Adler:
Miraba el pastel sobre mi mesa, no sabía realmente si tirarlo o guardarlo para dárselo a mi secretaria. Lo tomé y lo metí en la nevera de mi oficina, ahi se quedará hasta que yo decida tirarlo.
Aún pensaba en esa mujer y el trato que haría con ella. No pensé que aceptaría tan rápido, se ve que es un hueso difícil de roer, pero no es nada que no pueda solucionar.
Cómo ya no tenía nada más que hacer, recogí mi saco para salir de mi oficina e ir hacia mi departamento. Ya era de noche así que los empleados se habían ido. Use mi ascensor privado para llegar al estacionamiento. Ya estando en mi auto conduje hacia mi departamento.
Por lo general soy un hombre bastante ocupado y solitario, me gusta estar así, es algo que me ha gustado desde que tengo memoria. Desde, qué mamá me adoptó.
Fui adoptado a la edad de seis años, lo recuerdo perfectamente. Estaba en un albergue para niños, estuve ahí desde que nací según me dijo mi madre. Recuerdo comoiad ese lugar era horrible y del trato qué nos daban. Hasta que ella llegó con papá y me saco de ese lugar y le dieron una mejor vida a los demás que niños que habitaban. Me sacaron de ahí junto con una niña que ahora es mi hermana, ambos somos adoptados.
Mi padre es uno de los hombres más ricos de la ciudad, mi madre es diseñadora de interiores, ambos son personas reconocidas y nos dieron a mi y a mi hermana una buena vida ya que ellos jamás pudieron tener hijos y por eso nos adoptaron.
Siempre fui alguien poco hablador, amaba el silencio, el orden y me gusta que las cosas se hagan como yo lo digo, esa es mi personalidad. Soy totalmente distinto a mis padres. También soy poco afectivo debido a las personas que hicieron mi vida un infierno dentro de ese albergue, por eso no dejo que nadie me toque o se me acerque, es algo que no tolero.
Mamá me llevó a un especialista, pero le dijeron que simplemente así soy, así que no le quedó de otra que aceptar mi personalidad. Aun así no dejó de quererme mi tenerme paciencia ya que fui un poco dificil de niño y aun lo sigo siendo de adulto.
Mi padre me dejó la compañía hace tres años después de regresar de Alemania, había ido a hacer una especialización sobre empresas después de graduarme. Quería estar más que preparado para que me dejara a cargo de todo y ahora estoy en las riendas de la compañía.
Los Hoffmann se especializan en ensamblar autos qué son exportados hacia los demás países. Trabajan en este negocio desde hace algunos años pasando de generación en generación. Y yo, soy la persona que maneja la empresa mientras mi padre está disfrutando de su retiro junto a mamá, ambos están viajando por el mundo y debido a ese viaje a mi padre se le ocurrió una genial idea, qué yo tenga una novia.
Desde hace un año me ha insistido en que tenga una pareja, una mujer que me ame y me cuide y con la que tenga que formar una familia.. Me parece algo estúpido, yo no quiero tener una familia, no quiero lidiar con niños o una mujer, yo estoy bien y tranquilo, no necesito nada más. Pero después me entere de que el está enfermo, tiene cáncer y no quiere irse de este mundo sin verme a mi con una familia y feliz.
La sola idea de pensar en la muerte de mi padre que me lo ha dado todo, me hace sentir que debo darle ese último deseo, antes de que se parta de este mundo. Mi madre lo ha llevado a buenos médicos pero ella teme qué el cáncer qué tenga sea severo y no pueda hacer nada, por eso están de viaje, disfrutando de la vida ya que lo único que ha hecho toda su vida es trabajar.
Por eso le propuse el trato a Harrison, mis padres adoran a las chicas sencillas y humildes, ella tiene lo que a mis padres les gusta solo serán unos meses hasta que mi padre mejore o se vaya, quiero que sepa que tengo a alguien a mi lado para que este satisfecho.
Solo quiero que el este feliz, yo no importo, es el quien me importa porque fue quien me crió y me dio el amor que jamás tuve, tengo que regresarle aunque sea un poco todo lo que hizo por mi.
