Quizás Zack Irissa era el inventor más brillante del mundo, sus inventos habían salvado numerosas vidas, pero para Moira Jineo, era el peor novio. Pasan cuatro años juntos y Zack nunca le dijo amor ni mencionó el matrimonio. Era como si ella fuera sólo una diversión en su tiempo libre. Por eso, cuando queda embarazada, Moira finalmente se cansa de la espera interminable. Encontró el coraje para hacer una propuesta y, como cabía espera, Zack la rechaza sin piedad. Se secó las lágrimas y decidió huir del país, manteniendo en secreto a una hija. Podía soportar el trabajo interminable de Zack y su casa vacía por amor, pero nunca permitiría que su hija siguiera sufriendo todo esto. Ahora estaba en camino a una nueva vida. Lo que no imagina, es que su hija Lutxi también tiene un gran talento para la ciencia e incluso quiere ser una gran inventora como su padre. Después de siete años, cuando se encuentran de nuevo, ¿reconocerá Zack a su hija? ¿Tendrán una segunda oportunidad de ser una familia feliz?
Leer másMoira se acercó lentamente al enorme edifico corporativo donde su novio Zack, el CEO e inventor reconocido como el más joven y el más famoso del país, seguía trabajando a pesar de que todos sus empleados hace tiempo que se habían marchado ya.
El corazón le latía fuertemente en el pecho mientras avanzaba hacia las blanquecinas puertas dobles, y hasta sintió que se saltó un latido cuando finalmente entró a la oficina y vio a Zack trabajando en el proyecto de desarrollo de esa nanotecnología capaz de curar casi cualquier tipo de enfermedad o heridas que lo hizo tan famoso alrededor de todo el mundo. Zack Irissa era prácticamente el hombre más famoso del mundo.Y ella era solo Moira Jineo , una amiga de la secundaria por muchos años, y su novia desde la universidad.
Aunque obviamente la notó entrar, Zack no levantó la cabeza de lo que sea que estaba escribiendo en sus papeles importantes, papeles que seguro para él ahora mismo eran más importantes que ella, su novia de cuatro años.
—Hola, Zack —dijo en voz baja, apretando la correa de su bolso.—Hola, colibrí. ¿Viniste a quejarte de nuevo de que no pude ir a dormir a casa ayer? —masculló con sequedad, escribiendo quién sabe qué en uno de sus papeles.—No… eso ya no me importa. —Se abrazó a sí misma—. Zack, quiero hablar seriamente contigo, así que apreciaría que me prestes atención por una vez —dijo solemnemente después de tomar una gran bocanada de aire y prepararse mentalmente para su respuesta.Él no pareció ni escucharla por unos minutos, mientras seguía firmando minuciosamente lo que sea que tuviera en sus papeles. Finamente, sin embargo, se alejó de sus papeles y bostezó, estirando los brazos por encima de su cabeza. Rascando su oreja con el dedo meñique, por fin se dignó a mirarla.—¿Qué? ¿Vas a terminar conmigo o algo así? —Sonrió burlonamente.—De hecho, me preguntaba si no crees que ya es hora. —Él alzó una ceja—. Hora de… de casarnos.Apenas dijo eso, observó atentamente su rostro para estudiar su reacción. Él se quedó inmóvil y su sonrisa se esfumó, pero no pareció ni feliz ni disgustado, era una completa hoja en blanco. Un poco nerviosa, siguió hablando:—Llevamos cuatro años juntos como pareja y dos años viviendo juntos, así que ¿no crees que ya es hora? Tenemos veintisiete años y una buena relación. —Carraspeó un poco al decir eso, ya que no era del todo cierto. La verdad es que últimamente tenían problemas—. Y creo que este podría ser un momento tan bueno como cualquier otro. Sé que estás ocupado con tu proyecto de masificar tu nanotecnología, pero… el invento ya está creado y aceptado ¿no es cierto? Así que bien podrías, sí bien no parar, ralentizar un poco el ritmo y dedicarte a… a otras cosas.—Por otras cosas quieres decir que me dedique a ti ¿no es cierto? —preguntó con el rostro todavía sin expresión.Ella suspiró.—Más o menos. —Apartó la mirada.