Kalen y su equipo se movilizaron. Ana quería estar ahí, ver a la cara a esa mujer insufrible que no ha parado de intentar hacerles daño, pero la tensión era demasiado y se vio obligada a irse a casa para cuidar de sus hijos.
—Mami. —Stormi corrió a abrazarla. —¿Por qué me sacaron del colegio antes? —Quiso saber.
—Yo te envié a buscar, ¿No te ha gustado la escapada, cariño? —Stormi sonrió con malicia.
—Me has salvado de un examen, mami, eres la mejor del mundo. —Ana carcajeó, su hija es una descarada. —¿Salimos de compras? —Lo pensó. —O mejor vemos pelis, necesitas descansar para que mi hermanito esté bien. —Ana acarició su vientre, eso le hará bien.
—Perfecto, lo haremos en mi habitación, ve adelantándote, yo llevaré los chuches. —Le guiñó.
—¡Sí! —Chilló corriendo.
Ana quedó seria al instante, está demasiado nerviosa, ¿Qué tal si hay más infiltrados? ¿Estará ella segura ahí con su hija? ¿Acaso debería encerrarse y no salir hasta que Kalen llegara a casa? Sí, es justo lo que hará.
Yend