De vuelta en el Miracle Avenue, Jaden disfrutaba de su almuerzo junto con Selena y su familia, aprovechando un momento maravilloso y de calidad familiar.
Por un instante, todo fue normal. Pacífico. Entonces, el celular de Vane emitió un tono de llamada estridente y molesto.
Vane se sobresaltó, casi tirando el tenedor. Extendió la mano hacia el celular, que seguía vibrando sobre la mesa. Un solo vistazo a la pantalla lo dejó paralizado.
Entreabrió los labios.
—¿Qué demonios? —murmuró—. ¿Elias?
Ese nombre bastó para atraer todas las miradas en la habitación. Selena levantó la mirada con una ceja alzada. Nora se detuvo a medio bocado. Incluso Jaden, tranquilo como siempre, se limpió la boca con una servilleta y miró con calma hacia allá.
Vane se quedó mirando el celular como si se hubiera vuelto material radiactivo.
—¿Por qué carajos me llama ahora?
—Porque entraron en pánico —dijo Jaden con suavidad. Su tono era bajo, pero ocultaba una firmeza de hierro—. Es por la píldora. Se lo dije. T