Olivia:
Estar en este restaurante tan elegante con el señor Hoffmann y su amigo es realmente incomodo. Pero no tenia de otra, debía aparentar ser la mejor novia del mundo si quería ese dinero.
Suena feo lo se, suena a que soy una mujer interesada, pero prefiero esto a perder lo único que me queda de mi madre. Con el cheque que me dio hoy pude pagar los meses que debía y pude abrir la Floristeria asi que esto es como un favor al cual tengo que retribuirle.
—Cuéntame Olivia ¿como conociste a Adler?
—¿Quiere saber la verdad? —el asintió— por embarrarle el traje de pastel.
—¿Hablas en serio? —asentí y el empezó a reír— vaya forma de conocerse —miró a su amigo— me agrada.
Adler solo se mantenía en silencio mientras tomaba ese vino que se nota que es costoso. La comida de este lugar también lo es, pero nada de esto me llenaba. No hay nada mejor que comerse una hamburguesa con doble queso y papas fritas, eso si es comida.
—¿Y que haces Olivia?
—Soy Florista, tengo una pequeña Floristería en Queens.
—¿Eres de Queens? —asenti— vaya, cada vez me impresionas mas... ¿Sabes? Me alegra que mi amigo haya conocido a alguien como tu, se nota que eres sencilla, amable, alguien muy distinta a el, vaya que es increible.
El es totalmente distinto a Adler, sencillo y amigable, en cambio don clasista es eso, clasista y egocéntrico, tanto que luche por no conocer a alguien como el y Diosito me lo pone en el camino.
Me pregunto si Adler se habra enamorado alguna vez. Si llegó a tener a alguien más en su vida. o quizá alguien le hizo daño para ser así, o simplemente es parte de su personalidad.
—¿Que te gusta de Adler? Digo, porque algo bueno debe tener mi amigo para gustarte —rió.
—¿En serio le haras esas preguntas a mi novia?
—Por supuesto —le dio un trago a su vino—, alguien tan puro y sencillo como ella —me señalo— tiene que gustarle algo tan.. Tu.
Quería reírme pero debía soportarlo un poco.
—Respondere tu pregunta. Adler es apuesto, no voy a negar que tiene una personalidad de m****a —Brian asintió—, pero tiene sus encantos, muy adentro, pero si los tiene, por algo estoy con el.
Vaya actuación, pero tenia que desquitarme un poco de lo que esta haciendo el don clasista.
—Tu me agradas, lo digo en serio —sonrió— tus padres van a adorarla.
Eso es lo que me preocupaba, sus padres. Esas son personas asquerosamente millonarias, si me conocen ¿seré rechazada? Espero que no, sería una verdadera verguenza.
Pensaba ¿que había de malo? Soy como una chica cualquiera ¿no? Excepto que no tengo dinero, no termine la universidad, suelo roncar en las noches, eso es segun Maya, cuando estoy en mis dias soy insoportable... No, no soy como las demás chicas, además de lo torpe y la mala suerte que me rodea, vaya desastre.
La cena transcurrió con normalidad, Brian es un buen tipo, además de divertido, Adler solo permanecía en silencio, fue como si no estuviera aquí.
—Gracias por la invitación Brian —los tres habíamos salido del restaurante.
—No hay de que Olivia —sonrió—, ya que eres novia de mi amigo, nos veremos mas seguido.
—Claro que si.
—Nos vemos en la oficina Brian, no llegues tarde.
—Como usted diga señor —el rodo los ojos y yo reí— adiós Olivia.
—Adios —Adler me tomo de la mano y me guio hasta el auto.
Se sentía extraño que me tomara la mano de esa forma tan brusca, sinceramente no me gusta. Se nota que no sabe como tratar a una mujer.
—Te llevare a tu casa —asentí.
Pense que estaria aburrida en la cena, pero no fue así, realmente la pase a gusto con Brian y sus chistes sobre perros. Los doce nombres de las chicas con las que llegó a salir al menos una vez. Me sorprende que las recuerde a todas, se nota que es mujeriego.
(...)