Se que lo que estoy haciendo este mal o probablemente salga mucho peor, pero es un riesgo que estoy dispuesto a correr por el bien de mi padre.
(...)
Después de pensar demasiado, no pude dormir.. Tenía que planear todo a la perfección para cuando mi padre llegara en una semana, pulir a la Harrison para que no cometa algún error y que sea la nuera perfecta que mi padre desea.
Terminé de darle algunos golpes más al saco, ya estaba por amanecer así que terminaré mi rutina de ejercicio para darme un baño e irme a la oficina.
Me quite los guantes y los deje sobre el estante. Me saque la ropa sudada para meterme a la ducha. Me gusta vivir solo, es algo que es parte de mi personalidad, la soledad, así me permite no pensar demasiado y poder meditar en paz. Usualmente vienen cada dos días a limpiar mi departamento, puede que este limpio pero me gusta que este aun más limpio, el orden es lo que me gusta y así debe estar mi vida, en orden.
Después de bañarme y arreglarme, me hice un café mientras revisaba lo que había que hacer hoy. Por suerte no había mucho que hacer así que me enfocaré en hablar con Harrison sobre lo que haremos.
Harrison, fue una muy buena casualidad conocerla de ese modo, debo decir que me molesto mucho su torpeza, porque vaya que es torpe, pero decidí que sería ella la mujer perfecta para que mi padre la viera como su nuera, a él le gustan las cosas sencillas, a pesar de ser un hombre millonario, le gustan las personas y cosas sencillas, algo distinto a mi, yo no soy de ser alguien sencillo, no es lo mio.
Harrison es perfecta, es torpe, pero perfecta para ésto.
Llegué a la oficina y la mayoría de los empleados ya estaban llegando, como siempre mi secretaria bastante puntual.
—Buenos días señor Hoffmann.
—Buen día Elizabeth ¿Algo para hoy?
—Solo tiene una pequeña reunión con el señor Vegas —ella miraba la libreta—, del resto nada más.
—¿Esta listo el contrato?
—Si señor, esta hecho, hice dos copias, esta sellado, solo falta las firmas.
Cómo siempre tan eficiente
—Bien —entramos a mi elevador—, cuando llegue la señorita Harrison, hazla pasar a mi oficina y que nadie nos interrumpa.
—Si señor.
Llegamos al piso de las oficinas, ella se fue a su puesto y yo a mi oficina a trabajar y mirar que el contrato esté en orden. Nada de esto puede salir mal, estoy arriesgando mucho en esto.
Tenía que salir de esto cuanto antes, no puedo perder tiempo en decirle lo que debe hacer o no.
Pude habérselo pedido a Caroline, pero mis padres la detestan, ella es todo lo contrario a los que ellos quieren para mi. Caroline es modelo, también amiga de mi hermana, a veces tenemos encuentros sexuales ya que no deseo tener una relación con nadie. De hecho ninguno la desea, esta bien para mi, no soy de los que el sexo es algo indispensable, eso me da igual, pero a veces es bueno tener a alguien para follar.
Pero si haré esto, esos encuentros casuales, ya deberían terminar, no pienso dañar mi reputación y que la prensa me coma vivo por serle infiel a la mujer que se supone que es mi novia, no pienso permitirlo, para mi, mi imagen lo es todo.
—Señor —Elizabeth entro a mi oficina con una carpeta—, el contrato y las copias.
—Gracias —las tomé.
—La señorita Harrison llegó.
—Hazla pasar, qué no me interrumpan por favor.
—Si señor.
Ella le dio el pase a Harrison, ella entró a mi oficina. Parecía cansada por la forma en que caminaba, ese Jean azul con ese suéter beige no le quedaba nada mal, me sorprende lo largo de su cabello, así lo tiene mi madre.
—Harrison.
—Buenos días señor Hoffmann.
—Siéntate —señale la silla frente a mi, ella se sentó y puso su bolso en su regazo— ¿Porque cambiaste de opinión?
—Tengo asuntos qué resolver, el pago que usted me dará me puede servir.
—Entiendo —hice una pausa—, te haré algunas preguntas, son personales y espero que seas honesta.
