Olivia:
Aún estábamos cerca, demasiado cerca, no sabía cómo asimilar el hecho de que Adler me había besado. O sea, me besó, el muy idiota me besó.
—¿Porque me besaste?
—Ya lo dije, desde hace días he querido hacerlo, si te molestó pues lo lamento.
—No sonó a disculpa Adler.. No entiendo porqué me besaste si no te gusto, siempre lo dejas en claro.
—Se lo que dije pero, tengo derecho a retractarme ¿no?
—Si pero.. Espera ¿estas bromeando?
—¿Tengo cara de que bromeo? —soltó con fastidio.
—No pero... Escucha, no lo hagas de nuevo, no me beses de nuevo ¿esta claro?
—No —se cruzó de brazos.
El me ha dejado en claro que no le gusto, no quiero ser grosera con el, pero no pienso caer en su tonto juego.
—Quédate conmigo esta noche.
—No puedo quedarme contigo Adler.
—Si te lo pido de por favor ¿Lo harías?
—¿Que tramas?
—Nada Olivia, solo quiero que te quedes conmigo eso es todo, no tramo nada.. Sabes que soy demasiado honesto contigo, solo quiero compañía y ya.
—Bien, pero no dormiré contigo.
—Claro que dormirás conmigo —me pegó a él— pero no pasará nada que no quieras.
—Adler, no juegues conmigo.
—No lo hago, estoy siendo honesto —metió su mano en mi nuca— No soy bueno para expresarme y creo que lo sabes, pero me atres mucho, no me hagas decir más.
Creo que había algo más en ese pollo.
No sabía por que pero no quería apartarme de el. Esto está mal, muy mal. Creo que tengo que mantener distancia.
—No se como haces para convencerme.
—Tengo el poder del convencimiento, vamos a mi habitación, allá afuera se está cayendo el cielo y no te iras así.
Me soltó haciéndome sentir vacía. Tomo mi mano y me guió hacia un pasillo oscuro. Luego abrió una puerta, su habitación era enorme creo que era del tamaño de mi departamento. Me soltó la mano y se fue hacia el closet. Yo sólo fui hasta la ventana, desde aquí se podía ver la cuidad, la vista me parecía impresionante.
No pensé que llegaría a este punto con el, aun me parece abrumador en la sutil forma en que dijo que le gusto, pero aún no le creo, así que no debo bajar la guardia, no puedo dejarme llevar por su cara bonita.
—¿Te gusta la vista?
Di un respingo al escucharlo.
—Puedes avisar que estas detrás de mi —voltee—, estoy pensando en comparte un cascabel.
—¿Tengo cara de gato acaso? —alzó la ceja.
—Más bien de perro —reí.
—Muy graciosa Harrison.
—Harrison —negué— ya no soy Olivia.
—Harrison se escucha mejor, ten —me extendió una ropa— No se si te quede, es de Addison, viene una vez al año y siempre deja ropa.
—¿Cómo se que no es de Caroline?
—Jamás la traje a mi departamento, como te dije, odio a las personas, odio que invadan mi espacio personal, la única que han venido son mamá y Addison.
—Así que siéntete afortunada —imite su voz y el rodó los ojos.
—Muy graciosa, cámbiate en el baño y no toques nada.
Asentí. Se fue a su closet de nuevo, yo me metí al baño, quedé aun más impresionada con el baño, todo era blanco y brillante, había una tina enorme en forma de círculo, al otro lado una regadera qué salía del techo con vidrios transparentes, el lavamanos era largo y había dos qué sobresalían del mismo. El espejo enorme y sobre el lavamanos había de todo, jabones de varios olores, velas, sus cosas para el cuidado masculino. Vaya qué sabe cuidarse.
—¡Adler! ¿Puedo darme un baño?
—Abre la puerta —le abrí— ¿quieres bañarte?
—Es costumbre, me gusta hacerlo antes de dormir.
—Bien —abrió la regadera— el agua está tibia, usa el jabón blanco y no toques nada.
—Como digas —el salió del baño y cerré la puerta con pestillo.
Qué odioso es.
Me quite la ropa y la doblé, por suerte tenía una braga en mi bolso, siempre que salgo, lo hago por que jamás se sabe que pueda suceder. Me tomé la trenza qué Adler me hizo y poco a poco la solté.
Por inercia me toque los labios, aun no podía creer que me había besado, es una locura que el haya hecho algo así.
