Ana suspiró profundamente, arrastrando los pies como siempre se metió al baño para asearse, debe preparar a su hija para enviarla al colegio, mantiene ocupada y cuando tiene tiempo libre le fascina encargarse de su bebé, ahora tiene el tiempo que no tenía antes y lo aprovecha para dedicárselos a su familia.
―Dios. ―Susurró llevándose la mano al vientre y bostezando. ―¿Se han movido? ―Cayó en cuenta al sentir nuevamente los pequeños movimientos. ―Cielo. ―Corrió fuera del baño. ―¡Se han movido! ―Kalen quien estaba dormido, despertó alarmado por los gritos de su mujer.
―¿Qué sucedió? ―La recorrió con la mirada.
―Se han movido. ―Le llevó la mano al vientre. ―Ahora sí se siente bien. ―Kalen al sentir el pequeño golpecito la miró con ojos grandes, él está realmente impresionado.
―¿Esos son los movimientos? ―Ana asintió con una enorme sonrisa en los labios. ―Se están moviendo. ―Colocó la otra mano, para él es una experiencia única. ―Mis hijos se mueven. ―Agrandó la sonrisa realmente