—Solo di sí. No hay nada de malo en que quieras mi atención para ti. —Finalmente se relajó, inclinándose hacia adelante, apoyando los codos en el escritorio delante de él—. Nada de malo excepto por el hecho de que no puedo y no lo haré.—¿Qué? —Lo miró boquiabierta ante esa respuesta.Ya estaba esperando sus típicas contestaciones crueles, pero eso fue demasiado despiadado hasta para él.—La verdad es que últimamente también estuve pensando en nuestra relación. —Cerró los ojos, aparentemente relajado por completo—. Han sido cuatro años de buen sexo y todo, pero últimamente las cosas han cambiado. —Llevó una mano a su nuca, masajeándola con cansancio—. Era bueno tener a alguien esperándome con la cena ya lista y siempre dispuesta a pasar una buena noche cuando quisiera, pero creo que a este punto las cosas no van a funcionar mucho más. —La miró seriamente—. Estás más controladora que nunca cuando estoy más ocupado que nunca. Estoy en un proyecto que podría salvar millones de vidas y no voy a detenerme por ti. —Cruzó los brazos, enderezándose y acercándose un par de pasos a ella, pero aun manteniendo una buena distancia—. Toda esta m****a es por la boda de Robert y Franny ¿no es cierto?Ella lo miró sorprendida. Todo este tiempo estuvo escuchando sus palabras crueles sin quejarse ni una vez ¿y de repente decía eso?—¿Qué demonios tienen que ver ellos con esto? —Sacudió la cabeza, confundida.—No creas que me engañas. Estás molesta porque todos nuestros amigos ya se han casado, incluso ese mujeriego y la que solía ser su fiel sirvienta. Vi tu mirada cuando estábamos en la boda, sabía que querías casarte también, solo que no pensé que querrías fastidiarme con eso tan pronto. —Rio entre dientes, apartando la mirada—. Ni hablar, Moira. No quiero casarme todavía, ni nunca, la verdad. Sí no puedes soportar una vida siendo la solterona del grupo entonces deja de perder el tiempo conmigo y búscate otro que pueda darte lo que quieras, porque yo no lo haré. —Ella lo miró con los ojos muy abiertos mientras él seguía con la mirada fija en una pared—. No soy ese tipo de hombre. No puedo darte la vida que quieres —masculló en voz baja, todavía evitando mirarla.Moira apretó la mandíbula, luchando por no derramar las lágrimas que estaban acumulándose en las esquinas de sus ojos. La verdad, había estado esperando que las cosas fueran por este rumbo, solo que no creyó que dolería tanto.—Me ofrecieron un puesto de trabajo en Londres —susurró en voz baja. Lo notó abrir mucho los ojos y mirarla incrédulo, pero rápidamente volvió a su expresión seria.—¿Y cuándo tenías pensado decírmelo? —gruñó entre dientes.—Cuando me rechazaras como el bastardo que eres. —Sonrió amargamente, diciéndole con eso que ya esperaba por completo esta situación y disfrutando un poco ver su sorpresa—. Ya tengo mis maletas hechas, aprovechando que no fuiste a dormir a casa anoche. —Él le frunció el ceño profundamente.—¿Y para qué demonios fue este circo sí te irás de todos modos? —inquirió con irritación palpable en su tono.—Quería darte una última oportunidad, tal vez demostrar que estaba equivocada respecto a ti. —Encogió los hombros, intentando fingir que no era obvio el hecho de que estaba al borde del llanto—. Supongo que debería agradecerte por hacer más fácil mi decisión.Zack la miró en silencio por un momento, antes de soltar una baja y seca risa.—Como sea… fue bueno mientras duró, supongo. —Encogió los hombres—.Supongo que te veré de nuevo en la fiesta de cumpleaños de alguno de tus sobrinos. —Luego de decir eso, volvió tranquilamente a sus papeles y volvió a trabajar como sí nada.Moira apretó los puños, sintiendo una gran punzada de dolor en el pecho, casi asfixiándola ante su fría indiferencia.