Llegamos a mi departamento y lo invité a subir, debo admitir que pensé que no aceptaría ya que el esta acostumbrado a estar en lugares mas caros, pero al final si lo hizo.
No dijo una sola palabra hasta que llegamos a la puerta del mismo y la abrí.
—Lamento el desorden —me quite la chaqueta—, no tengo espacio para poner todas esas cosas.
—No importa —estaba parado en el pasillo, no quería entrar.
—¿Porque no entras?
—Soy claustrofobico, ver esas cajas en tu sala me causa ansiedad, así que me quedaré aquí.
—¿En serio? —asintió— lo siento, no lo sabia.
—No tienes que saber todo de mi Harrison —rodé los ojos— no voltees los ojos, es horrible.
—Eres un niño mimado ¿lo sabías? —me crucé de brazos.
—¿Yo? —se señaló y yo asenti.
—Si, tu.. Me queda claro de que tu y yo no estamos en una relacion, lo se —me cerque mas a el—, pero por eso tienes que tratarme de forma hostil solo porque tu tienes dinero y yo no, porque tanto tu como yo, somos iguales, la única diferencia es el dinero nada más. Y si vamos a hacer esto, hagámoslo bien, yo pondré de mi parte siempre y cuando no me jodas la vida o la paciencia, mira que tengo poca —sonreí—, llevemos la fiesta en paz galán, que tu saldrás beneficiado sea cual sea tus motivos, así como yo que tambien tendre un beneficio de todo esto.
Le dije soy honesta, tengo que ser honesta y además tengo que sacar las garras, noy a dejar que me joda la existencia y tampoco pienso tolerar sus arranques de niño mimado.
—¿Deseas un cafe?
—No pienso entrar a la sala.
—No lo harás —rodé los ojos— iremos a una cafetería que esta del otro lado del barrio —tomé mi chaqueta—, deja las llaves de tu auto, iremos a pie.
—¿Que? ¿A pie?
—Si, a pie su majestad ¿o es que no sabes caminar?
—Claro que se caminar y no me llames asi Harrison.
—Entonces vamos.
Salimos de mi departamento y bajamos hacia la salida, y le indique hacia donde ir. Ma causaba gracia que mirara su auto mientas nos alejabamos, aquí no hay ladrones, creo.
—¿Siempre has vivido aquí?
—Desde siempre —salude a alguien que iba pasando.
Se que lo que hare es arriesgado basándome en la personalidad de Adler, pero tengo que ganarme a este engreído a como de lugar, se nota que es alguien persuasivo, asi que tendre que ser paciente con el. Por mas que me choque su personalidad de hombre poderoso.
Ambos llegamos a la cafetería que estaba del otro lado del barrio, aquí hacían los cafés más deliciosos de Queens. Lo guie hacia una mesa que estaba junto a la ventana.
Negué al ver que limpio la mesa con un pañuelo que se sacó del saco.
—Olivia que gusto verte ¿lo mismo de siempre? —Claire la mesera me saludo tan amable como siempre.
—Si ¿que pediras? —Adler estaba viendo el menú.
—¿No tiene Latte americano con leche? —le preguntó a Claire y ella negó extrañada, yo solo me reí al ver la cara de decepción de Adler.
—No hay, pero hay uno parecido.
—Claro.
—Traes cuatro panecillos dulces, gracias Claire.
Ella se fue con las cartas.
—No como dulce y menos de noche.
—Por una noche no morirás Adler —el miró hacia la ventana.
Qué antipático es.
Por un momento miré su perfil, no puedo negar que es atractivo, cabello castaño claro y barba perfectamente rasurada, nariz perfilada y ojos azules. El típico blanco de las películas de romance.
Claire llegó con los pedidos y sin esperar me tomé mi café negro, joder esto era lo mas delicioso que he probado. Rei al ver a Adler tomarse el café, pude ver como se sorprendio pero lo supo disimular bastante bien. Luego miraba los panecillos.
—Come uno —nego—, sabes que quieres, cómelo princesa.
—¿Me acabas de llamar princesa?
—Lo hice, no quieres comerte el panecillo por miedo a que se estropee tu figura —rei un poco.
—Tu.. eres una.. Odiosa.