Ella solo asintió.
—¿Estudiaste?
La investigué, pero habían cosas que no estaban en el archivo, solo que debe dinero al banco, nada más. Quise hacerle Las preguntas por mi cuenta y ver si es honesta o no.
—No, solo termine la secundaria.
—Bien —lo escribí en mi libreta— ¿hijos? ¿Divorciada?
—No tengo hijos, menos pareja.. Usted me investigó ¿no es así? Debería saber esas cosas.
—Lo hice, pero hay cosas que no investigué porque quiero hacer yo mismo las preguntas —ella asintió— bien. ¿Que sabes hacer?
—Me gustan las flores así que trabajo muy bien con ellas, además de la repostería.. Del resto no se hacer nada más.
—¿Gustos? Que te gusta y que no.
—Hay cosas que me disgustan ahora —sabía que hablaba de mi, puedo notarlo—, no me gusta mentir, tampoco la hipocresía, me la sinceridad, además de tener libertad de expresión.
Pensé que sería fácil, pero me equivoqué, esta mujer será más difícil de lo que pensé.
—Ya después te haré más preguntas.. —me puse de pie— tu función será sencilla, te harás pasar por mi pareja durante cuatro meses.
—Ya lo se pero, ¿Porque me escogió a mi? Se nota que puede tener a la mujer que desee.
—Lo sé —ella rodó los ojos—, pero es a usted a quien quiero.
Sus ojos miraron los míos. Su mirada era intensa, vaya que es intimidante la pequeña.
—Solo será un corto tiempo Harrison, actuaremos como una pareja frente a los demás. Pero después usted puede hacer lo que quiera, no haremos nada que el otro no desee.
—Yo voy a aceptar, pero no voy a cambiar mi personalidad... No seré como esas niñas con dinero, no soy así.
—No tengo problema, siempre y cuando no generes el caos en mi entorno —le deje la carpeta—, ahí esta el contrato, puedes leerlo con confianza.
Ella lo tomó y empezó a leerlo.
En resumidas palabras, tiene que hacer lo que diga, no causar problemas, ser una novia perfecta, no meterse en problemas. También está estipulado qué frente a los demás tenemos que actuar como una pareja que se quiere. Ella tiene que visitarme al menos tres veces a la semana a la oficina. Una cita por semana. También debo recogerla a donde sea que esté, invitarla a la casa de mis padres dos veces a la semana.
Me haré cargo de sus gastos hasta que todo termine, luego al cuarto mes, qué es cuando el contrato finalice, le daré los treinta mil dólares qué yo le iba a quitar por el daño del traje.
Es un trato justo, ella es la que saldrá más beneficiada de ésto. Yo solo lo hago para complacer a mi padre.
—Cuando estés lista, puedes firmarlo.
—Aquí dice qué no puedo decirle esto a nadie —frunció el ceño mientras miraba el papel.
—No puedes —negué y ella me miró—, es confidencial lo que haremos. Nadie puede saberlo.
—Bien —murmuró—, dame una pluma.
Tomé una de mi escritorio y se la di, ella sin pensarlo demasiado firmó el contrato junto con las copias. Luego yo hice lo mismo. Después me senté en el escritorio para ponerle los sellos y guardar los contratos.
—Oficialmente eres mi novia.
—No me gusta como suena.
—Se que no te agrado, creeme tu tampoco me agradas pero eres la indicada para este trabajo —tome mi teléfono e hice una llamada— Elizabeth, prepara un cheque para la señorita Harrison, seis mil dólares.
—Si señor —colgué.
—No necesito su dinero —me miro mal.
—El dinero es para que pagues los meses que debes y puedas abrir la floristería Harrison, si no lo quieres, perfecto, me da igual.
—Está bien —murmuró—, quiero que sepa que hago esto únicamente porque no quiero perder la floristería, no porque usted me agrade. Porque realmente necesito ese dinero.
—Cómo sea —me puse de pie de nuevo, Elizabeth entró a la oficina— recibe el cheque, te veré más tarde.
—¿Más tarde? —frunció el ceño.
—Si, más tarde, espera mi llamada.
