Un encuentro fortuito, un embarazo inesperado y la historia de una asistente y su jefe. Catarina Vergara acepta la invitación de su amiga para asistir a una fiesta, principalmente para evitar la boda de su prima, quien la ha traicionado al iniciar una relación con su exnovio. Durante la velada, vive un breve pero intenso encuentro con un desconocido que termina en un momento de pasión. Como consecuencia, queda embarazada de un hombre del que apenas conoce unos cuantos detalles y al que probablemente nunca más volverá a ver. El recuerdo de aquella noche permanece en su memoria hasta que comienza a trabajar como asistente de Alessandro Meléndez, un atractivo pero exigente CEO de una importante empresa. Lo que Catarina no sabe es que Alessandro está buscando a una mujer que desapareció misteriosamente después de un encuentro fugaz, sin imaginar que ella podría ser precisamente esa persona.
Leer más"Reinaldo"Estaba mirando por la ventana, escuchando a Nicole contar sobre su encuentro casual con Heitor en el club. Que estos dos se acercaran de nuevo no sería malo para mí. Nicole es una interesada calculadora y Heitor un idiota manipulable, ella podría distraerlo mientras yo me acerco a Samantha.Recuerdo bien cuando me la presentó, él estaba muy enamorado y la zorra lo traicionó en su cara. Ah, ¡eso había sido divertido! Solo aquel idiota no se dio cuenta de que la chica no valía nada.—¿Qué opinas, Reinaldo? —Nicole preguntó cuando terminó de hablar, pero ni siquiera había prestado atención.—Creo que deberías reconquistar a Heitor. —Dije todavía mirando por la ventana.—Pues eso es lo que acabo de decir. Y ni siquiera será un sacrificio, está aún más guapo que cuando salía con él. —Colocó la lima de uñas sobre su labio.—Y mucho más rico. —Comenté y ella se animó bastante.—¡Esto es perfecto! —Esta arpía realmente lo que le gusta es el dinero, pensé viendo su entusiasmo.
"Samantha"Estaba riéndome de una broma tonta de Enzo cuando Heitor se sentó a mi lado en la tumbona.—Déjame ponerte el protector, mi lindo. —Extendí la mano para tomar el protector solar y él colocó un paquete en mi mano.Mi corazón se aceleró al ver el paquete con las pruebas de embarazo en mi mano. Las había encontrado. Me senté, me puse nerviosa, ansiosa, con la boca seca y comencé a temblar.—Las encontraste. —Fue todo lo que salió de mi boca.—Sí, las encontré. —Dijo serio—. ¿Quieres explicarme?—Heitor, yo... —Ni siquiera podía hablar de lo nerviosa que estaba.—Me gustaría mucho, Samantha, saber de quién son. —Estaba tan serio.—Son... mías. —Lo miré a los ojos y los míos estaban húmedos.—¿Tuyas? —Estaba tan nerviosa que no podía mirarlo de frente—. ¿Eso significa que...—Heitor, te juro que me estaba cuidando, pero la píldora falló... —hablaba rápido, trataba de explicar todo de una vez.—Samantha, ¡enfócate! Dime qué significa esto. —Exigió y temblé.—Estoy emba
"Heitor"—Amigo, ¡jugando así nunca vamos a ganarle a Manu! —Rick se quejó viendo a Alessandro ser masacrado por Enzo en el videojuego.—Y entonces, Heitor, ¿hablaste con Sami? —Patricio preguntó, recordando la conversación que tuvimos en el Club.—Qué va, hoy Sami no se sentía muy bien. Pensé que era mejor esperar a que estuviera bien para que conversáramos. —Expliqué.—Hiciste bien. ¿Y tú, Moreno, ya resolviste aquel problema? —Patricio parecía estar en modo inquisidor hoy.—Qué va, Patricio. Está cada vez más difícil y creo que Manu ya está medio desconfiada. —Flavio sacudió la cabeza—. Ya estoy empezando a pensar que esto va a ser un desastre enorme.—Ah, pues sí, pero te avisé y no me escuchaste. —Patricio advirtió a Flavio.—¿Y ahora qué hago? —Flavio parecía perdido.—Resuelve este lío rápido y cuéntale todo a Manu. —Simplifiqué para él.—¿Y si me manda a volar? —Flavio casi estaba llorando—. Hombre, amo a esa pequeñita, ni sé cómo, pero estoy loco por ella.—Razón de
"Samantha"Por más que estuviera enloqueciendo por dentro, no podía simplemente meter la cabeza en un agujero y quedarme quieta. Le había prometido a Clara una fiesta de pijamas y ella había invitado a cuatro amiguitas, además, ya habíamos preparado todo el día anterior, así que tenía que cumplir con lo acordado.—Mi diosa, realmente eres una visión maravillosa. —Heitor se levantó del sofá y vino hacia mí—. ¿Estás mejor? —Preguntó al abrazarme.—Sí, estoy bien. —Le di un beso rápido.—Mis amores, es lo siguiente: hoy es la fiesta de pijamas de Clara, así que me gustaría pedirles a los chicos que se mantengan fuera del camino de las niñas. Vamos a usar la sala de juegos. —Avisé y vi la carita de Clara iluminarse.—Tía, puedo cancelar con las niñas, ya que no te sientes bien. —Se ofreció gentilmente.—¡De ninguna manera! Estoy ansiosa por esto. —Le sonreí.—¿Esto significa que no podemos jugar videojuegos? —Enzo preguntó con aire preocupado.—¡Exactamente! —Confirmé.—Está bien,
