―No digas eso. ―A Osi se le cristalizaron los ojos al verla tan decaída. ―Sabes que no es así, tú lo hiciste todo por ese niño. ―La obligó a que la mirara. ―Venia de la calle, donde la vida es jodidamente dura. ―Ana sollozó. ―Sabes que no siempre se puede ganar y no siempre podemos hacer que las cosas salgan como lo deseamos. ―La ayudó a sentarse para colocarse a su lado y abrazarla. ―Pero no puedes ponerte así cuando otros niños necesitan de ti. ―Besó su cabeza. ―No pudiste hacer nada más por Abraham, pues hiciste todo lo que estaba a tu alcance, pero ¿Qué sucede con los otros niños? ¿Acaso no merecen tener todo de ti? ―Ana se estremeció por el sollozo.
―Pero yo quería ayudarlo a él también. ―Le hizo saber.
―Y lo estás haciendo, permitiendo que se encarguen de las cosas es tu manera de ayudar ahora mismo. ―Le sonrió con cariño. ―No todo está perdido, nadie te ha dicho que dejarán al niño a su suerte, solo están evitando que quedes en el fuego cruzado, Kalen no está de acuerdo y yo