Mientras la Sra. Mariana me iba dando todas las instrucciones, yo anotaba atentamente cada detalle importante. Habíamos agarrado un buen ritmo de trabajo y así la tarde estaba pasando muy rápido. Me dijo que necesitaba hacer una llamada personal y salió de la oficina, avisándome que el chico del Departamento de Tecnología de la Información me entregaría un celular corporativo que debería mantener siempre encendido.
Poco después entró a la oficina un chico con pinta de nerd, delgado y alto, que se sorprendió al verme:
—¡Vaya! Este... disculpa, ¿tú eres?
Me levanté para atenderlo:
—Catarina Vergara, la nueva asistente del Sr. Mellendez—Me miró de arriba abajo como evaluándome.
—¿Señorita Catarina Vergara?
Le respondí que sí con una sonrisa profesional. Él sonrió y dijo:
—Justamente a ti te tengo que entregar esto—extendió la mano y me entregó un celular nuevo y una tablet—Es tu celular corporativo. El jefe ya tiene el número y el suyo está en la agenda. También está configurado co