El señor Alex se agachó y delicadamente ayudó a Mary a ponerse de pie, colocando una mano de apoyo en su espalda baja. Su voz se volvió suave, casi seductora.—No te preocupes, Mary. Deja que mis hombres se ocupen de ese lunático. Ven conmigo, te llevaré a un lugar seguro.Mary lo miró y sonrió tímidamente, y agarrando su brazo como si fuera indefensa, le dijo: — Gracias, señor Alex, eres muy amable. Ahora me siento mucho mejor.Por otro lado, Xavier, el cual en ese momento aún estaba en el suelo, traqueó su cuello brevemente y agarró su bastón, y mientras avanzaba lanzó un gruñido, pues se sentía lleno de confianza al saber que el apellido Thornfell lo respaldaba.—Eres un bastardo arrogante —gruñó entre dientes — Te has metido con la gente equivocada. Con los Thornfell apoyándome, tu muerte ni siquiera será una nota al pie de una página.Xavier lanzó el bastón con una fuerza mortal, apuntando directamente hacia la cabeza de Jaden, pero este no se inmutó, en cambio, se quedó sent
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