —Solo se encogió de hombros. —Vas a comprar un vestidito blanco sencillo para la boda y una de esas ropas íntimas adorn
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