—Lo mismo digo amigo.
Tome un panecillo y le di una enorme mordida mientras el me miraba. Tomó uno de mala gana y empezó a comerlo, claro que le gustó por que soltó un sonido de satisfacción al comerlo.
Ahora me daba cuenta de que este hombre puede ser domado con mucha facilidad. Solo espero no estar metiendo la pata.
(...)
A la mañana siguiente.
Estaba terminando de limpiar los estantes para los jarrones que compre ayer con el dinero sobrante del cheque que me dio Adler, anoche hablamos sobre su trabajo cosa que me parecio lo mas aburrido del mundo, aun asi le preste atencion ya que el parecía emocionado al contarme cómo se ensambla un auto o de como los personalizan las personas con dinero.
—Buenos días nena —Maya entró a la Floristería—, necesito que me cuentes quien es ese hombre.
Como siempre, los chismes vuelan en el barrio.
Me reí al verla sentada con las piernas cruzadas mientras mascaba un chicle.
—Se corrio rapido el chisme.
—Escupelo amiga ¿quien era el galán?
—El galán se llama Adler.
—¿Y porque me tuve que enterar por otro lado y no por ti?
—Porque no pense que seria algo serio —murmuré.
—Entonces es serio —asentí— ¡Eso es niña! Te has sacado la lotería —rió.
—¿Que dices Maya? —rei.
—Todos dicen que te trajo en un auto lujoso y que vestía con ropa cara... Dime si eso no es ganarse la lotería —se puso de pie—, eres hermosa nena, disfrutalo.
Rei al verla contonear las caderas de forma exagerada e irse al mostrador para sentarse y leer una revista. No puedo contarle a mi amiga lo que sucede, no puedo estar hablando mis problemas con nadie, no quiero que nadie sienta lastima por mi.
Me concentré en el trabajo ya que llegaron algunos clientes. No quería pensar en nada mas que no fuera mi trabajo.
—¿Usted es la señorita Harrison? —un chico llegó con un enorme ramo de hortensias a la floristería.
Maya le quitó el ramo y lo puso sobre el mostrador.
—Yo soy la señorita Harrison —llegue hasta el— ¿quien las envía?
—Firme aquí —me dio un papel para firmar como recibido, luego se fue.
—Debes gustarle mucho por que te envio tus flores favoritas.
Y si, las hortensias son mis flores favoritas, para mi son las flores mas hermosas que existen en el mundo. Sus colores son una belleza. Tome el sobre que estaba a un lado del ramo y lo abri.
"He pensado en lo que me dijiste anoche, aunque fueron muchas, me quedo clara una de ellas, y es llevar la fiesta en paz ¿que dices? ¿Empezamos de nuevo? -A.H"
No sabia que pensar, no sabia que decir. Pero para mi estaba bien, llevar la fiesta en paz y soportar al engreído de Adler. Busque mi teléfono y le marque, me rei porque lo tenia agendado como Idiota.
—¿Recibiste las flores?
—Estoy bien, ¿y tu? —rodé los ojos.
—Estoy bien, ¿recibiste las flores?
—Las acabo de recibir ¿como supiste que son mis favoritas?
—¿Lo son?
—Sip —las toque con mis dedos.
—No sabia que eran tus favoritas, las envié porque las rosas son lo mas cliché que existe, las hortensias me parecieron mas... Como tu.
—¿Como yo?
—Si, no diré mas.. Debo irme, tengo una Reunión ¿vendrías al medio dia?
—¿Porque tendria que ir?
—Porque no tienes opción Olivia, ven al medio dia.
—Bien Adler, gracias por las flores... Estan hermosas.
—No tardes —colgó.
—Idiota —reí y miré de nuevo las flores, esperemos que de un buen paso en lo que sea que esté planeando.
Puse el ramo dentro de un florero, mas tarde los llevaría a mi departamento. ¿Para que querrá verme? No tiene sentido o bueno si, soy su novia así que tengo que actuar como tal.
(...)
Después de cerrar la floristería, emprendí mi camino hacia el edificio Hoffmann, como era la hora del almuerzo, le preparé algo de comida. Deje mi motocicleta en el estacionamiento y tomé mi casco junto con las tazas. Iba a entrar pero el de seguridad no me dejo hacerlo.
