—Yo... —Ana dejó a la mujer con la palabra en la boca, ella se dirigió al despacho de su esposo y miró al hombre alto que no se dignó ni siquiera en mirarla.
—Tormenta. —Kalen se puso en pie. —¿Qué haces aquí? —Ana endureció el gesto.
—Visitando a mi esposo, ¿Hay algo malo en eso? —Dejó la comida de lado. —¿Por qué llamaste a limpieza a esta hora? Jamás cambias tu rutina. —Kalen le dio un beso en la cabeza, su corazón marcha demasiado rápido.
—Hice un desastre en el baño, solo necesitaba verlo limpio. —Ana miró la puerta cerrada y asintió, ¿Debe ella hablar de lo que siente? ¿No será una pesada y dramática? —¿Qué sucede? —Kalen dejó de respirar por el gesto de su mujer.
—Nada, solo tengo hambre. —Dijo desviando la mirada y tomando su comida. —Espero que puedas darme algo de tiempo. —Kalen soltó el aire y arrastrando una de las sillas, se sentó a su lado.
—¿Cómo está mi bebé? —Le acarició el vientre. —¿No has tenido náuseas? —Ana lo sintió muy tenso, como si todo lo hiciera forzado. ¿Q