Alexander
Sonreí como un idiota mientras observaba las fotografías que había recibido. En ellas aparecía ese tipo, consumiendo drogas y dejando en evidencia su estilo de vida caótico. No quería dejar cabos sueltos, así que me aseguré de que las fotografías fueran claras y que no hubiera confusión entre él y su hermano gemelo. Mandé a Aleric, uno de los hombres más confiables que he entrenado desde que abrí mi agencia de guardaespaldas, a seguirlos y tomar más imágenes. Aleric no decepcionó. Me entregó un informe detallado.
—Ambos hermanos son prácticamente idénticos, señor, pero uno de ellos tiene un defecto en los ojos.
—¿Un defecto en los ojos? —pregunté, frunciendo el ceño mientras hojeaba los papeles.
—Sí, parece que tiene estrabismo, o algo parecido. Por eso siempre usa gafas de sol para disimularlo —respondió Aleric, señalando las fotografías en las que aparecían los gemelos juntos.
Eché un vistazo más detenidamente. En una de las imágenes, el gemelo con la mirada perfec