—No puede pasar si no es invitada señorita.
—El señor Hoffmann me esta esperando —miré hacia arriba, vaya que es grande.
—Todos dicen eso —sonrió de lado— váyase antes de que la saque.
—¿Que hacen? —Elizabeth llegó a la entrada.
—La señorita aquí presente quiere pasar, dice que el jefe la espera.
—La señorita dice la verdad —sonreí—, cuando ella venga, ustedes la dejan pasar, ella es la novia del señor Hoffmann.
El hombre frente a mi palideció y sonrió con nerviosismo. Yo por mi parte me sentía la Diosa del universo.
—Pase señorita, el señor Hoffmann la espera —me dio la tarjeta— es la tarjeta de acceso a su oficina.
—Gracias.
Ella se fue para otro lado, supongo que a comer ya que era la hora de la comida. Yo entré al ascensor y coloque la tarjeta de acceso y marque el piso veinte. El ascensor subió hasta el piso de Adler y este se abrió justo al lado de su oficina. Toque dos veces la puerta y el mismo abrió.
—Hola.
—¿Porque tardaste tanto?
Que educado es este idiota.
—Tus gorilas no me querían dejar entrar, Elizabeth me ayudó —le di la tarjeta de acceso.
—Es tuya.
—¿Que? ¿Hablas en serio?
—Con ella puedes pasar a mi oficina cuando quieras, sientete privilegiada Harrison, eres la única persona que la tiene.
—No pues gracias, otra cosa, antes de que hablemos o lo que sea que me digas, traje comida —alce la bolsa con las tazas.
—Oye no..
—No se que comes, pero hice arroz blanco, pollo, papas al horno y ensalada de brocoli y coliflor —puse las tazas sobre la mesa— tambien hice jugo de papaya.
El se había quedado parado en medio de la oficina.
—¿Que haces ahí parado?
—No suelo comer en la oficina.
—Pues vas a comer en la oficina —fui hasta el para tomar su mano y sentarlo en la silla— me esforcé cocinando.
—¿Cocinas?
—Y muy bien señor clasista —me senté frente a el.
—¿Señor clasista?
—Si, eso eres —le puse la traza en frente con una cuchara— come, no es lo que sueles comer en esos restaurantes de cinco estrellas, pero te aseguro que es mejor y mas sabroso.
Saque dos vasos desechables y serví jugo en ellos. El solo miraba la taza, aun así tomo la cuchara y empezó a comer.
—Esta bueno ¿eh? —sonreí.
—Un poco —siguió comiendo—, el pollo si esta delicioso.
—Sabia que te gustaría —empecé a comer—, ahora si ¿Porque querías verme?
—Ah eso, mis padres regresan en dos días de viaje, ya poco a poco estoy dando a conocer que tengo una relacion con alguien, mi mamá me llamo para preguntarme si era cierto así que se lo confirmé. Quieren conocerte.
Casi me ahogo con el jugo. Joder, sus padres ya lo saben.
—¿Hablas en serio Adler?
—Muy en serio —no me miraba, seguía comiendo— por eso estas aquí, necesito saber cosas sobre ti y tu de mi, Mis padres son demasiado metiches por asi decirlo y se que te haran preguntas.. Oye ¿tienes mas pollo?
—Pero.. Siento que es muy rápido Adler.
—Si pero no hay nada mas que hacer... Olivia ¿hay mas pollo?
—Ten —le di mas pollo y el empezo a comer— tus padres son personas importantes ¿no les molestara si te ven conmigo? Ya sabes, solo soy una florista.
—No importa, estarán encantados contigo, así que no te preocupes —miró mi taza— ¿te comerás eso?
—Claro que si —volvi a comer— es mi comida.
Esperaba que sus padres fuesen distinto a el. Seria muy malo tener que toparme con un par de señores creidos y clasistas, creo que no sabría como reaccionar.
Hola lectores, espero que esten bien, aqui les dejo el capítulo de Enamorando al CEO. Espero que les guste. Un placer, Ross.