Olivia y Adler son personas totalmente distintas, de pensamientos y mundos diferentes. Un día se cruzan el mismo camino a causa de un accidente y ahí empezará su historia de amor. Ambos se podrán complementar a la perfección pero no todo será color de Rosa.
Leer másOlivia: Estar en este restaurante tan elegante con el señor Hoffmann y su amigo es realmente incomodo. Pero no tenia de otra, debía aparentar ser la mejor novia del mundo si quería ese dinero. Suena feo lo se, suena a que soy una mujer interesada, pero prefiero esto a perder lo único que me queda de mi madre. Con el cheque que me dio hoy pude pagar los meses que debía y pude abrir la Floristeria asi que esto es como un favor al cual tengo que retribuirle. —Cuéntame Olivia ¿como conociste a Adler?—¿Quiere saber la verdad? —el asintió— por embarrarle el traje de pastel. —¿Hablas en serio? —asentí y el empezó a reír— vaya forma de conocerse —miró a su amigo— me agrada. Adler solo se mantenía en silencio mientras tomaba ese vino que se nota que es costoso. La comida de este lugar también lo es, pero nada de esto me llenaba. No hay nada mejor que comerse una hamburguesa con doble queso y papas fritas, eso si es comida. —¿Y que haces Olivia?—Soy Florista, tengo una pequeña Florister
Adler: Miraba el pastel sobre mi mesa, no sabía realmente si tirarlo o guardarlo para dárselo a mi secretaria. Lo tomé y lo metí en la nevera de mi oficina, ahi se quedará hasta que yo decida tirarlo.Aún pensaba en esa mujer y el trato que haría con ella. No pensé que aceptaría tan rápido, se ve que es un hueso difícil de roer, pero no es nada que no pueda solucionar.Cómo ya no tenía nada más que hacer, recogí mi saco para salir de mi oficina e ir hacia mi departamento. Ya era de noche así que los empleados se habían ido. Use mi ascensor privado para llegar al estacionamiento. Ya estando en mi auto conduje hacia mi departamento.Por lo general soy un hombre bastante ocupado y solitario, me gusta estar así, es algo que me ha gustado desde que tengo memoria. Desde, qué mamá me adoptó.Fui adoptado a la edad de seis años, lo recuerdo perfectamente. Estaba en un albergue para niños, estuve ahí desde que nací según me dijo mi madre. Recuerdo comoiad ese lugar era horrible y del trato qu
Olivia: Odiaba mi mala suerte, en serio que la odiaba.. Quería trabajar en paz y ahora resulta que le termine dañando el traje a un mimado millonario que se nota que no tiene una pizca de buena persona. Definitivamente, odiaba mi mala suerte. No quería que esto sucediera así, pero me pasó, ahora sabrá Dios que desea que haga, solo espero que no sea de esos millonarios riquillos que tienen fetiches extraños, porque si resulta ser así, no se lo que seria capaz de hacer. A mi nadie me toca sin permiso. Estaba llegando a mi pequeño departamento, parecia acumiladora compulsiva, habian muchas cajas y cosas que no quería tirar, ya que eran cosas que mamá apreciaba, solo conservé lo que mas amaba y lo demas los vendi en una tienda de garaje, que me sirvió para pagar la cuota de la hipoteca del local. Por suerte todo lo tenia en cajas para que nada se estropeara. El sonido de mi teléfono interrumpió mis pensamientos deprimentes, fruncí las cejas al ver que era un numero desconocido así que
Olivia: Coloque los lirios donde debían estar, en el mostrador, sonreí al verlos tan hermosos y frescos, como debían estar. Luego voltee el letrero de la tienda a "Abierto". —Oli —Maya estaba cantando en su puesto— ¿el pedido esta listo?—Si, vendrán por ellos en dos horas —ella asintió. Miré el pedido por milésima vez desde que entre a la floristería, tenia que estar perfecto para hoy, es un pedido importante. Me senté en mi lugar de trabajo como todos los días, mirando el pasar de las personas desde mi lugar, es aburrido algunas veces estar encerrada en la floristería mirando nada mas que flores y mas flores, a este punto mi olfato se perdería. Tampoco puedo mentir, me gusta la floristería, no por el amor al arte si no porque pertenecía a mi mamá. Después de ella fallecer cuando tenia diecisiete años, el lugar quedó a mi cargo, no ha sido nada sencillo mantenerlo en pie debido a que mamá debía dinero y teníamos que sostenernos para poder vivir y la floristería era lo único que
Olivia:Genial, le había arruinado el traje al dueño de la empresa, bien hecho Olivia, te has ganado el premio a la Idiota del año. —¿Eres ciega?—No pero... —me interrumpió.—¿Entonces porque no te fijas por donde vas? —se estaba limpiando el saco que seguramente vale mas que mi casa. —Fue un accidente ¿de acuerdo? Todos cometemos accidentes alguna ves, ¿usted jamás tuvo algún accidente?—Has dicho accidente tres veces en una oración —cerró sus ojos con fuerza— mejor dime ¿Cómo vas a pagar mi traje?—¿Pagarlo?—¿Eres sorda también? —soltó un bufido— tienes que pagar mi traje. No puedo pagar esa cosa, eso cuesta mas que toda mi vida, bien tengo que buscar la forma de huir lejos de aquí, si eso hare. —Y ni pienses huir —se cruzó de brazos. —Escuche señor Don presidente, no puedo pagarle el traje, ¿sabe porque? Tengo deudas ¿si? Muchas deudas que pagar —recalque la palabra "muchas"—, además, usted puede comprarse la tienda de trajes si lo desea. Esta siendo muy caprichoso. —¿Cap