—Esta bien —tomó el cheque— lo espero entonces. Y gracias por el cheque, pienso que no era necesario pero gracias.
—No hay de que.
Ella salió de mi oficina junto con Elizabeth. No me conviene que no trabaje, quiero que mis padres sepan que ella trabaja para que no crean que es una interesada. Se perfectamente que aceptó porqué podía perder la floristería qué era de su madre. Tanto ella como yo, saldremos beneficiados con esto.
(...)
Estaba saliendo de la reunión con Vegas, ese hombre es irritante, pero es uno de nuestros mejores clientes, viene cada mes para pedir un auto personalizado y por desgracia no puedo negarme a verlo, ya que paga bastante bien por un auto con su nombre.
—Pero miren quien está aquí, es el viejo Adler.
—Brian —me dio un abrazo— ¿cuando llegaste?
—Ayer, pero no pude venir a verte porque estaba con una linda rubia —sonrió de lado— ¿todo bien anciano?
—Deja de llamarme así.
—Oh vamos amigo, tienes treinta años pero te comportas como uno de setenta —rodé los ojos.
Brian es mi mejor amigo desde la secundaria, es un maldito mujeriego, siempre vive jodiendome con eso de llamarme anciano ya que el y yo llevamos una vida bastante distinta.
—Y tu no dejas de ser un promiscuo.
—Eso jamás —me señaló— hay que vivir la vida hermano, disfrutar de lo hermoso que nos da el universo, en eso está incluido las mujeres.
—Algún día tengo que verte enamorado.
—Eso jamás —se hizo la cruz, no pude evitar reírme— soy un alma libre, todavía no ha llegado la mujer que logre domarme.
—Ya veremos amigo —me senté en mi escritorio, el se fue hacia la nevera.
—¿Esto es un pastel? —me miró y yo asentí— ¡Joder se ve delicioso! Voy a comer un trozo de esta cosa.
Vi como picó un trozo y lo puso en un plato para empezar a comérselo, luego empezó a soltar gemidos al comerlo.
—Esta cosa esta deliciosa, tienes que probarlo.
—No gracias, demasiado dulce para mi.
—Por eso eres así de amargado, te hace falta estas cosas en tu vida —hablo con la boca llena— ¿Quién lo hizo? Para felicitarlo porque esto es lo más delicioso qué he probado.
—Lo hizo mi novia.
Al escucharme empezó a toser, se estaba ahogando con el pastel, rápidamente busco un vaso de agua para beberlo y poder respirar.
—¿Escuché bien? —tomo aire— ¿novia?
—Si, novia.
—¿Pareja? ¿De esas que le tomas la mano? ¿Que van a citas?
—Si Brian.
—Joder, me voy por dos semanas y pasa esto —se sentó frente a mi— explicame más despacito como es eso de que tienes novia. No me digas que es Caroline.
—No es ella —estaba mirando algunos papeles—, mi novia se llama Olivia.
—Me tienes que estar tomando el pelo Adler —lo mire y alce una ceja— ¿es serio?
—Por supuesto que es serio... No jugaría con algo así y lo sabes.
—Pero ¿Cómo sucedió? Dios mío ¿Cómo es posible este suceso? —empezó a reír.
—Deja la tontería Brian, hablo en serio. Tenemos poco tiempo juntos..
—Tengo que conocerla —sonrió y yo negué— Oh vamos hermano, tienes que presentarla ¡soy tu mejor amigo!
—No, no quiero que la molestes.
—Sabes que no me metería con ella —jadeó ofendido—, me lastimas Adler. Pero hablo en serio, no puedo creer que tengas novia ¿Sabes desde cuando estoy esperando esto?
—Qué exagerado eres.
—No exagero y lo sabes, en la escuela no estabas interesado en nadie, en la universidad menos.. Si no supiera que antes te acostabas con Caroline, hubiese creído que eres Gay.
—No digas estupideces, si no estaba interesado en nadie era porque así lo quise, ahora ya tengo novia, es lo que muchos deseaban.
—Aún así, sigue siendo increíble.. Tengo que conocerla.
—Te dije que no.
