Mundo ficciónIniciar sesiónSu madre fue asesinada y su hermana fue abandonada a su suerte en las calles. Diez años después, él regresó, no como el niño que ellos dejaron atrás, sino como el rey de la guerra, listo para hacerlos pagar a todos.
Leer másLas calles de Ravenmoor estaban inusualmente tensas esa tarde.Convoyes de vehículos blindados negros se abrían paso por el tráfico como tiburones en aguas abiertas. Sus ventanas estaban polarizadas de un negro intenso, sus movimientos eran silenciosos y sincronizados, como depredadores en formación.En cada matrícula había un solo emblema dorado.El emblema del rey de la guerra.Dentro de uno de los vehículos del frente, un soldado puso uno de sus dedos en el auricular. —El objetivo ha cambiado de dirección. Repito: la ubicación del rey de la guerra ha cambiado. Ahora se dirige hacia el Restaurante Palacio Esmeralda.—Redirige a todas las unidades —salió la fría y automática respuesta del telecomunicador—. Quiero que haya vigilancia en el restaurante en cinco minutos. Ciérrenlo discretamente. Sin alarmas ni pánico. No debe ser molestado por nadie.—Sí, señor.El convoy hizo un giro en U en el cruce, sin encender las sirenas, mientras las ruedas rozaban suavemente el asfalto y s
—¡Mírame a mí! —gritó Harrison, mostrando la pantalla de su teléfono como si fuera una reliquia sagrada. Su voz era arrogante y su postura segura. —Conozco al señor Cooper en persona. Lo voy a llamar ahora mismo.Sonrió, esperando las exclamaciones de asombro y la admiración. Pero nada de eso llegó.En cambio, Drax se apretó los nudillos y avanzó con la calmada amenaza de un depredador. —Bastardo —rugió—. ¿Cómo te atreves a insultar a mi jefe en mi presencia? ¿Acaso quieres morir?Sus ojos estaban encendidos y con una palabra más de Harrison, habría hecho que se comiera el pavimiento.Pero antes de que Drax pudiera lanzar un golpe, una mano le agarró el brazo.—No desperdicies tu fuerza —dijo Jaden fríamente, con la mirada firme y cortante—. No te metas en el fango con los cerdos. Solo te vas a manchar tú, y ellos lo disfrutarán.Se volvió hacia la salida, con la voz calmada pero autoritaria. —Vamos.Harrison no estaba dispuesto a terminar. Todavía no. Así que pulsó el botón de
Mientras Jaden y Drax salían del imponente edificio Gravesend, el ambiente detrás de ellos seguía ardiendo con una calma tensión. Las enormes puertas de cristal se cerraron con un sonido, encerrando el caos que acababan de crear. Drax se mantuvo en silencio, pero su mirada se desvió hacia el lado, alerta como siempre.Luego...—¡Jaden! —lo llamó una voz familiar.Jaden giró la cabeza y vio a Hannah corriendo hacia él, con una mezcla de preocupación y alivio en el rostro. Su larga coleta se balanceaba detrás de ella como una bandera de urgencia. Clara la seguía con pasos más elegantes, mientras sus tacones golpeaban suavemente el suelo, con los brazos cruzados y una expresión inescrutable.—¿Dónde has estado? —jadeó Hannah cuando llegó a él—. Te hemos estado llamando todo el día. ¡De repente desapareciste!Jaden le dio una sonrisa calmada y dijo: —Me ocupé con algo importante.—¿No se supone que debías estar en la Plaza Musical? ¿En el ensayo? —preguntó.—Sí, estábamos allí —resp
—Tú... —La voz de Williams se quebró y luego se endureció llenándose de veneno—. Puedes ser fuerte, pero te advierto: si intentas interrumpir la llegada del rey de la guerra, yo mismo te mataré.La multitud murmuró al mencionar ese nombre. Incluso los mercenarios más atrevidos se pusieron pálidos al oírlo. El nombre del rey de la guerra era sagrado y temido en todo Ravenmoor, como si fuera el nombre de un dios vivo.Williams exhaló, tratando de mantener la compostura. Se enderezó el saco del traje, se ajustó los botones de oro de sus puños, y su expresión pasó de la agresividad a la calculación.—No tengo tiempo para entretenerme contigo —Movió la muñeca—. Dime... ¿cuánto quieres?Jaden no respondió de inmediato. En cambio solo lo miró, con los ojos inescrutables.Williams apretó los dientes y pensó: “Estos malditos locos deben estar haciendo todo esto por dinero. Tiene que ser eso. Si esto llega a escalar, el rey de la guerra me enterrará a mí y a toda mi línea familiar”.La ten
Un pesado silencio se había abatido sobre el lugar, y la multitud se quedó petrificada como si fueran estatuas.Williams avanzó con un paso lento y deliberado. Sus zapatos negros chapotearon levemente en el charco de sangre mientras se arrodillaba junto a la inerte figura cubierta por una sábana blanca, la cual tenía la mitad empapada de un tono rojo.Con una mano temblorosa, apartó la sábana.Y su mundo se detuvo.—¿Peter...?Su voz se quebró y el escalofrío que lo recorrió no era por el viento.Era Peter, su último protegido, su heredero elegido y el futuro del apellido Gravesend. Sin embargo en aquel momento, había sido reducido a un cadáver destrozado.—No... no, no, no —rugió Williams, con el rostro distorsionado por la rabia y el dolor. Apretó los dientes con tanta fuerza que los músculos de su mandíbula se contrajeron y preguntó: —¿Cómo pudo volver... a pasar esto?Acercó un poco más el cuerpo de Peter y la cabeza del muchacho se balanceó sin vida en sus brazos.Unos dí
—Señor Williams... se ve tenso —dijo Oscar, mostrando una sonrisa fingida —. Si tiene algo más urgente que atender, no dude en marcharse. Yo puedo ocuparme del recibimiento.Williams no lo miró y solo replicó: —¿Qué podría ser más importante que recibir al rey de la guerra?Su voz era suave, incluso cortés, pero era imposible no notar la ironía que había debajo. Ambos hombres sonreían, pero ambos se odiaban en silencio, pues así funcionaba el mundo de los negocios, muchas veces con la hipocresía de por medio.Oscar se ajustó los puños de la camisa y dijo: —Por supuesto, después de todo, es su empresa.—Correcto —dijo Williams, girándose ligeramente hacia él —, el Grupo Gravesend le pertenece a mi familia, así que, naturalmente, me corresponde a mí mostrarle el debido respeto a alguien de su... clase.Aquel comentario incomodó un poco a Oscar, por lo que su mandíbula se contrajo, y aunque mantuvo la sonrisa, su silencio decía más que las palabras.“Mentiroso, estás sudando porque
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