"Samantha"—¿Tía Sami? —Escuché a Enzo llamarme desde dentro de la casa.—Aquí en la terraza, Enzo. —Respondí, sin ánimo para levantarme e ir hasta él.Apareció y me vio acostada en la tumbona, mirándome con una carita desconfiada.—¿Está todo bien, tía?—Sí, querido, solo estoy un poco desanimada hoy.—Hmm. ¿Necesitas algo? —Era muy servicial, pensé por un momento y sonreí.—¡Un pedazo de ese pastel de chocolate que está en la cocina con mucha cobertura! —Le sonreí y él me devolvió una gran sonrisa.—Creo que voy a traer dos pedazos. —Me guiñó un ojo.—Entonces llama a Clara y trae tres.Nos sentamos los tres allí y devoré mi pedazo de pastel e incluso robé algunos bocados de Enzo.—¿Quieres más, tía? —Se rio, extendiéndome el plato.—Mejor no.—¿Pastel de chocolate antes del almuerzo? —Heitor llegó con una hermosa sonrisa.—Un pequeño pecado, mi lindo. —Le sonreí—. ¿Quieres?—No, Ruiseñor, gracias. —Me dio un beso en la mejilla cuando se sentó a mi lado—. ¿Y qué tenemo
"Heitor"Quedé con Patricio en el club hoy para un partido de tenis. Hace tiempo que no jugamos. Acabé llegando un poco más temprano y me senté cerca de la piscina, aprovechando un poco del calor de la mañana.Estaba observando a un niño pequeño muy animado jugando con su padre en la piscina. Llevaba días con un pensamiento rondando mi cabeza y ver aquella escena me hizo desear algo que nunca antes había querido. Pero no sabía cómo hablar de esto con Samantha.Estaba perdido en mis pensamientos cuando me llamaron y vi a una mujer de pie a mi lado.—¡Heitor Martínez! Cuánto tiempo.Miré a la mujer parada a mi lado, alta y esbelta, de piel clara y con pechos de silicona. No la veía desde hacía muchos años, parecía incluso haber sido en otra vida. Y no tenía ninguna gana de volver a verla.—¡Nicole! Ya hace mucho tiempo. —Respondí, pero ni siquiera moví un músculo para saludarla.—¿Y no merezco ni un abrazo? ¿Ni un beso? —Nicole me sonreía como si fuéramos viejos amigos.—No, no l
"Rómulo"Llevo mucho tiempo aquí, casi un año, todo porque el juez decidió condenarme por secuestro después de que invadí la casa de Samantha. Una tontería como esa y perdí mi condición de primerizo. Mi abogado dijo que el abogado de Samantha era muy bueno y que trabajó mucho con el fiscal para conseguir mi condena.Y seguía trabajando para perjudicarme usando las cartas que le enviaba. Mandar las cartas me estaba perjudicando mucho, necesitaba conseguir un teléfono aquí. Pero eso costaba muy caro. Aun así, hablaré con Nick, ella me ayudará, me ha estado ayudando en todo desde que la conocí.Apenas me encarcelaron, conocí a un tipo, Sandro, nos llevamos bien desde el principio y me dijo que necesitaba una visita que me resolviera las cosas en la calle. Tenía razón, pero yo no tenía a nadie para eso, entonces terminó presentándome a Nick, que es su hermana. La chica es genial, responsable. Se ocupa de todo lo que le pido y no falta a una visita. Y hablando de visitas, ahí viene.—¡L
"Samantha"Apenas habíamos comenzado a jugar cuando Flavio recibió una llamada extraña y tuvo que salir. Dijo que era trabajo, pero que volvería pronto. Manu solo observó. Continuamos jugando y todo iba muy bien hasta que María me llamó.—Sami, llegó tu mudanza. Voy a poner todo en orden, ¿tienes alguna recomendación? —María me preguntó y me sentí feliz por no tener que ir al apartamento, desde la última carta estaba recelosa.—No, María. Son ropa y artículos personales, solo deja todo allí en el clóset. Gracias. —Respondí agradecida por su ayuda con esto.—Ah, otra cosa. El Sr. Vinícius pidió que te entregara esto. —María me extendió un sobre y comencé a temblar.Otra carta. ¿Pero dos cartas en un intervalo tan corto? No es posible. Estaba paralizada mirando el sobre. Sentí una mano en mi hombro y vi que la carta era retirada de mis manos.—Déjame esto a mí, Ruiseñor. —Heitor estaba detrás de mí—. No dejes que esto arruine tu día.Pero ya era demasiado tarde, aquello ya había p
"Heitor"Apenas noté el auto de Melissa estacionándose y las chicas bajando y viniendo en nuestra dirección. Melissa era la más entusiasmada de todas y llegó aplaudiendo.—¡Eso es, Sam! Muéstrale a esta zorra que se metió con el hombre equivocado. —Melissa apoyaba a Samantha.—Melissa, ayúdame a separarlas. —Pedí sin saber qué hacer.—¡No las separes, Martínez! Deja que Sam saque las penas de su corazón. —Melissa advirtió—. ¡Sam, pásale la cara de esta atrevida por el asfalto!—¡Melissa! —La reprendí, esto podría acabar muy mal, pero era tarde.Samantha ya tenía a Isabella acostada con la cara en el asfalto, agarrada de sus cabellos y con la rodilla en medio de su espalda. Isabella estaba totalmente inmovilizada y gritaba por ayuda. Pero Samantha tenía fuego en los ojos y restregaba la cara de Isabella contra el suelo.—Escucha bien, puta del infierno, nunca más, nunca más, te acerques a Heitor. —Samantha hablaba alto al oído de Isabella.—Suéltame, suéltame, estúpida, me estás