—Adler por favor —juntó sus manos—, es tu novia.
Conociéndolo, jamás se va a rendir. Así que no me queda de otra que aceptar.
—Bien, la llamaré para decirle que nos veremos esta noche.
—Ese es mi amigo —sonrió—, yo invito la cena. Joder, no puedo creer que Adler Hoffmann tiene novia —reía— tengo que verle la cara a Caroline, se va a morir de celos.
—¿Que te hace creer que tendrá celos?
—Es obvio, le gustas a la creída mayor.. —se cruzó de brazos— como tenían sexo se creía la dueña y señora de todo lo tuyo.. Pero sabía que ella no sería para ti, es demasiado engreída, ya suficiente contigo.
—Yo no soy engreído, simplemente soy así, punto.
—Qué amargado eres —se puso de pie—, me voy, tengo mucho que hacer, más tarde te veo —asentí—, y esto se va conmigo, adiós amigo.
Tomó el trozo de pastel. Y salió de mi oficina. No tenía planeado decir nada todavía pero es mi amigo y merece saber una parte de la verdad.
Tomé mi teléfono y le marque a Harrison. Tardó un poco en atender.
—¿Diga?
—Pasaré por tu casa a las siete, tienes que estar disponible.
—Claro.. ¿Tengo que usar algo? No lo se.
—Cualquier cosa esta bien, iremos a cenar.
—Bien, lo espero entonces, usted sabe mi dirección.
—Okey —colgué.
Espero que Brian no le haga preguntas a Harrison sobre nuestra supuesta relación, porque si lo arruina estaremos en problemas.
(...)
La hora de la cena había llegado, estaba en camino a buscar a Harrison. Vaya qué por donde vive se ve que es el lado oscuro de la ciudad. Jamás había venido a este lugar.
Dejé mi auto estacionado afuera de su edificio, cuando bajé del auto, ella venía saliendo. Traía un vestido marón qué le llegaba a las rodillas botas marrón y una chaqueta encima.
—Hola ¿esperó mucho?
—Acabo de llegar —asintió— entra —le abrí la puerta del auto, luego se subió.
Yo hice lo mismo y conduje hacia el restaurante que me indicó Brian.
—Cenaremos con un amigo, probablemente te haga preguntas un tanto fuera de lugar. No cometas un error Harrison.
—Esta bien y por favor llámeme Olivia —negué.
—Lo haré cuando estemos frente a los demás, a solas serás Harrison ¿está claro?
—Muy claro señor —miro por la ventana.
Mientras más alejados estemos uno del otro, mucho mejor. No quiero que hayan malos entendidos Después y que todo se confunda. Es algo que no deseo realmente.
—¿Porque esta haciendo todo esto? —me miró.
—Tengo mis razones, cuando desee contarte, lo haré. Llegamos.
Estacioné el auto, ella fue la primera en bajarse, luego lo hice yo, me arreglé el saco, ella solo estaba mirando el lugar.
—¿Pasa algo?
—Es un restaurante muy caro —volteo a verme—, jamás había venido.
—Entremos —le tomé la mano, pude ver como se tensó un poco pero después se relajó.
Ambos caminamos hacia la entrada, una mujer nos dio la bienvenida y nos guió hasta la mesa donde estaba Brian, al vernos se puso de pie.
—Qué bueno que llegaste —miró a Harrison—, tu debes ser Olivia, mucho gusto, Brian.
Ella me soltó la mano de forma brusca.
—Un gusto Brian —estrecharon sus manos— Así es, soy Olivia, la novia.
—Eres muy bonita —sonrió el muy idiota— amigo.
Estrechamos las manos y nos sentamos en la mesa , ella lo hizo a mi lado, luego llegó una mujer con una botella de vino.
—¿Te gusta el vino? —preguntó Brian mientras lo abría.
—No —dijo ella—, no me gusta tomar, gracias.
—Pediré un jugo para ti —me miró— ¿Cuál quieres?
—De fresas estaría bien —asentí.
Tenía que comportarme como el novio más amoroso si no quiero que Brian sospeche algo, es mi amigo pero no puedo contarle nada por ahora.