Me metí a la regadera sintiendo el agua tibia correr por lo cuerpo. Tome el jabón blanco qué me dijo, el olor era de Avena, es como el jabón qué suelo usar.
Enjabone mi cuerpo y después lo saque. Terminé de bañarme y tome la toalla para ponerla en mi cuerpo. La ropa doblada era una pijama de dos piezas, por suerte era de pantalones largos aunque la camisa era de tirantes bastante corta.
Me vestí y me gustó como me quedó, con la misma toalla empecé a secarme el cabello, abrí la puerta del baño. Adler estaba dándome la espalda, estaba quitándose la camisa.
Tiene buena espalda y cintura, supongo que hace ejercicio, digo, es obvio, es demasiado musculoso, demasiado para mí gusto..
—Puedes acostarte si lo deseas —volteó—, me daré un baño.
Pasó por mi lado sin decir nada más, cerró la puerta y luego se escuchó la regadera de nuevo.
Deje la toalla en la silla de la habitación, me subí a la cama y vaya, es más enorme de lo que se veía. Las sábanas son de algodón de color gris. Creo que me parece un poco exagerado dormir con seis almohadas, es una persona pero en fin, ricos.
Me metí en las sábanas, me cubrí las piernas mientras miraba laz luces de la cuidad y la lluvia caer. Por alguna razón que desconozco, no me sentía nerviosa de dormir con el, es como si lo hiciera muy seguido, no me causa incomodidad ni miedo, dado que es el primer hombre con el que duermo sin llegar más allá.
Adler salió del baño. Traía una bata blanca puesta, se estaba secando el cabello y desde la cama podía oler el jabón qué usó. Luego se metió a su closet.
El es de pocas palabras, cosa que no se si sea buena o no.
Luego salió con un pantalón de chándal negro y una camisa en la mano.
—¿Duermes sin camisa?
—Puedo hacerlo si quieres.
—Muy gracioso —rodé los ojos.
—De hecho duermo desnudo —se puso la camisa— pero estas aquí así que no pensaba dormir así.
—Es muy considerado de tu parte.
Se sentó en la cama, cerca de mi.
—¿Te sientes cómoda?
—Aunque no lo creas si, es como si lo hiciera muy seguido —reí un poco.
—Yo estoy casi igual, la única diferencia es que no estoy encima de ti besándote, pero lo demás es igual.
Sus palabras me dejaron muda. Luego sentí mis mejillas arder..
—¿Siempre eres tan directo?
—Por supuesto, me gusta serlo. Suelo caerle mal al resto de las personas pero me importa una m****a, prefiero ser honesto antes que ser un hipócrita.
—No eres honesto con tu familia Adler.
—Eso es otro tema Olivia. Algo distinto.
Tengo que ser honesta, me gusta cuando me llama por mi nombre. Aunque no lo hace seguido me gusta que lo haga.
—Ya que estas en modo honesto, duraste casi diez días sin llamarme, se que me dijiste que estabas ocupado pero no te creo.
—Ah eso, es que estaba ocupado, lo digo en serio, pero habían otras cosas que pensar, poner en orden mis pensamientos con respecto a ti —hizo una pausa—, no me preguntes nada más.
—Bien, no lo haré.
—Ahora a dormir —asentí—, dame un beso.
—¿Que? —reí— ¿hablas en serio?
—Muy en serio, te lo estoy pidiendo y mira que no suelo pedir nada.. ¿Me lo darás si o no?
—No —negué mientras reía.
—Eres alguien muy cruel Harrison —rodé los ojos—, ven aquí, dame un beso.
—En la mejilla.
—No seas mezquina —dijo entre dientes, yo todavía reía— No te rías, no es chistoso lo que digo.
—Te daré un beso en la mejilla, siéntete afortunado.
—No uses mis palabras contra mi, odio los besos en las mejillas, mamá lo hace y es horrible.
Salí de las sábanas para darle un beso en la mejilla, pero el muy tramposo me tomo de la mandíbula y me dio un beso en la boca. No supe como corresponderle pero lo hice después de un rato besándonos. No pude resistirme y me acerque más a él. Maldita sea, besa demasiado bien.
Tengo que resistirme, vamos Olivia, tu puedes.
No, no puedo..