—Te prometo, Zack, que nunca volverás a verme. —Sonrió amargamente y él se congeló en su lugar, pero no levantó la mirada—. Nunca volveré a molestarte. Puedes estar tranquilo. —Cuando él no dijo nada, cuando ni siquiera se molestó en mirarla, Moira simplemente se dio la vuelta y salió de la oficina a paso firme.Una vez estuvo afuera, las lágrimas finalmente se deslizaron por sus mejillas mientras sacaba un sobre de su bolso y lo abría para observar su contenido con temor una vez más.Positivo a gonadotropina coriónica humana.Cuando ella no entendió ni una letra de eso, su doctora le sonrió antes de traducirle amablemente que estaba embarazada y felicitarla alegremente, ignorante al rostro lleno de horror que puso apenas entendió el resultado del análisis que mandó a hacerse.Sabía que era un mal momento, sabía que Zack no querría esto.Él ni siquiera le dijo que la amaba o confirmó que lo suyo fuera algo más que puro sexo en cuatro años de estar juntos, de hecho, hasta las cosas habían estado tensas entre ellos últimamente, ya que ella por alguna razón estaba más malhumorada y eso… y eso probablemente fuera por el embarazo o algo así. Debieron ser las hormonas, pero el daño a su relación ya estaba hecho.No creía que Zack quisiera esto, tal vez hasta se atreviera a pedirle que no lo tuviera, y no pudo evitar recordar la propuesta de trabajo que le ofrecieron en Londres hace unas semanas, para que colaborara con otros grandes detectives londinenses, ya que ella se ganó fama de la detective joven más talentosa. Aun así, la verdad era que ella amaba muchísimo a Zack, y al menos quería darle la oportunidad de demostrarle que estaba equivocada antes de tomar una decisión drástica.Pero, tal como sospechó, ella conocía demasiado a Zack.Siempre lo conoció demasiado bien.Él no estaba listo para ser padre y tal vez nunca lo estaría, él no estaba listo para quedarse atrapado con ella para siempre. Lo conocía a la perfección, y sabía eso muy bien.Sonriendo para alejar las lágrimas, arrugó el papel y lo arrojó a un basurero cercano, antes de seguir su camino a una nueva vida.Zack, Robert y Sirius entraron a una celda donde dentro esperaba Mandy McNeal, sentada con los brazos cruzados y una expresión fría y calculadora que se desvaneció al ver a Zack, entonces sonrió de una forma que solo podría describirse como desquiciada. —Zack… sabía que vendrías por mí… Intentó levantarse para abrazarlo, pero Sirius se adelantó y la empujó lejos de él, haciéndola chocarse contra la pared. —Te subestime demasiado, Mandy… debí haberme encargado de ti desde mi primera sospecha. —Zack sacó un guante y se lo enfundó en la mano lentamente—. Tú arrojaste a Moira por las escaleras hace siete años, ¿no es cierto? —Ella se quedó en silencio un momento. —No, se cayó sola, yo no… —Calló cuando Zack de pronto le asestó una fuerte bofetada en el rostro. —Mi padre me enseño a no golpear mujeres, y yo nunca fui una persona violenta, pero tú… —Se quitó el guante y lo metió en su bolsillo— tú no eres una mujer. Ni siquiera eres un ser humano… y yo me asegurare de que te trat
Los teleféricos se elevaron en el aire, llevándolos al otro lado del parque, y Zack decidió hacer un movimiento, confiando en la noche maravillosa que pasaron ayer y las sonrisas de complicidad que compartieron en la mañana.—¿Recuerdas la primera vez que estuvimos juntos en este parque de atracciones? —le preguntó sin mirarla, ambos mirando el paisaje a través de la ventanilla, pero ella volteó a verlo de inmediato ante esa pregunta, confundida.—No…—La primera vez que me besaste, fue en una de estas cosas. —Sonrió divertido ante el recuerdo, dejándola con la mandíbula desencajada.—¡¿De verdad?! —Él asintió—. Vaya… no puedo recordarlo… —Su gesto entristeció.—Quizás esto te ayude a recordar. —Se acercó a ella.—¿A qué te refie…? —Calló cuando él la besó de pronto, haciéndola abrir muchísimo sus ojos azules.Pareció a punto de apartarlo, pero él acarició su cuello, frotando su pulgar en esa zona sensible bajo su oído, que hizo a sus piernas debilitarse y casi caer encima de él, rind
Después de presenciar el cursi espectáculo de sus padres abrazándose y besuqueándose en el pasillo como si ellos fueran los adolescentes en la casa, Lutxi decidió dejar su manía de espiar y se escabulló silenciosamente lejos de ellos, subiéndose al techo y mirando la noche estrellada.Esa escena le había confirmado lo que ya sabía: que era una locura que esos dos se divorciaran o estuvieran separados. No sabía ni lo primero ni lo último respecto a cuestiones amorosas, pero había cosas obvias en el universo, como que si mezclas azul y rojo obtienes morado, y que mezclando ácido fluorosulfónico y pentafluoruro de antimonio de la forma correcta podías obtener el llamado "ácido mágico", y que Zack y Moira debían quedarse juntos. Eran cosas obvias para cualquiera… menos lo de los ácidos, quizás.No quería presionar a su madre de ningún modo… ¡pero iba a caer!Rio maliciosamente, pensando en todos los trucos que podría usar para lograr lo que quería. Aunque no le gustaba ser considerada un
Moira estaba indecisa respecto a qué hacer. Recordaba todas las cosas que la separaron de Zack y todas las cosas que la unieron a él, pero apenas y sí recordaba poco más que eso. A comparación de todos los años que pasaron juntos, unos pocos momentos clave parecían insuficientes para hacerla sentir que lo conocía del todo, a pesar de que sí sentía amor y confianza hacia él, no podía ignorar el hecho de que apenas recordaba pocos eventos a lo largo de unos cuantos años en los que estuvieron juntos, cuando llevaban mucho más tiempo conociéndose.Así que, como era tan poco su conocimiento sobre su esposo, Moira no estaba segura de sí era su amor lo que la quería hacer creer en él, o si de verdad era sensato creer en él.Los recuerdos de antes del accidente eran borrosos y difusos, pero los recuerdos de hace solo pocas semanas atrás eran muy claros y aún muy dolorosos. Recuerdos de todos los gritos, insultos y lágrimas eran mucho más vividos que los recuerdos de él pidiéndole perdón, pi
Brandon no se sorprendió ni en lo más mínimo de que la llamada de Zack para llevar a sus hijas a su casa nunca le llegará.Y por la mueca de asco y resignación de Lutxi mientras Lilliana le explicaba a Zoe que podrían ir con sus padres mañana, sabía que ella tampoco estaba sorprendida. Ya imaginaban perfectamente porque Zack no los había llamado. Y, la verdad, en el fondo los alegraba muchísimo.¡Esperaban que esta noche fuera suficiente para que esos dos finalmente se reconciliaran y retomaran su amor!Zoe nunca había pasado una noche lejos de su madre, pero estaba contenta de recibir toda la atención de sus abuelos y tíos, y hasta su hermana mayor quería jugar con ella, cosa que la ponía muy feliz.No hubo lágrimas por no poder ir con su madre, solo se puso un poquito triste cuando Ray tuvo que irse.—Lo siento, pero yo vivo en otro lugar. —El adolescente se inclinó para revolverle el cabello—. Te veré luego, me alegra que te haya gustado mi comida.—Fue delichocha. —Siguió haciendo
Entraron a la casa y él empezó a cocinar algo rápido mientras ella ponía la mesa.Para cuando tuvieron todo listo y se sentaron a comer, ninguno sabía bien qué decir.Finalmente, Zack decidió que todo este silencio y tensión eran absurdos y decidió ir al grano, directo y sincero:—Moira… quiero volver a intentarlo —le dijo decidido, aunque no por eso menos temeroso. Ella abrió mucho los ojos y se quedó en silencio. —Lo estuve pensando mucho… y creo que finalmente entiendo todo. O la mayoría, al menos. —Rio sin ganas—. Definitivamente esto es lo más absurdo e inconveniente que nos ha pasado, pero estás aquí… estás viva, y sigues siendo la misma mujer con la que me casé, la misma a la que siempre amé. —Tomó aire. —Después de pensar que estabas muerta o que eras alguien horrible, en vez de enfadarme por toda la situación debería estar agradecido, y lo estoy, de poder estar aquí contigo… y estaría mucho más agradecido si me das la oportunidad de recuperar todo el tiempo que perdimos. —
Último capítulo