No se como pero me subí a su regazo. El beso se hizo más intenso, mi piel se erizo al sentir sus dedos tocar mi espalda. Si no me detengo ahora puede que vayamos más allá y no quiero eso. Así que me separe de el un poco, nuestras respiraciones se mezclaban y me miraba con intensidad. Joder.
—Es mejor que nos detengamos ahora —asentí de acuerdo con el—, tengo que ser honesto, besas muy bien, mejor de lo que pensaba.
—Deja de decir eso Adler, no podemos besarnos así, no quiero que confundamos las cosas.
—Se lo que tratas de decir.. Lo entiendo perfectamente, pero no puedo evitar no querer besarte —sus manos estaban en mi cintura.
—Tendrás que soportarlo Adler.
—Lo dudo —me dio un corto beso— a dormir.
Me baje de su regazo aun sintiendo sus manos sobre mi cintura Dios ¿Cómo voy a dormir con el a mi lado?
Adler se fue a su lado de la cama, movió algunas almohadas y se acostó.
—No pasará nada así que no temas.
—No tengo miedo Adler.
—Si claro, y a mi me salen raíces de la Nariz.
—Ahora usas mis palabras —reí.
Moví las demás almohadas y me acosté a su lado, había una distancia entre nosotros bastante prudente. Tome unas de las almohadas y las puse entre mis piernas para poder abrazarla, cerré los ojos al oler el perfume de Adler sobre la almohada.
—Buenas noches Olivia —murmuró.
—Descansa Adler —ya estaba a punto de dormirme.
(....)
Moví mi cuerpo solo un poco, palpe un poco la cama y abrí los ojos, Adler no estaba en la cama, mire hacia la ventana y aun seguía lloviendo, aunque ya había amanecido.
Me senté en la cama para tallarme los ojos, ahora caigo en cuenta de que dormí con el, no sucedió nada pero joder, dormí con un hombre. Aún podía sentir los besos de Adler en mis labios, definitivamente tengo que poner distancia porque si no, yo saldré lastimada y eso no puede suceder.
Salí de la cama para luego salir de la habitación, todo del departamento estaba a oscuras. Escuché unos gemidos ahogados a lo lejos así que fui a investigar, la curiosidad siempre puede conmigo, debería dejar ese hábito.
Con mucho cuidado abrí la puerta, Adler estaba dándole golpes a un enorme saco, estaba de espaldas, sin camisa y sudado. Así será de grande este departamento qué tiene un gimnasio personal.
Lo deje tranquilo y yo fui a la sala a buscar mi teléfono. No había llamadas o mensajes, lo típico porque nadie me llama ni se puede preocupar por mi ya que no tengo a nadie. Guardé mi teléfono y me dirigí hacia la cocina a preparar café. No se si estoy haciendo lo correcto porque soy una invitada, pero necesito un café, si se molesta pues correré el riesgo.
Adler venía con una toalla en la cabeza, al verme frunció el ceño.
—Hola.
—Hola ¿quieres café? —asintió—, Estaba a punto de hacerlo, pero no se donde está la cafetera.
—Detrás de ti —señaló el lugar— despertaste temprano
—Si, es una costumbre —asintió.
—Pasa el fin de semana conmigo.
¿Porque tiene que ser tan directo? Este hombre.
—No —le dije.
—Vamos Harrison, te llevaré de viaje.
—¿De viaje? —asintió— ¿A donde?
—A donde quieras.
—No puedo, tengo una floristería por atender, no puedo darme el lujo de irme así como así.
—¿Me harás usar la fuerza? —lo mire sin entender, como tenia su teléfono en la mano, hizo una llamada— Elizabeth, buenos días, necesito que me hagas un pequeño favor... Consigue dos personas para que atiendan una floristería el fin de semana, qué sean de confianza, yo les cubro el sueldo... Perfecto, me llamas cuando lo consigas —colgó— hecho, no hay excusa ahora.
—¿Porque haces eso? —me molestaba su actitud.
—Quiero que vayas de viaje conmigo, Elizabeth se encargará de todo, solo acepta, no me hagas insistir —puso cara de fastidio.
—Eres desesperante ¿Lo sabias? —me crucé de brazos.
—Y tu una lunática, estamos a mano —miró su teléfono— tu escoge dónde ir, yo me encargo del resto.
—Adler —fui hasta el— ¿Que es lo que esperas de todo esto? Tenemos una relación, pero no somos nada ¿qué pretendes?
—Ir de viaje con mi novia, solo eso —se encogió de hombros—, somos adultos Harrison, nos besamos anoche, más de una vez —desvié la mirada—, qué importa que suceda después.. Iremos de viaje, punto.
—No siempre te saldrás con la tuya Adler.
—Siempre lo hago Harrison, nos iremos en dos horas, así que dime a donde quieres ir para hacer todo desde ahora.
Me va a insistir hasta que diga que si, asi qué no tiene caso que lo contradiga.
—Bien, quiero ir a Disneyland —le dije.
—¿Hablas en serio Harrison? De todos los lugares que existen en el mundo ¿Disneyland?
—Me dijiste que escogiera así que lo hice.. Me llevarás a Disneyland. Pero no iremos solos, llevaré a mi mejor amiga conmigo.
—¿Qué? Ni lo sueñes —negó— No pienso llevar a nadie más.
—Entonces olvidalo Adler —fui a la cocina de nuevo.
—Pero era para estar los dos solos.. —lo sentí venir detrás de mi. Yo queria reirme.
—Voy a llevar a mi mejor amiga y punto —encendí la cafetera—, si no estas de acuerdo, entonces olvidado.
No quería ir sola con el. Si tanto desea que vaya de viaje con el, que acepte mis condiciones, ya bastante he aceptado las suyas, que son muy tontas a mi parecer.
Desde niña siempre quise ir, pero mamá jamás tuvo dinero así que no pudo llevarme, quiero llevar a Maya porque ese era nuestro sueño desde que éramos adolescentes así que si Adler me lleva, la llevo conmigo.
—Brian, vamos a Disneyland —sonreí al escucharlo—, no me preguntes nada, alista tus cosas, te espero en el aeropuerto en dos horas... Haz lo que te pido.. Bien —suspiró— iremos a Disneyland.
—Llevame a mi departamento para buscar mis cosas —el asintió—, gracias.
—Agradeceme con un beso, por ahora.
—No haré tal cosa Adler —el rodó los ojos— ten tu café.
Ahora que lo pienso, estaré en Disneyland con Adler por un fin de semana completo.. Dios ¿en que me he metido?
(....)
Después de desayunar, Adler alistó su maleta con lo necesario mientras llamaba para hacer la reservación. Me presentó a las dos personas que van a atender la floristería y les di algunas indicaciones para todo, les dije donde estaba la libreta de los precios de todo, fueron muy amables en aceptar.
Adler los amenazó de una manera algo pasiva agresiva, de que debían mantener todo en orden, o los iba a despedir y demandar si llegase a faltar dinero.
Llamé a Maya para decirle que iríamos a Disneyland, por supuesto que ella se emocionó al saberlo, le dije que nos esperara en el aeropuerto para el viaje.
—Deberías botar todas estas cajas —Adler se quedo en el pasillo— si quedas atrapada en una de esas puedes morir.
—No digas esas cosas, no puedo botar nada, todo eso era de mi mamá, haré mi maleta.
Fui a mi habitación y saque la maleta del closet, metí en ella lo necesario para el viaje y cosas de uso personal, mi pasaporte, identificación y todo lo demás.
Me cambie rápido por algo más cómodo y salí de la habitación con la maleta en mano. Como es fin de semana no llevaré mucho.
Adler llevó mi maleta mientras que yo cerré todo con cuidado y fui detrás de él, después de llegar a su auto, subí al mismo y el subió la maleta.
Se que será un buen fin de semana. Iré a donde siempre quise ir y estaba un poco agradecida con Adler por hacer realidad el sueño de mi niña interior.
—Adler —me miro de reojo— Gracias por el viaje.
—No hay de que, te digo algo desde ya, no me haras comer dulces ni usar tonterías.
—No prometo nada.
—Hablo en serio Olivia.
—Yo también hablo en serio Adler —reí— vamos sonríe un poco.
—No.
—¿Por que no?
—Odio sonreir.
—¿Hay algo que no odies? —pregunté con un tono de fastidio.
—Hay algo que no odio, qué descubrí hace poco. Son dos cosas de hecho.
—¿Y que son?
—El pollo que preparas, qué es delicioso —rodé los ojos— y tus labios.
Siempre tenía una respuesta para todo. Vaya hombre. No se que pretende con todo esto, pero estoy segura de que no voy a caer. Tengo que resistirme a sus tontos encantos.